Reto de 30 días para madres | Día 18

Día 18: Cuando todo falle, tira harina

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tenéis tribulación; pero confiad, yo he vencido al mundo." (Juan 16:33 LBLA).

Realmente había tenido un mal día. Ya sabes, uno de esos días en que todo lo que puede salir mal, sale mal. Mi niñito de 2 años había regado demasiadas cosas, mi bebé demandaba mucho mi atención, la comida se quemaba en la estufa, y mi casa lucía como si una bomba de juguete hubiera estallado. . . Después de un rato las cosas pequeñas parecían enormes, y empecé a sentirme muy estresada y frustrada. Mi sangre empezó a hervir. Quería hacer estallar mi cabeza. Quería gritarle a mi familia. Quería acurrucarme en el sofá y sentir lástima de mí misma. Yo quería revolcarme en la idea de que Dios no me había dado un puntapié. Sin embargo, no lo hice. En lugar de eso tiré la harina.

Me explico.

Cuando nos sentimos estresados ​​y demandados  al máximo, hay un montón de maneras destructivas en las que podemos responder. Podemos atacar a nuestros esposos e hijos. Podemos medicarnos con  alimentos, yendo de compras, o con el Internet. Podemos poner nuestras esperanzas en relaciones humanas que nos tranquilizan. Podemos recurrir a sustancias como las drogas o el alcohol, en busca de un aliciente para contrarrestar la depresión. Nos podemos desahogar. Podemos aislarnos. Podemos caer en la desesperanza. O podemos aferramos a la verdad de Dios y encontrar una manera de seguir adelante.

Cuando el día se puso súper estresante, me sentí  que empezaba a creer las mentiras del enemigo. Mis problemas parecían insalvables. Sentí un estrés inmanejable. Sentí a mi familia como el enemigo. En lugar de arremeter o perder el control, he encontrado una manera de controlarme. Agarré el enorme cubo de harina que estaba usando para cocinar, lo  arrastré fuera,  llamé a mi marido y mi hijo. Nos turnamos lanzándonos harina unos a otros, y al rato nos reímos tanto, que el estrés al que nos enfrentamos simplemente se desvaneció.

Cuando todo estaba dicho y hecho (nos tomó una hora barrer toda la harina), recordé que vivir la verdad de Dios es una elección. El estrés es parte de la vida. Los  días malos vendrán. La derrota y la desesperación siempre llamarán a las puertas de nuestro corazón. Podemos reaccionar de manera que nos haga daño a nosotros o a nuestra familia, o podemos encontrar la manera de seguir adelante y  aferrarnos a la esperanza que Dios nos ofrece en su Palabra.

Tú no tiene que tirar harina para manejar  el estrés. Puedes dar un paseo, llamar a un amigo, ir a recoger flores, tejer, dibujar, cantar, bailar. . . las posibilidades son infinitas. El punto es hacer algo constructivo que te permita tomar un respiro y obtener una perspectiva fresca.

 ¿De qué  maneras constructivas te gusta eliminar el estrés?

Modo de Hacerlo: Crea un frasco  anti-estrés. 

En una hoja de papel, escribe las alternativas a formas poco saludables de lidiar con el estrés. Incluye varios pasajes de la Escritura que te conforten y  calmen, oraciones que puedas hacer cuando el nivel de estrés se eleve, y actividades simples que puedan alejar tu mente de los problemas. Los ejemplos pueden incluir soplar burbujas, salir a caminar, poner un poco de música de adoración, o cocinar tu receta favorita. Incluye algo que sea poco probable que hicieras en circunstancias normales como rodar por una colina, hacer una fiesta de piscina en la bañera, o cantar un karaoke en la sala de estar.

La próxima vez que tu válvula de presión se eleve debido a la tensión máxima, saca una hoja y elige responder con gracia, bondad y serenidad.

Oración de una madre: Jesús, Tú me advertiste que mis días tendrían problemas, y sin embargo, siempre me sorprendo cuando las cosas no salen a mi manera. Ayúdame a insistir en elegir la paz que Tú me  prometes, en lugar de actuar en formas que no Te glorifican.

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