Un amor que rompe cadenas

¿Alguna vez has escuchado o dicho alguna de estas frases? “¡No puedo hacerlo!” “¡Mi circunstancia no mejorará!” “¡Él/ella no cambiará!” “¡Ya perdí la cuenta de cuántas oportunidades le he dado para que cambie!” “Seguir esperando… ¿Y para qué?” “¿Y existirá algo mejor?”

En ocasiones, la sombra de la duda incrementa los pensamientos de incertidumbre e impaciencia y finalmente éstos sobrepasan a aquélla. ¿Qué tal si sientes que ya has soportado y esperado lo suficiente, y estás a punto de darte por vencida?

“No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Mas el justo vivirá por fe.” Hebreos 10:35-36

Esos pensamientos de desánimo pudieran venir con frecuencia a tu mente, siendo más continuos en este mes en que comercialmente se celebra el amor y la amistad; te llenas de cuestionamientos y sientes que ya no tienes fe en esa persona o circunstancia.

Te pido que me acompañes por un viaje a redescubrir un amor que rompe cadenas. Los eslabones de la falta de fe, de la duda, desconfianza e impaciencia son rotos por el gran amor de Cristo que nos hace libres. Y al recibir nuestra identidad junto a Jesús, somos copartícipes de esta libertad que cubre multitud de faltas:

  1. Cristo es el reflejo del verdadero amor sacrificial, pues soportó la carga de nuestros pecados, por amor, por medio de Su gracia. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.” Juan 3:16
  2. Las promesas de Dios nos transforman de adentro hacia afuera de manera tal que podemos confiar en la providencia de Dios, pues ahí radica la verdadera seguridad, “Y conocerás que yo soy Jehová, que no se avergonzarán los que esperan en mí.” Isaías 49:23
  3. Frente a cualquier circunstancia, lo esencial es que nuestra fe descanse en la Palabra escrita de Dios para que nuestro principal enfoque sea examinar el ejemplo de Cristo y Su llamado a que vivamos con un corazón confiado en lugar de dejarnos controlar por nuestras emociones, No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Romanos 12:2
  4. Abracemos la realidad de la gracia sin medida, el amor incondicional y la esperanza redentora por medio de Cristo para dar los primeros pasos fuera de la sombra de la incertidumbre e impaciencia.
  5. Identifiquemos aquellas circunstancias desencadenantes de duda, enojo e inquietud y los efectos destructivos que tienen sobre nuestras relaciones y la manera en que expresamos amor.

Solo entonces viviremos más allá de las sombras de la duda por medio de Aquel que rompe toda cadena, Cristo.

Finalmente recordemos, “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser…” 1ª Corintios 13:4-8

¿Cuáles circunstancias que desencadenan el pecado de la duda, incertidumbre o impaciencia están afectando tu relación con otros? ¿Por qué no le pides al Señor que rompa esas cadenas y descansas plenamente en Cristo? ¿Cómo puedes hacer cambios y mostrar  el amor de Cristo en tus relaciones?

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Este artículo procede del Ministerio Aviva Nuestros Corazones ® www.avivanuestroscorazones.com 

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Sobre el autor

Natalie Mariel Castillo Franco

Natalie Mariel Castillo Franco

Natalie está casada con Jordano y juntos tienen a Elena, el milagro que Dios les entregó. Ellos están comprometidos en ser una familia que glorifique el nombre de Dios.

Natalie ha abrazado el diseño de Dios en su vida, en … leer más …


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