¿Encontraste alguna buena noticia mientras leíste Romanos 3 y 4? ¡Tengo la esperanza de que así haya sido! Valoro tanto que se nos haya dado la “rectitud (o justicia) de Dios”. Es casi imposible de creer, ¿no es así? Y ese es el punto.
Esta rectitud delante de Dios es nuestra si creemos que Dios es lo suficientemente bueno como para dárnosla. Pero es lo más difícil de creer en este mundo. ¿Quién creería que simplemente por creer que Dios dice la verdad somos consideradas rectas (o justas)? ¿Quién puede creer que un Dios justo “justifique al impío” sin que Él se vuelva injusto al hacerlo? ¡Pero ésa es la verdad!
He aquí las buenas noticias: Si creemos que Él nos ha perdonado y nos ha otorgado Su justicia simplemente porque Él dijo que así lo haría, no porque no por nuestras buenas obras sino por fe- entonces, somos bendecidas.
¿De qué manera?
Todos nuestros actos que no llenaron el estándar de la ley, son perdonados. El Señor nunca sacará a relucir nuestros pecados contra nosotras. ¿Cómo lucirían nuestras vidas hoy, si en realidad creyéramos que somos completamente perdonadas? ¿Si realmente estuviéramos libres de culpa? Si estos viejos patrones de pensamiento fueran destruidos para siempre: ‘No lo estoy logrando’, ‘Siempre lo daño’, ‘Tengo que esforzarme más’. Saber que Dios conoce toda nuestra impiedad y aun así nos perdona y justifica debería transformar todo nuestro ser.
“Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades han sido perdonadas, y cuyos pecados han sido cubiertos. Bienaventurado el hombre cuyo pecado el Señor no tomara en cuenta.” (Ro. 4:7–8)
¿Cómo puede Dios perdonarnos sin que paguemos “lo que nos corresponde”? En Romanos 4:24-25 encontramos la respuesta:
“sino también por nosotros, a quienes será contada: como los que creen en aquel que levantó de los muertos a Jesús nuestro Señor, el cual fue entregado por causa de nuestras transgresiones y resucitado para nuestra justificación.”
Jesús fue “entregado”. Él murió por nuestras transgresiones. En la cruz, Él soportó la justa ira de Dios y luego murió como un pecador en nuestro lugar: traicionado, en debilidad y en vergüenza, cargando todo el peso del castigo que merecíamos. Ese día los cielos quedaron en silencio y se oscurecieron, pero llegaba otro día cuando Él sería “resucitado para nuestra justificación”.
Esto significa que cuando Dios levantó a Jesús de entre los muertos, Lo estaba reivindicando. Como lo explica Alex Motyer “La resurrección es el ¡Amén! De Dios en respuesta al ¡Consumado es! de Cristo”. ¡La resurrección significa que ya tenemos todas las bendiciones! Somos perdonadas; justificadas y solo por fe. ¿Cómo lo sabemos? Lo sabemos porque Jesús está vivo. Simplemente no existen mejores noticias que éstas en el mundo.
En Romanos 5 y 6, Pablo continúa proclamando la buena noticia. Él comienza el capítulo 5 asegurándonos que Dios ya no está airado con nosotros. Cuando experimentemos sufrimiento, no es porque Él está airado sino porque Él está cultivando esperanza en nuestros corazones a través del Espíritu Santo. Tenemos salvación, justificación y reconciliación a través de la fe en Jesús.
¿La gracia es lo mismo que libertad para pecar?
En el capítulo 6, Pablo responde el argumento que siempre escuchamos (en especial, en nuestros corazones) cuando hablamos de las buenas nuevas. Este es el argumento: Si a Dios le place derramar gracia sobre los pecadores, y Él es glorificado al hacerlo, entonces, quizás debemos pecar más para que Él derrame más gracia, y en consecuencia, reciba más gloria. Pablo parece estar desconcertado con su propia pregunta retórica.
¿Qué? ¿No has escuchado? ¿Te perdiste la parte acerca de la unión con Cristo en Su muerte y resurrección? Eres perdonada porque tu “vieja yo” que merecía la muerte, ha muerto y la “nueva tú” ha nacido con la perfecta obediencia de Cristo acreditada a su favor. ¿Cómo puedes continuar viviendo como si toda esta buena noticia no fuera verdad? ¿No entiendes lo que significa tu bautizo?
Estoy segura de que si te dan la buena noticia de que un benefactor misterioso te dejó diez millones de dólares, tu vida cambiaría. ¡Pero esto es mejor que cualquier herencia por generosa que sea! Esta noticia se trata de que hay una “nueva tú”: sin culpa, sin sentencia de muerte colgando sobre ti, sin un ceño celestial fruncido acechando detrás de cada nube oscura. Una nueva tú con un récord completamente limpio; una nueva criatura, amada, apreciada, santa.
Es mejor que una segunda oportunidad o que una resolución de esforzarte más. Y es la noticia que necesitamos recordar, aunque ya estemos en Cristo. Se nos ha dado una nueva vida con la garantía que no podemos echarla a perder. ¿Por qué? Porque Dios ama y justifica pecadores. Jesús lo hizo todo. A la luz de esta buena noticia, regocijémonos y vivamos con una actitud de gratitud en respuesta a ello. ¿Qué necesitamos hacer? ¡Creer que esta buena noticia se trata de nosotras!
(Traducido y adaptado con permiso de la publicación en https://www.reviveourhearts.com/true-woman/blog/reboot-romans-5-and-6-the-unbelievably-good-news-t/)
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