“¿Cómo lograr una intimidad con Dios más profunda, vibrante y creciente? Escucho que ocurre en otras vidas, pero no en la mía”.
Quizás has recibido preguntas similares …o tal vez te las has hecho tú misma. Nuestra tendencia natural es lanzarnos a la búsqueda de programas o métodos; esperando encontrar, 2, 3…o 10 pasos o fórmulas como solución práctica. Dentro de poco, volvemos al lugar de inicio: poca o ninguna intimidad con el Señor, una tarea más a marcar como “completada” en nuestra larga lista de “cosas por hacer”. Mientras tanto, nuestra vida espiritual sigue árida, desierta.
Como dice Joni Eareckson Tada en el prólogo:
Un tiempo de meditación cuidadosamente estructurado es bueno; pero una vida de creciente devoción por el Salvador es mejor que ‘tres pasos prácticos para conocer más a Dios’;
Para acercarnos más a alguien -a Dios o a cualquier otra persona- debemos estrechar nuestros corazones, aprender a comunicarnos, hallar gozo en el otro, conocerlo a fondo.
Este libro no ofrece métodos ni ‘n’ pasos, sino un llamado a abrazar a Dios con pasión, de atender a Su invitación de cultivar una relación íntima. Si soy Su hija, no estaré satisfecha hasta lograrlo (Jn. 7:37-38). Dios nos creó para tener intimidad con Él, y por eso nada ni nadie puede satisfacernos por completo. Para Jesús era Su prioridad número 1 (Mr.1:35).
Una de las razones de experiencias frustrantes con nuestra vida devocional es que no entendemos su propósito, por eso veamos primero lo que la vida devocional NO ES:
1. Ganar puntos extras con Él;
2. Evitar Su desaprobación;
3. Ganar Su favor;
4. Que me ame más;
5. Hacerme más espiritual;
6. Un amuleto de la buena suerte;
7. Evitarnos castigo;
8. Negociar o hacer trueques con Dios.
¿Cuál es entonces el propósito?
Para nuestra vida interior:
Experimentar una unión y comunión más íntima con Dios;
Purificación de mi corazón con Su Palabra;
Restauración del alma con Su fuente fresca de inagotable gracia y misericordia; e,
Instrucción: sentadas a Sus pies como discípulas ante el Maestro.
Nuestra manera de vivir:
-Sumisión: rindiendo el control de nuestra vida a Él y Su voluntad;
-Dirección: prontas a buscar Su consejo;
-Intercesión por las necesidades de los demás; y,
-Transformación al pasar tiempo en Su presencia.
Anticipando que ahora queremos saber ¿cómo empezar? Nancy nos anima a recordar que se trata de,
-un privilegio;
-cultivar una relación íntima con Dios;
-ser constantes como Jesús (no de manera esporádica);
-nuestra provisión diaria de alimento;
-pagar el precio de levantarnos temprano como nos modeló Jesús; y,
-un tiempo a solas con Dios;
Más adelante, nos habla sobre obstáculos o desafíos a enfrentar; tales como, no tener deseos, llevar una vida ajetreada, hijos pequeños, interrupciones y distracciones; una mente que divaga, o tiempos de sequía espiritual, entre otros; al mismo tiempo que nos brinda ideas y comparte testimonios para ayudarnos a vencerlos.
Al final de cada capítulo encontramos reflexiones de mujeres que la fragancia de sus vidas -fruto dulce y delicioso de encontrarse con Dios - ha profundizado el anhelo de Nancy de conocer más a Dios: Elisabeth Elliott, Kay Arthur, Vonette Bright, Joni Eareckson Tada, entre otras.
Nuestro Padre bueno, busca una relación íntima con cada una de Sus hijas, ¿le dejarás conquistar tu corazón, renunciando a toda distracción para venir a Su encuentro?
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