Respetándolo aunque no me parezca merecerlo

A los pocos meses de casados, mi esposo y yo hicimos un viaje de cinco horas para ir a visitar a mis padres durante el fin de semana del Día del Trabajo. Mientras estábamos ahí, sin pensarlo, mi mamá sugirió que regresáramos en octubre para celebrar el cumpleaños de Ken.

¡Pensé que esta era una idea magnífica! Ahora Ken era parte de nuestra familia y sabía que mi familia me enorgullecería bañándolo con regalos, tiempo juntos y un pastel personalizado. Eso era lo que hacíamos.

Pero al mirar a Ken, después de esa sugerencia, no se veía emocionado. De hecho, se veía absolutamente malhumorado. ¡Yo estaba mortificada! Él no me estaba haciendo sentir orgullosa. Traté de compensar su obvia ingratitud con una dosis extra de entusiasmo de mi parte.

¿Cuál es su problema?

Al final Ken se escabulló al patio delantero y se sentó en el borde de la acera del frente de la casa de mis padres. Esto no era normal. Desde que tengo uso de razón no recordaba que alguien hubiera salido a sentarse allí. Siempre nos sentábamos en el cobertizo trasero o en la sala, disfrutando de mutua compañía. ¿Qué pasaba con mi nuevo esposo?

Salí resuelta a averiguarlo. «¿Cuál es tu problema?» Pregunté con mis brazos cruzados y un rastro de disgusto. «¿Qué estás haciendo aquí afuera?»

Él dijo, «Shannon, no quiero regresar el mes que entra. ¡No podemos venir a ver a tus padres una vez al mes! Además, eso no es lo que quiero hacer en mi cumpleaños. ¡Simplemente, no lo es!»

¡Yo estaba enfurecida! ¿Acaso no podía ver lo amables y generosos que eran mis padres? ¿Por qué no quería regresar el mes próximo? ¿Acaso no todo el mundo va a ver a sus padres una vez al mes?

No puedo recordar mi respuesta exacta, Pero sí sé esto. No me conducía como una esposa respetuosa, que invitara a su esposo a liderar. Era una esposa muy irrespetuosa, que pensaba que su esposo era ridículo y estaba desesperada tratando de arrebatarle las riendas.

Una esposa irrespetuosa

Como recién casada, había algo de lo que no me estaba dando cuenta. Sabía que se suponía que yo debía respetar a mi esposo. Simplemente no sabía que tomar el control era una falta de respeto. Sin embargo, cada vez que me hacía cargo de las cosas, tomaba decisiones sin consultarlo, desacreditaba su punto de vista, elevaba mis ojos al techo en señal de desaprobación, o hablaba por encima de él, mi esposo sentía que le faltaba al respeto, lo cual solamente hacía que se retrajera y se enojara.

Desde su perspectiva, ¿por qué tenía que arrebatarle las riendas si confiaba en él y le respetaba como líder? Él no decía esto en voz alta (creo que debido a la profunda vergüenza que siente un hombre cuando es tratado con falta de respeto), pero se sentía profundamente herido por mi actitud irrespetuosa.

De la misma manera que yo me preguntaba, lo cuestionaba, y sopesaba sus respuestas para saber si él realmente pensaba que yo era hermosa, él también se preguntaba, cuestionaba y sopesaba mis respuestas para saber si yo realmente lo respetaba. Al tomar el control, yo le estaba confirmando sus sospechas de que no.

Decidiendo respetarlo

Una esposa controladora no es una esposa respetuosa. Tratar de controlar a tu esposo y respetarlo al mismo tiempo, es como caminar en dos direcciones a la vez. Pero Dios, el Diseñador del matrimonio, dice que las esposas deben respetar a sus esposos. Considera 1ª Pedro 3:1 «Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, de modo que si algunos de ellos son desobedientes a la palabra, puedan ser ganados sin palabra alguna por la conducta de sus mujeres al observar vuestra conducta casta y respetuosa» (énfasis añadido).

Estos versículos resaltan la complejidad de nuestro problema con el control. Queremos tomar el control porque, de alguna manera obvia, a nuestro esposo le falta algo. Ese día que mi esposo se sentó en el borde de la acera, no brindaba una imagen de piedad y honor. La verdad es que se sentía atrapado por una esposa que ni siquiera lo respetaba lo suficiente para considerar su opinión. Pero ¡por el amor de Dios! se trataba de su cumpleaños. Él había decidido que no iba a ceder. Así que ahí estaba sentado, todo enfurruñado.

Bueno, no me iba a quedar nada más ahí parada sin hacer nada, ¿verdad? Yo quería que mi familia lo amara. Me sentí forzada a mostrarle su error, y así nos desharíamos de los problemas que yo pensé que podía predecir.

