Día 27: Hablando de las pequeñas cosas…
“Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios." Filipenses 4:6 LBLA
Mi hijo de dos años y medio de edad, amaba su chupete. Se había cambiado a una cama de chico grande; sus esfínteres estaban entrenados, pero se apegaba a ese pequeño pedazo de plástico permanentemente. Le rogamos, lo sobornamos, lo amenazamos, pero él no se rendía.
No puedo decir que oraba específicamente sobre el chupete, pero sí trato de cubrir todos los aspectos de la crianza de los niños en oración. Cuando estoy ansiosa, oro. Cuando estoy agotada, oro. Cuando me siento incómoda con una transición o un nuevo reto, oro. Le llevo todo a Jesús, porque no puedo soportar la idea de la maternidad sin Él, y porque quiero que Él esté en el centro de mi papel de madre.
Una mañana estaba adorando al Señor, cuando sentí una dirección muy clara en mi corazón: "Hoy es el día de quitarle el chupete."
No fue físicamente que me vi instada a dar este paso —esta parte de mí estaba tan agotada que no podía soportar la posibilidad de perder más horas de sueño a consecuencia de eliminar el chupete. No fue mi lado racional tampoco —esa parte se lo hubiera quitado hace mucho tiempo. No pudo haber sido mi lado emocional —que temía las lágrimas que estaba segura vendrían del pequeño niño que tanto amo. Sé que suena extraño, pero creo que el Espíritu Santo estaba empujándome a quitarle el chupete en ese mismo momento.
Por lo tanto, lo hice —y no tengo otra palabra para describir el milagroso resultado.
Claro, mi hombrecito derramó algunas lágrimas, se rebelaba en contra de mi decisión como si estuviera de luto por la pérdida de un buen amigo. Él tomó su siesta a la perfección, y sólo pidió el chupete una o dos veces. Se fue a la cama sin lágrimas. Sin lamentos. Sin gritos. Sin arrojar nada.
¡Ustedes como madres saben lo grandioso que es esto! Todo el asunto me hace preguntarme, "¿Qué quería Dios decir cuando dijo que podía confiar en Él para todo?"
Filipenses 4:6 dice: “Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios." (Énfasis añadido)
¿Todo? ¿En serio? Supongo que una parte de mí siempre asumió que en este versículo "todo" significa, todo lo espiritual, o todo de lo que siento vergüenza de hablar en mi clase de la escuela dominical. Pero todo, ¿todo? Creo que nunca creí que Dios se preocupaba por las cosas insignificantes de mi vida, como quitar un chupete.
Debido a que no fue necesario librar una batalla por dejar un chupete muy querido me ha hecho tomarle la Palabra a Dios. Esto me hizo pensar que realmente El se preocupa por todos los rincones de mi vida y que puedo realmente confiar en Él en todos los detalles.
Ciertamente, eso no quiere decir que todas las batallas se puedan ganar tan fácilmente, pero sí significa, que Dios está con nosotros mientras atravesamos cada prueba que nos presente la maternidad, no importando qué tan grande o tan aparentemente insignificante sea.
Modo de Hacerlo: Recuerda dar pequeños pasos de fe.
¿Qué hay de ti? ¿Hay evidencia de que Dios se preocupa por las " pequeñas cosas " en tu vida? Si eres madre, ¿puedes pensar en un momento en el que Dios te ayudó en alguna área que te hacía sentir ansiosa o insegura? Escríbelo en los márgenes de tu Biblia junto a Filipenses 4:6 como un recordatorio de que como madre debes confiar en Dios con los "chupetes".
Oración de una madre: Señor, gracias por la promesa de que puedo echar mis preocupaciones sobre Ti, como alternativa a la ansiedad. Ayúdame a confiar en Ti cada vez más, con las pequeñas cosas de mi familia que me hacen sentir preocupada, molesta o estresada.
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