“Te he escrito confiando en tu obediencia, sabiendo que harás aún más de lo que te digo”. Filemón 21
Imagina por un momento que un día la persona que te asiste en los quehaceres de tu hogar se marchara sin decirte que no piensa volver; pero no solo ha dejado de avisarte, sino que además se llevó consigo uno que otro objeto de valor.
Al día siguiente te levantas y esa persona no llega. La llamas por teléfono y no responde, simplemente desapareció: te traicionó y te robó. Pasado un tiempo das por olvidado el asunto, hasta que un día suena el timbre y al abrir la puerta te sorprendes al verla con un rostro compungido pidiendo perdón y que leas una carta que te ha enviado una fiel y entrañable hermana en Cristo rogándote que la recibas y trates bien, debido a que se ha arrepentido. ¿Qué harías? ¿La recibirías?
Esto precisamente fue lo que aconteció a Filemón; aparentemente Onésimo su esclavo le había robado y huido. Dios en Su perfecto plan permitió que fuera apresado en la misma cárcel en que estaba Pablo, donde se arrepintió cuando se le predicó el Evangelio. Una vez cumplida su condena, Pablo lo envía de vuelta a su amo, con una carta pidiéndole que lo reciba ¡Qué sorpresa para Filemón!!
Pablo apela a la fe y obediencia de Filemón pues debido a su testimonio de vida sabía que podría perdonarle y hacerle bien, ya que conocía su amor y fe hacia el Señor Jesús (ver 5) los que eran evidentes aún a los hermanos (ver 7), además sabía que su compromiso con el Señor era mayor, entendiendo así que Onésimo no correría peligro, porque Filemón temía y obedecía a Dios.
Muchas veces en nuestras vidas aparecen “Onésimos”, es decir, situaciones o personas que nos han dañado, o han sido desagradables frente a las cuales es preciso que reflexionemos porque debemos estar dispuestas a obedecer no sólo en medio de situaciones favorables, más aún en medio de circunstancias adversas.
Dios nos ha mostrado principios claros en su Palabra de cómo debemos andar. En esas situaciones, debemos obedecerle a Él y no llevarnos de nuestros sentimientos.
Otro punto sobre el cual debemos meditar es el testimonio público de Filemón pues Pablo tiene la certeza no solo de que obedecerá sino que hará aún más ¿y nosotras tenemos tal testimonio de vida? ¿Somos conocidas por nuestra obediencia a Dios? ¿O, por hacer el bien?
Pidamos a Dios que este recién iniciado año nos permita el privilegio de tratar con los Onésimos de nuestras vidas de una manera agradable a Él. ¡Que nuestra fe y obediencia sean medios eficaces para traer más gloria a Su Nombre!.
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