Día 19: Tiempo de la Vid
“Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. "Juan 15:4 -. 5 RV
Como madres, tenemos la tendencia a pensar que hacer algo por nosotras mismas es egoísta. Esta mentalidad deformada a menudo da como resultado el que nos descuidemos, nos tensemos al máximo, y seamos incapaces de hacerle frente a las exigencias de la vida familiar. Cuando nos negamos a tomar tiempo para recargarnos, estamos rechazando la posibilidad de fomentar relaciones que vivifican, y quizás lo más peligroso sea que al negarnos a tomar tiempo para conectarnos con Jesús, nos secamos como una rama separada de los nutrientes de la planta.
En el primer día de este cambio de imagen, te recuerdo que tu tiempo con el Señor no tiene que ser en quietud. Cultivar una relación con Jesús no tiene por qué significar largos períodos de silencio antes de que salga el sol. Pero Dios nos llama a buscarle en oración, a tener hambre por Su Palabra y a leerla con frecuencia, para adorarle, para servirle, y para trabajar en ser más como El. Esas cosas no van a suceder por accidente, y requieren intención de nuestra parte, sobre todo por el aumento de las demandas de la maternidad.
Estos versos de Juan 15:4-5 son un recordatorio de nuestra última fuente de fortaleza. Jesús es la vid; somos sólo ramas. Jesús es capaz de dar fruto en nuestras vidas y en las vidas de nuestros niños, pero solo somos conductos para el cambio. Apartadas de Él no podemos hacer… Nada.
Para tener una verdadera transformación, necesitamos un cambio radical de las prioridades. Con frecuencia trabajamos como tontas tratando de mantener la casa limpia, los niños en orden, y nuestro programa familiar dominado. Tratamos las cosas eternas como si fueran opcionales. Tendemos a decir que vamos a orar y estudiar la Palabra sólo si encontramos el tiempo. La Palabra de Dios nos insta a tener en cuenta que a menos que estemos aferrados a la vid, nada podremos hacer… Incluyendo esas cosas que en nuestra maternidad parecen tan urgentes.
Modo de Hacerlo: Planta de Recordatorio.
Coloca una pequeña planta en un macetero en algún lugar que puedas ver con frecuencia, como la ventana de tu cocina o baño. En el macetero con un marcador, escribe Juan 15:4-5. Léelo con frecuencia como un recordatorio de que nutrir tu relación con Jesús debe ser tu prioridad. Sin eso te garantizo que te marchitarás.
Oración de una madre: Jesús, gracias por la abundancia que viene de aferrarse a Ti. Sin Ti, no puedo manejar las responsabilidades de la maternidad, pero cuando me aferro a Ti, puedo ser fructífera. Gracias por esta promesa. Enséñame a aferrarme.
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Este artículo procede del Ministerio Aviva Nuestros Corazones ® www.avivanuestroscorazones.com
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