Este artículo fue publicado por primera vez en la página de internet de Boundless, un ministerio para jóvenes adultos cristianos, y está basado en un mensaje que Carolyn compartió en el 2012 durante la Conferencia Nacional «Deseando a Dios».
En la publicación anterior, les comentaba que todos los creyentes estamos llamados a formar nuestro conocimiento, de manera que nos permita discernir sabiamente a través de una práctica constante donde nos preguntemos si lo que hacemos es correcto o no ante los ojos de Dios; esto nos lleva a seguir adelante en el proceso de santificación a través del cual alcanzamos madurez espiritual o somos apartados para un propósito santo.
Y quiero continuar dirigiéndome a las hermanas solteras porque hay algunas áreas comunes que deben vigilar para distinguir el bien del mal. Hoy profundizaremos en el egocentrismo y lo secreto.
Discernir sobre el egocentrismo
Una muy sabia amiga mía observó que los adultos solteros se vuelven emocionalmente atrofiados cuando no nos hemos empujado a nosotros mismos a amar sacrificialmente. Amar y servir a los demás es la manera de crecer semejantes a Cristo. Aunque el matrimonio y la familia no garantizan madurez, ciertamente crean la oportunidad para ello. Por tanto, los adultos solteros que anhelan adquirir madurez deben buscar oportunidades para darse a sí mismos aun estando frente a un sinfín de oportunidades para ser egoístas.
Soy una persona orientada a las tareas, por lo que he colocado recordatorios en mi calendario, mes por mes, para pensar acerca de diferentes formas de servir a los demás. Es una triste verdad: ¡he convertido mis relaciones en recordatorios de quehaceres! Pero si no lo hago, cada una de las cosas por hacer en mi calendario sería acerca de mi persona. Al pensar de manera intencional a quién voy a servir, al planear para lograr metas de otros, y al colocar recordatorios de oración por las necesidades de otros, estoy dando pequeños pasos para combatir el egocentrismo.
Nuestras oraciones son un excelente barómetro de nuestro egocentrismo. ¿Empezamos a orar glorificando y dando gracias a Dios? ¿Están nuestras oraciones llenas de peticiones para Su pueblo? ¿Nos hemos desbordado en acción de gracias por las oraciones contestadas antes de presentarle nuestras peticiones?
El egocentrismo es difícil de medir por nosotras mismas, quizás imposible. El Espíritu Santo nos lo puede revelar a través de Su Palabra, pero necesitamos asumir que tenemos grandes puntos ciegos. Tener una persona orando por nosotras y rendir cuentas, tener alguien que tenga acceso directo a tu vida y tus pensamientos, puede resultar de inmensa ayuda para esta evaluación. Contar con más de una persona para estos fines sería genial también. Menciono la oración y la rendición de cuentas porque la gracia y la verdad necesitan estar igualmente presentes.
También recomiendo retiros de oración periódicos para evaluar con seriedad tu calendario y tu chequera. Los registros de cómo inviertes tu tiempo y tus ingresos a menudo representan una reflexión objetiva acerca de tu madurez espiritual. Luego, te recomiendo compartir esa información con una o varias personas allegadas a ti, que tengan una mayor madurez espiritual y que puedan aconsejarte sobre estos temas de forma que puedan darte retroalimentación sobre tus resultados, así como compartirte ideas acerca de cuáles áreas podrías cambiar. Esta es una excelente forma de cultivar la humildad cuando escuchas a otros darte su punto de vista acerca de cómo inviertes tu tiempo y tu dinero.
Discernir sobre lo secreto.
A través del Nuevo Testamento, la verdad es descrita como luz que rompe en medio de la oscuridad. Debemos estar dispuestas a vivir en la luz. Como nos dice Juan 3:20-21:
«Porque todo el que hace lo malo odia la luz, y no viene a la luz para que sus acciones no sean expuestas. Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que sus acciones sean manifestadas que han sido hechas en Dios».
Las adultas solteras tienen que escoger vivir en la luz. Esa es la verdad para cada creyente, casado o no. Pero considero que es más fácil para las adultas solteras vivir su privacidad y nutrir el pecado en secreto. Incluso estando en viviendas compartidas, es fácil desaparecer y no ser vistas. Aun así, todo lo que pensamos que estamos haciendo fuera del dominio público es visto y conocido por Dios, y Él lo trae a Su luz para que podamos experimentar el perdón que ya hemos recibido en Jesús. Sin embargo, Satanás quiere que permanezcamos en las sombras, alimentando nuestro pecado secreto, de modo que pueda usar nuestras acciones para atraparnos y menospreciar el nombre de Cristo.
La madurez espiritual reconoce la gravedad que existe al esconder cosas a otros: hábitos, relaciones, debilidades y tentaciones. Pero tenemos estas luchas en común. Me he comunicado con cientos de adultas solteras desde que empecé a escribir y a dar charlas acerca de la soltería hace más de diez años, y solo puedo pensar en dos personas quienes nunca han tenido el deseo de casarse. El resto de nosotras lucha con esperanzas no cumplidas, tentaciones sexuales, deseos de intimidad y fantasías peligrosas. A medida que traemos esas cosas a la luz, empezaremos a aprender que la gracia del Señor es suficiente para elegir lo que es correcto, aunque sea difícil.
Finalmente, de las múltiples cosas que necesitamos aprender a medida que maduramos, lo más importante sin duda alguna es: qué esperar como premio. Puede que algunas no reciban ese matrimonio o familia que anhelan en esta vida. O, en el caso de muchas adultas solteras, puede que este anhelo se tome más tiempo de lo esperado. Sin embargo, pase lo que pase, no pienses que has recibido menos que cualquier otra persona. El premio supremo no es casarnos con otro ser humano. El premio supremo es Cristo. Él te ha apartado para Él mismo.
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