Esperar no resulta fácil. A menudo queremos conocer cómo terminará la historia, ya sea en ficción o en nuestras vidas. Aunque no deseo adelantar los acontecimientos, siempre estoy ansiosa de captar un destello del próximo capítulo, con curiosidad sobre cómo lucirá.
Construyendo confianza a través de lo desconocido
Por diseño de Dios el futuro nos resulta desconocido.
- No sabemos qué traerá el próximo año ni siquiera el día de mañana.
- Desconocemos cómo será la vida de nuestros hijos cuando sean adultos.
- No conocemos cuántos días tenemos por delante—podrían ser miles o solo uno.
Entre el día de hoy y el final de nuestra historia, hay páginas, capítulos que no podemos anticipar por más que tratemos.
¿Te has preguntado por qué Dios diseñó la vida, nuestro futuro de manera que lo desconozcamos? Quizás un día, El revele Sus razones, pero aun en nuestra reflexión finita, simple, reconocemos cómo lo desconocido cultiva en nuestros corazones una confianza profunda en el Único que conoce todas las cosas.
Él ha revelado el final
Sí, los días de nuestro futuro son inciertos para nosotras—excepto uno. Existe un día del cual Dios nos ha hablado en detalle. En Su gracia y cuidado por nosotras –para nuestros corazones temerosos- Él nos ha revelado cómo concluirán nuestras vidas. Es verdad, por supuesto que no conocemos detalles. No sabemos si moriremos jóvenes o viejos, rodeadas de nuestros seres amados o solas, en paz o sufriendo. Pero esto sabemos: si confiamos en Jesús, seremos sostenidas hasta el final, ¡sin mancha!
Habrá perseverancia de los santos; Dios sostendrá a Su pueblo; estamos cubiertas en una sangre que no puede ser quitada. Todo lo que es desconocido entre el día de hoy y nuestro último día, con cuánta gracia Él ha escrito – sí, ¡realmente escrito!, las palabras finales de nuestra historia.
En la primera carta del apóstol Pablo a los Corintios, él ofrece estas palabras, de estímulo:
"Siempre doy gracias a mi Dios por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús, porque en todo fuisteis enriquecidos en El, en toda palabra y en todo conocimiento, así como el testimonio acerca de Cristo fue confirmado en vosotros; de manera que nada os falta en ningún don, esperando ansiosamente la revelación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por medio de quien fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo, Señor nuestro."
Saber que Él nos sostendrá hasta el fin no se trata solamente del último día, sino de cada día hasta llegar allí.
Perseverando debido a la esperanza
Hay una esperanza increíble en saber que Él nos guardará. Aun durante épocas de agonía en que nuestra fe se tambalea y nos debilitamos, nuestra esperanza no está en nosotras mismas. Confiamos porque perseveramos en la fe debido a Él. Creemos que seremos sostenidas hasta el final, sin mancha, debido a que Jesús vino y tomó nuestra culpa. La perseverancia de los santos es una gloriosa doctrina llena de esperanza no porque tengamos algo en nosotras mismas sino porque Jesús ya perseveró y por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz por nosotras.
Para un corredor, ver la línea final llena su mente de esperanza y el cuerpo de fuerzas. ¡El final está a la vista! ¡Puedo hacerlo! Lo mismo ocurre con el cristiano. El último día no es desconocido pues Dios ha prometido guardarnos hasta el final, hasta nuestro último día.
¿Vemos la línea final? Cuando los días son duros, cuando el pecado se torna horrendo, cuando estamos cansadas, hay esperanza cuando levantamos nuestros ojos y vemos la línea final. Permanecer allí, al final de la carrera, al final de nuestros días, es por nuestro Salvador. Y Él está en nuestro lugar como si realmente hubiéramos corrido la carrera y alcanzado la meta final por nosotras.
Es una promesa. Dios nos sostendrá cada día, Él nos sostendrá hasta el final. ¿Cómo te sostiene esa verdad hoy?
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