Nancy DeMoss Wolgemuth: En las últimas dos décadas, ha habido un movimiento retando a los hombres a amar y a servir a sus esposas. Todas las mujeres que conozco nos sentimos animadas cuando vemos a Dios dirigir el corazón de los hombres hacia el Señor y a su familia.
Necesitamos recordar que Dios no creó a los hombres para ser los ayudadores de sus esposas. Dios creó a la esposa para ser ayuda idónea de su esposo.
En el mundo evangélico de hoy, se considera “políticamente correcto” retar a los hombres a que sirvan a sus esposas en sus hogares. No es tan popular hablarles a las mujeres sobre su responsabilidad de servir a sus esposos.
Si como mujeres nos enfocamos en lo que creemos merecer –o sea, lo que los hombres “deberían” hacer por nosotras- es muy probable que cuando no se cumplan nuestras expectativas, nos sintamos heridas y resentidas.
Si tu esposo está aprendiendo a servirte, eso es bueno.
Pero recuerda, nunca te pareces más a Jesús que cuando estás sirviendo a los demás.
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