El noviazgo es confuso, parece así especialmente como cristianas. Deseas casarte, pero llegar allí parece difícil. Puedes intentar tener citas, pero resulta muchas veces ser incómodo, complicado o lo que no esperabas. No quieres que las emociones te guíen, pero ¿qué pasa si tus afectos están ahí para un chico que «no es el indicado»? ¡¿O Qué pasa si no los tienes para un «buen chico»?!
Este blog no se trata de cómo tener un noviazgo o cómo encontrar un esposo, sino de cómo encontrar satisfacción de nuestros deseos en Cristo en nuestra soltería.
El noviazgo en diferentes edades
Muchos entablan relaciones serias a los 20 años y, si no terminan en matrimonio, se convierten en rupturas dolorosas. Cuando yo tenía 20 años no tuve novio, en realidad, nadie me invitó a salir. Luché con preguntas como: ¿No seré bonita? ¿Qué pasará conmigo? ¿Cuándo será mi turno de casarme? ¿Cómo podré encontrar al indicado para mí? E incluso cedí al pecado pensando que podría conquistar a los chicos, sabiendo muy bien que estaba probando el método mundano, solo para quedarme con un sentimiento de vacío.
¿Te han dicho que haces muy bien en estar contenta en la soltería aunque por dentro no lo sientes así? Es difícil admitirlo, pero ellos tienen razón. Ellos son las personas que siempre hacen esos comentarios a los que nos gusta poner los ojos en blanco en nuestras mentes:
- «Encuentra satisfacción en esta temporada».
- «Valdrá la pena esperar, Dios tiene el control».
- «No vivas para ti misma, encuentra formas de servir».
- «Aprovecha al máximo la temporada en la que estás».
Nosotras, las solteras, sabemos que la lista sigue y sigue (son consejos buenos, sí, pero no lo que siempre queremos escuchar). Sin embargo, nos podemos dar cuenta que todas estas declaraciones no solo se nos dicen a ti y a mí como mujeres solteras, se las dicen a todas las mujeres en todas las circunstancias y etapas de la vida.
El salmista Asaf se dio cuenta de que Dios no es solo su herencia celestial, sino también su deseo terrenal.
«¿A quién tengo yo en los cielos sino a Ti?
Fuera de Ti, nada deseo en la tierra.
Mi carne y mi corazón pueden desfallecer,
Pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre».
-Salmo 73:25-26
Es increíble ver todo el bien y la perspectiva que recibió Asaf cuando fue a la casa de Dios y se acercó a Él. «Cuando pensaba, tratando de entender esto, fue difícil para mí, hasta que entré en el santuario de Dios...Pero para mí, estar cerca de Dios es mi bien; En Dios el Señor he puesto mi refugio para contar todas Tus obras». -Salmo 73:16-17, 28.
Mis 30 años tomaron un giro diferente, aunque no me casé de inmediato, los chicos comenzaron a invitarme a salir. Fue halagador, pero rápidamente descubría que no iba a funcionar cuando profundizaba y los conocía. Entonces mis preguntas se convirtieron en: ¿Seré demasiado quisquillosa? ¿Tendré expectativas demasiado altas? ¿Los estaré intimidando de alguna manera? ¿Estaría bien tener una cita en línea? ¿Me casaré alguna vez? ¿Me quedará alguien? (Sé que es extremo, pero mis pensamientos podían volar rápidamente si no los tomaba cautivos).
Escuché a menudo: «Cuando seas mayor, simplemente lo sabrás» o «No saldrás mucho cuando seas mayor». Así que, cuando salí con un chico durante más de un año, a mediados de mis treinta, comencé a preocuparme si no debería estar en la relación porque duraba más de lo debido, ya que somos «mayores». Me di cuenta de que estaba tomando esos dichos comunes como si fueran la Palabra de Dios, ¡pero no están en ninguna parte de las Escrituras! Tuve que aprender incluso a dejar de lado las opiniones que sostenía más altas que la verdad de Dios.
Entonces, ¿qué deberíamos hacer las hermanas solteras?
El secreto
Elizabeth Elliot dijo: «El secreto es Cristo en mí, no yo en un conjunto diferente de circunstancias».1
Al convertirme en una creyente y seguidora de Cristo Jesús por la gracia de Dios al final de mi adolescencia, me encontré rodeada de increíbles amigos piadosos que me motivaron a enfocarme y buscar a Cristo por encima de todo. Así que, eso es lo que hice. Me enamoré de Jesús. No podía tener suficiente de Su Palabra, estudiando las Escrituras, cantando canciones de adoración, todo lo cual fue un gran gozo. Sí, a veces todavía me sentía descontenta por ser soltera, pero mi amor por Cristo creció más.
«Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por Él lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo». -Filipenses 3:8
Una pregunta que me hago a menudo para cualquier deseo de mi corazón es: ¿estoy bien en no obtener esto (contarlo todo como pérdida) para poder ganar a Cristo? A veces admito que no creo que cualquier cosa cuente como una pérdida, pero me dirijo a Dios en oración y le pido que me satisfaga de la manera que solo Él puede.
«Y mi Dios proveerá a todas sus necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús». -Filipenses 4:19
Cuando anheles intimidad, profundiza en Su palabra. Me asombré de la intimidad que experimenté con Cristo a medida que aprendía más verdades de las Escrituras y crecía mi pasión por la oración, que no podría decir que haya experimentado antes con ningún otro amigo o persona.
No fue hasta que me encontré contenta con la soltería que Dios finalmente me dio un esposo. Fue más diferente a lo que pensaba que sería, pero encontré el gozo profundo en Cristo porque era el plan y el control de Dios, no el mío. En medio de toda la confusión del noviazgo, realmente puedo decir que lo único en lo que me he sentido segura es en Jesucristo, mi Salvador y ¡esa es la clave!
Me casé hace un par de semanas y estoy muy agradecida de cómo el Señor me moldeó y me acercó a Él primero ante él, mi esposo terrenal. Oro lo mismo por ti, hermana amada.
1(Elizabeth Elliot, in David Howard, “The Intrepid Missionary Elisabeth Elliot,” Wall Street Journal, June 25, 2015)
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