Cuando hablo a los padres y líderes de adolescentes, a menudo escucho una versión parecida a esta pregunta:
"Hay una joven en mi iglesia (o un grupo) que usan vestimenta totalmente inapropiada”. ¿Qué decirles a ellas?”
Aquí está mi respuesta…
Tira tu piedra
Para aquellos de nosotros que hemos crecido dentro de la iglesia, las opciones de los no cristianos a menudo pueden ser alarmantes. Pero el creyente necesita dejar de sorprenderse cuando observa al perdido actuar como tal. Mi experiencia consistente ha sido que las mujeres jóvenes, usualmente, no se visten de manera inmodesta porque busquen mostrar una imagen que emane sexualidad y sensualidad, sino simplemente porque no entienden el corazón de Dios en ese aspecto.
En lugar de comunicar un código de vestimenta específico, la Biblia nos insta a “llevar” las cualidades de Cristo.
Vamos a direccionarnos a un pasaje bíblico que nos ayudará a abordar de forma piadosa, a una joven en nuestra iglesia de la manera en que Jesús los haría.
En Juan 8, Jesús encuentra a una mujer cuya vida estuvo envuelta en pecado sexual, y probablemente reflejaba esa vida. Después de todo, había sido “sorprendida en el acto” de adulterio. Dudo que tuviera oportunidad de lucir ropa modesta antes de ser abordada por Jesús. ¿Cómo manejó Jesús este tema?
Primero, se ocupó de los corazones de sus acusadores.
"El que de vosotros esté sin pecado, sea el primero en tirarle una piedra " (versículo7).
Quizás tú no vengas a la iglesia vistiendo un mini traje con los hombros al descubierto o con tirantes tipo espaguetis, o una falda muy corta, pero: ¿Sabías que traes ira, amargura, resentimiento o algún tipo de adicción? La inmodestia es un pecado fácil de identificar, pero no te acerques a esa joven con juicio o frustración. Espera abordarle hasta que puedas hacerlo en amor.
Empieza con el Evangelio.
Después que los acusadores de la mujer se dieron cuenta que ellos mismos tenían tantas miserias dentro de sí mismos como para juzgar a otra persona, poco a poco se alejaron. Pero eso no significaba que Jesús dejaría pasar por alto el comportamiento de la mujer adúltera. Él la confrontó en su pecado. En Tito 2:3-5 se nos da permiso para hablar verdad a las vidas de jóvenes mujeres. Observa como Jesús lo hizo:
Jesús: "¿Ninguno de ellos te ha condenado?"
Mujer: "Ninguno, Señor."
Jesús: "Yo tampoco te condeno. Vete; desde ahora no peques más " (versículos 10–11).
Este es el simple y hermoso mensaje del Evangelio. No existe la menor duda que todos somos culpables de pecado. No podemos ocultarlo o hablar de manera que podamos escapar. La mujer adúltera merecía el castigo que la multitud quería aplicarle. Era culpable. Yo merezco el castigo de la muerte que merecemos todos los pecadores. Soy culpable. Pero Jesús ofrece a la mujer un intercambio. Un intercambio de condena por aceptación. Un intercambio de vergüenza por amor. Un intercambio de una vida de pecado para convertirse en una nueva creación.
No podemos ocultarlo ni buscar un escape.
Esa joven sentada en el banco del frente: ¿Conoce el Evangelio? ¿Ha entregado su vida a Cristo? El solo hecho de que esté en la iglesia no significa que la haya entregado. Cuando le abordes, comienza con el Evangelio.
Vamos a resolver esto juntas.
Hace tiempo, fui profesora de historia en bachillerato. Quizás ésa sea la razón de mi amor tan profundo hacia las jóvenes. En ese entonces, estaba totalmente convencida que las jóvenes de media y bachillerato podían cambiar el mundo.
En ese tiempo, tenía una frase que coloreaba en cada plan de la lección que escribía: “El que hace el trabajo hace el aprendizaje”. Segur podrías plasmar tus pensamientos sobre la modestia de las mujeres jóvenes en tu mundo. Puede que ellas piensen que importa. O quizás no lo piensen. Pero si las desafías a abrir la Biblia por sí mismas para descubrir el corazón de Dios en ese aspecto, o cualquier otro, sin una agenda, verás que la bombilla se apaga en sus corazones.
