Día 5: Y perdónanos nuestros pecados mamá…
"Y perdónanos nuestros pecados."-Lucas 11:04. LBLA
Justo en el momento en que la epidural se desvanece, la culpa te golpea (tu instinto natural de madre puede superar la culpabilidad un par de horas...... te lo has ganado.). A veces tenemos a madres culpándose por tonterías. He tenido que trabajar mi culpa por darles a mis hijos demasiadas golosinas, por protegerlos demasiado, por no valorarlos lo suficiente y por no dejarlos tener un perro. Estos son delitos menores. El mejor recurso es simplemente dejar fuera la culpa.
Pero hay delitos mayores que cometemos como madres. Delitos tan grandes que me atrevo a llamar pecados. A veces me acuesto con ellos. No importa que me justifique, diciéndoles que el heladero sólo suena la campana cuando se da cuenta que ellos están fuera, esa no es la verdad (¡Pero para mí, es conveniente!). Mi ira hacia mis hijos a veces me asusta (y a ellos). Me quejo. Reclamo. Y de acuerdo a la Palabra de Dios, todos estos son pecados que me separan de mis hijos, y en última instancia, de Dios.
Jesús sabía que íbamos a pecar. Cuando El nos enseñó a orar, nos dio una solución simple para aliviar nuestras culpas, pedir perdón.
Modo de Hacerlo: Escríbalo.
Escribe una lista de los pecados que has cometido como madre. Luego déjala descansar. Pídele a Dios que te revele otras áreas de pecado que ni siquiera pudieras tener en cuenta. Escribe lo que te venga a la mente. El objetivo no es crear una lista exhaustiva que resuma todos los pecados que has cometido. Igualmente, el objetivo no es tampoco confrontarte con el pecado de manera que amontones más culpa. El objetivo es ser realistas sobre el hecho de que todos pecamos, y a veces la maternidad trae un conjunto único de tendencias pecaminosas.
Ahora, simplemente tienes que orar por esa lista. Pídele a Dios que perdone tus pecados. Tira la lista a la basura de inmediato. Han sido perdonados. Haz el hábito de reflexionar sobre el pecado todos los días y pedirle perdón a Dios frecuentemente.
Oración de una Madre: Jesús, yo soy una pecadora, y no puedo dejar de pecar. Gracias porque Tu gracia no se agota. Por favor, perdóname por los pecados que he cometido hoy, y dame la sabiduría para dejar de lado las expectativas que no puedo cumplir como madre.
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