Entonces, ¿qué se supone que debe hacer una esposa cuando ve que su esposo carece de algo en conducta o actitud, o si estas, están totalmente equivocadas? Lee esos versículos de 1ª Pedro 3:1-2 una vez más, y considera conmigo cinco principios que pueden dar dirección a las esposas en todas las etapas del matrimonio:

1. Una esposa es una influencia poderosa

Una esposa no puede controlar a su esposo, y tampoco debería intentarlo. Este hombre la escogió de entre todas las mujeres  del mundo. Ella lo motiva. Nadie lo obligó a caminar hacia el altar. Él decidió hacerlo. Él la escogió a ella.

Por eso este versículo dice que ella lo puede «ganar» para lo que es bueno y correcto. Ella tiene una profunda influencia en él. Pero ella debe ser sobria y cuidadosa en la manera en que usa esa influencia. Avergonzarlo, agobiarlo y manipularlo puede funcionar de maravilla (piensa en Sansón y Dalila). Pero una esposa piadosa influencia a su esposo para hacer lo que le agrada a Dios, no lo que le agrada a ella.

2. La principal influencia de una esposa no son sus palabras

Esto es contradictorio para la mayoría de las esposas. Se nos ha concedido el don de la comunicación, y hemos visto la manera tan poderosa en que nuestras palabras pueden crear un resultado. Pero nuestro esposo es más influenciado, no por las palabras que hablamos, sino por la vida que vivimos.

3. Para el esposo, la pureza sexual y el respeto de su esposa son importantes

Para las esposas que quieren ser de influencia para su esposo para bien, Pedro menciona dos comportamientos en los cuales enfocarse. Es interesante que no menciona cuidar de la casa, cocinar, ni cuidar a los hijos –en lo cual solemos poner el mayor énfasis. En lugar de eso, él habla del respeto y la pureza.

¿Por qué estas dos? Porque nada le importa más a un esposo que el hecho de que su esposa esté durmiendo con él y lo respete. En cambio, nada lo daña más profundamente que su infidelidad o falta de respeto.  Una esposa no puede esperar ejercer influencia sobre su esposo, si ella no se conduce con respeto y pureza.

4. La pureza y el respeto de una esposa no deben ser condicionados

Una esposa piadosa nunca debe decir que su pureza sexual y fidelidad hacia su esposo dependen de la conducta de él. Pero muchas esposas hacen que el respeto dependa de la conducta de sus esposos. Dicen: «Cuando se comporta de esa manera no puedo respetarlo». Sin embargo, Pedro, al parecer pone el respeto a la par de la pureza (v.2). Eso es impactante, especialmente dada la forma en que las esposas con frecuencia minimizan su falta de respeto. Pero Dios no le resta importancia.

5. El respeto y la pureza de una esposa revelan su visión de Dios.

¿Cómo puede una esposa influenciar a su esposo cuando este no obedece a Dios (v.1)?  Debe respetarlo y ser pura, no porque su esposo lo merezca, sino porque Dios es digno de que ella lo haga.

En última instancia, el respeto y la pureza de una esposa hablan de su visión de Dios, no necesariamente de su visión de su esposo. Al mostrarle respeto a un esposo que claramente no lo merece en el momento, ella muestra que honra a Dios y confía en Él. Esto resalta a los ojos de su marido. Lo atrae. Baja sus defensas y lo acerca hacia su esposa y hacia su Dios. Al tratar de controlarlo logramos justo el efecto opuesto.

Después de veintiún años de matrimonio, Ken y yo podemos mirar hacia atrás a esa conversación en el borde la acera de enfrente de la casa de mis padres y reírnos. Dios ha sido fiel en mostrarnos nuestro pecado, y Él con frecuencia utiliza el matrimonio para revelarlo. También me da gusto decir que ahora vivimos a poca distancia de mis padres, que aman profundamente a Ken, y ambos nos sentimos felices de pasar tiempo con ellos regularmente.

Como esposa, puedes sentirte disgustada por varios rasgos de carácter y hábitos de tu esposo. Pero cuando tratas de tomar el control, él lo percibe como falta de respeto y limita tu propia influencia para bien. Dios te invita a confiar en Él con el resultado y respetar calladamente a tu esposo en lugar de controlarlo.

¿Qué cosas te gustaría cambiar en tu esposo (o en alguien más)? ¿De qué manera tratas de tomar el control? ¿Cómo tu esposo (y otros) perciben esto como falta de respeto? ¿Cómo el confiar en Dios te ayuda a ser respetuosa en esta situación?

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Sobre el autor

Shannon Popkin

Shannon Popkin es una conferencista y escritora de Grand Rapids, Michigan, quien disfruta combiner su amor por el humor y el contar historias con la pasión por la Palabra de Dios.

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