Esto requiere un cambio importante. Debemos dejar de preguntarnos: “¿Cómo podemos hacer que nuestras jóvenes se vistan modestamente? Y empezar a cuestionarnos: “¿Cómo podemos hacer que nuestras jóvenes sean estudiantes apasionadas por la Palabra de Dios? Hebreos 4:12 nos dice que la Palabra de Dios es como una espada, que extirpa quirúrgicamente esas partes de nuestros corazones que no se alinean con la santidad de Dios. ¿Qué preferirías? ¿Una joven que se cubra por obligación o una joven que decida cambiar fruto del trabajo de Dios en ella a través de Su Palabra?
¡Permíteme escribir tu currículo!
Aquí te presento algunos pensamientos y pasajes claves que serán de mucha bendición para ti y las jóvenes en la iglesia.
"Asimismo, que las mujeres se vistan con ropa decorosa, con pudor y modestia, no con peinado ostentoso, no con oro, o perlas, o vestidos costosos; sino con buenas obras, como corresponde a las mujeres que profesan la piedad” (1 Tim. 2:9–10).
Este pasaje nos muestra cómo debería lucir una mujer de fe. Pero no es un código de vestimenta. Aquí no hay una especificación sobre la longitud de la falda, ni reglas radicales sobre si llevar mangas o no, o el tipo de escote exacto que debe llevar una mujer cristiana. De hecho, este versículo trata menos acerca de la ropa y más de la intención de Dios de que nos vistamos con las cualidades que Le reflejan.
Nota que justo después de que Pablo dice a Timoteo que las mujeres deben vestirse modestamente y evitar presentarse públicamente con vestimenta para llamar la atención, deja claro lo que toda mujer de fe debe llevar con ellas: “dominio propio” y “buenas obras”. Obviamente, ésas no son cosas que se encuentran en mi closet. Cuando hablamos a las jóvenes acerca del tema de la modestia, necesitamos ampliar la conversación para lograr que ellas piensen en cómo las maneras en que se presenten ante los demás reflejan o no a Cristo.
Sólo una pieza del rompecabezas en el cuadro más grande del corazón de Dios, que se nos presenta en Su Palabra sobre la modestia:
- Mateo 6:28–30 nos dice que no nos preocupemos por la ropa, sino que en lugar de esto nos enfoquemos en las cosas de Dios. 1
- 1ª Corintios 6:19–20 dice que nuestros cuerpos son templo del Espíritu Santo. Por tanto, estamos llamadas a honrar a Dios con nuestros cuerpos.
- 1 Pedro 3:3–4 dice que la belleza verdadera es la interna. Nada de lo que vistamos o nos pudiéramos quitar puede darnos la belleza verdadera. La belleza que perdura viene de Cristo obrando en nosotras de manera duradera.
- 1 Pedro 5:5–6 nos urge vestirnos con humildad.
- Proverbios 31:25 describe una mujer que se viste con fortaleza y dignidad.
- Salmo 132:9 habla acerca de vestirnos con justicia.
En lugar de pasar un listado de reglas acerca de qué llevar puesto, la Biblia nos anima a “llevar” las cualidades de Cristo. Es por esto que debes empezar con el Evangelio al abordar este tema. Nadie puede llevar las cualidades de Cristo sin haber convertido su vida a Él.
¡Llévatelas de compra!
No estoy segura si te has aventurado hacia Forever 21 o Abercrombie y Fitch recientemente, pero ser una joven mujer comprometida con la modestia y la pureza no es fácil. Los vendedores no están presionando a las jovencitas hacia la “ropa respetable” que Pablo menciona en 1ª Timoteo, sino hacia todo lo contrario. Si las jóvenes en tu iglesia van a vivir conforme al llamado que Cristo les ha hecho en cuanto a la vestimenta, van a necesitar refuerzos. Cuida su corazón, en primer lugar, a través del amor y el estudio de la Palabra de Dios, y luego, ayúdalas en el campo de acción, para que pongan en práctica lo aprendido dentro de un centro comercial al momento de escoger su vestimenta.
Sí, ¡la modestia importa! Pero los corazones de las mujeres jóvenes en tu mundo importan mucho más. ¿Puedes sustituir a la mujer adúltera de la historia que se nos relata en Juan 8 por una joven de tu mundo? De ser así, ¿Pedirías al Señor que te ayudara a responderle de la misma manera que Él lo haría compartiendo el Evangelio en amor?
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Este artículo procede del Ministerio Aviva Nuestros Corazones ® www.avivanuestroscorazones.com
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