Todo en la vida de los cristianos se trata de Jesús. Hablamos de Jesús.
Presumimos de Él y twitteamos sobre Él.
Pero miremos cuidadosamente a la vida de Jesús para considerar si realmente somos como Él o no.
Él no fue políticamente correcto.
Él no se ocupaba de los ricos y poderosos.
Él no hacía las cosas porque siempre se hubieran hecho de una manera en particular.
Él hablaba en parábolas.
Se levantaba realmente temprano para orar.
Se acostaba realmente tarde orando.
Tenía muchos momentos a solas con Dios.
Rechazaba rendirse a la popularidad.
Regularmente controlaba las masas recordándoles que seguirlo significaba la muerte
Reclutó las personas menos conocidas y menos llamativas para ser Sus amigos más cercanos.
A veces se reunía con las prostitutas y pecadores del pueblo.
Nunca comprometió la verdad.
Advertía sobre las cosas o personas que podrían distraernos de Él.
Daba cuando parecía que no tenía nada qué dar.
Esperaba que Sus amigos más cercanos dejaran todo por Él.
Si Jesús tuviera una cuenta de Twitter, me imagino que sería de las primeras por toda la publicidad. Me imagino que hubiera aumentado los seguidores cuando se esparciera la noticia de que estaba sanando a muchos.
Pero en la medida en que las personas lo conocieran, pienso que Sus seguidores habrían descendido dejándolo solo, uno a uno, hasta que no quedara nadie.
Espera—no es solo mi sentir. En realidad ocurrió así. Él murió en una cruz solo por ti y por mí. ¿Realmente qué tanto nos parecemos a Él?
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Este artículo procede del Ministerio Aviva Nuestros Corazones ® www.avivanuestroscorazones.com
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