Entrégale tus cargas al Señor, y él cuidará de ti;
no permitirá que los justos tropiecen y caigan.
Salmo 55:22 (NTV)
Quisiéramos saber cómo fue la primera semana orando los salmos para tus hijos. ¿Pudiste escuchar Su dulce voz trayendo paz y descanso a tu alma ansiosa? ¿Te recordó que Él está en control de la vida de tus hijos y que los ama de una forma mucho más perfecta, santa y sabia de lo que jamás podrías Tú amarlos?
Continuemos hoy depositando todas nuestras cargas y ansiedades en el regazo de nuestro Padre Celestial que tiene cuidado de nuestros hijos a quienes Él creó para Sus propósitos.
Salmo 139:4-8 (NTV)
4 Señor Tú sabes lo que mi hijo dice o deja de decir incluso antes de que lo diga.
Aunque yo no puedo estar allí escuchando cada una de sus palabras, Tú conoces si ellas te glorifican a Ti, o no. Te ruego que inclines su corazón a Ti y que Tu Palabra esté en su corazón para que de esa abundancia hable su boca.
5 Tú vas delante y detrás de él. Pones Tu mano de bendición sobre su cabeza.
Aunque él esté lejos de mí, Tú no estás lejos de él, yo puedo estar a miles de kilómetros de distancia pero Tu Palabra me da la certeza y la seguridad de que nada le tocará sin que Tú lo permitas. Eres su escudo por delante y por detrás.
Tu Palabra dice que Tú haces llover sobre justos e injustos, y aunque mi hijo se apartara de Ti, Tu gracia común lo cubre, Tu misericordia y bondad pueden alcanzarlo.
Puedo confiar en que Tu buena mano traerá a su mente (su cabeza) las palabras que han sido sembradas en su corazón a través de los años.
6 Semejante conocimiento es demasiado maravilloso para mí, ¡es tan elevado que no puedo entenderlo!
Como madre que siempre ha estado allí con su hijo, cuidándolo, aconsejándolo, guiándolo, es demasiado maravilloso pensar que en los momentos de la vida en que no estoy a su lado, pueda haber UNO que nunca lo dejará ni abandonará, que lo cuidará mucho mejor de lo que yo pueda imaginarme hacerlo, y que aun cuando yo parta de este mundo seguirá estando para Él, respondiendo oraciones que hice mientras estuve viva. Esta verdad es demasiado elevada para mi mente limitada.
Gracias Señor porque no se trata ni de mi fidelidad ni de la suya, sino sola y exclusivamente de la TUYA.
7 ¡Jamás podría mi hijo escaparse de Tu Espíritu!
¡Jamás podría huir de Tu presencia!
Dame la paz de saber que aunque esté lejos de mí, no puede escaparse de Tu presencia, aunque él quisiera huir de Ti, de Tus enseñanzas, de Tu Presencia, nunca lo logrará. Tu Presencia, Tu mirada de amor, de cuidado, de Tu fidelidad, de Tu protección siempre lo acompañarán.
8 Si sube al cielo, allí estás Tú; si desciende a la tumba, allí estás tú.
Tú no pierdes a los que son Tuyos, aunque mi hijo llegare al lugar más alto y encumbrado y cediendo allí a la tentación de olvidarse de Ti, no le será posible porque no hay lugar tan alto en este mundo donde Tú no estés. Y aunque cayera en lo más profundo del lodo cenagoso, aunque su alma cayera como muerta en delitos y pecados, aún de allí puedes Tú rescatarlo y hacerlo volver en sí, cual hijo pródigo.
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