¿Qué tanto conoces al monstruo de los ojos verdes?

Ahora haremos una rápida lección de la literatura de Shakespeare (no te preocupes no tendremos exámenes).

En el Acto 3, Escena 3 de Otelo, Shakespeare escribió: 

“El malvado Iago plantó semillas de duda en la mente de Otelo sobre la fidelidad de su esposa, aconsejándole: “¡Oh, tenga cuidado con los celos, mi señor! es el monstruo de los ojos verdes que se burla de la carne de la cual se alimenta.”

¡Esa es una conversación que parece extraña! Pero me gusta la manera cómo describe los celos. Los llama “el monstruo de los ojos verdes”. ¿Por qué? La mayoría de los estudiosos entienden que se refiere a los gatos que juegan con sus presas antes de matarlas (o como dice Shakespeare que “se burlan de la carne con la que se alimentan”).

Qué manera tan  interesante de considerar la emoción de los celos. Piensa en la última vez que sentiste un poco de celos. ¿Jugaste un poco con el sentimiento en tu mente? ¿Entretuviste la esperanza secreta de que el objeto de tus celos viera desaparecer sus talentos, relaciones o favores? ¿Esos sentimientos se convirtieron entonces en un monstruo en tu corazón? ¿Los celos han devorado tus pensamientos, tu seguridad, tus relaciones?  Es ese tipo de monstruo, que ataca y devora cada parte de nuestras vidas.

Consideremos Romanos 13:12-14:

“La noche está muy avanzada, y el día está cerca. Por tanto, desechemos las obras de las tinieblas y vistámonos con las armas de la luz.  Andemos decentemente, como de día, no en orgías y borracheras, no en promiscuidad sexual y lujurias, no en pleitos y envidias; antes bien, vestíos del Señor Jesucristo, y no penséis en proveer para las lujurias de la carne”. 

Los celos se incluyen en la lista de pecados tales como inmoralidad sexual, borracheras y desenfreno (que es indulgencia en extremo).  ¿Qué tienen en común esos pecados? Al final, destruyen al pecador. Son bestias que siempre se abalanzan contra sus amos – quizás seductores al principio, pero mortales, al final.

Gálatas 5:19-21 lo dice de la siguiente manera: 

“Ahora bien, las obras de la carne son evidentes, las cuales son: inmoralidad, impureza, sensualidad, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, enojos, rivalidades, disensiones, sectarismos, envidias, borracheras, orgías y cosas semejantes, contra las cuales os advierto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”.

Los celos te destruirán si los dejas controlarte. Por eso Shakespeare los llama “monstruo” y la Palabra de Dios nos advierte fuertemente contra ellos.

¿Tienes celos de alguna persona? ¿Secretamente envidias lo que otra persona tiene? Confiésalo a Dios. No es algo correcto. No es parte de ser mujer. Es el monstruo de los ojos verdes. Si se está escondiendo en el closet de tu corazón, es tiempo de hacer limpieza de la casa.

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Sobre el autor

Erin Davis

Erin Davis es una autora, bloguera y oradora a la que le encanta ver a mujeres de todas las edades correr hacia el pozo profundo de la Palabra de Dios. Es autora de muchos libros y estudios bíblicos, incluidos Beautiful … leer más …

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