Problemas, clamor, salvación y agradecimiento

Todas hemos pasado por dificultades, grandes y pequeñas, y por diferentes causas. Muchas veces son producto de nuestro pecado y decisiones necias que hemos tomado, y otras veces, aunque pareciera que estamos viviendo de una manera obediente, Dios no nos da aquello por lo que oramos o nos quita algo que consideramos valioso para nosotras.

En esos momentos de tormenta, ¿cuántas de nosotras hemos podido decir de corazón sincero: «Dios, que se haga Tu voluntad y que sea en Tu tiempo?». Porque la verdad es que aunque lo confesamos de labios, innumerables veces nuestros corazones están aferrados a lo que tanto le hemos orado a Dios que nos conceda. Sobre todo cuando creemos que son parte de Su voluntad, pero que realmente no están en Sus planes. Entonces andamos sedientas, cargadas y ansiosas, como si estuviéramos arrastrando una maleta pesada de amargura y resentimiento.

Recuerdo una charla en una de las conferencias de True Woman, Nancy nos llevó en un viaje por el Salmo 107 donde pudimos ver 4 palabras repetidas a lo largo de todo el salmo: problemas, clamor, salvación y agradecimiento. Ella nos explicaba que, en momentos de problemas, tendemos a clamar a Dios con más fuerza y con más fervor, citando a Charles Spurgeon: 

«Oramos mejor cuando nuestros rostros están hacia abajo en dolorosa impotencia».

Quizás Dios está permitiendo tu sufrimiento hoy para que vuelvas a buscarle a Él con ese amor y devoción que en un principio tenías, pero que las distracciones terrenales te han quitado. A veces nuestro pecado hace el efecto contrario, porque culpamos a Dios de nuestra amargura y nuestro pesar, cuando realmente somos nosotras mismas las culpables de nuestra actitud.

A lo largo de mí caminar cristiano he aprendido que nuestra actitud frente a un problema puede cambiarlo todo, no importa cuál sea la circunstancia. Si elegimos el camino fácil de sentir lástima por nosotras mismas y olvidar la verdad de que Dios es bueno, justo y quiere lo mejor para nosotras, entonces viviremos vidas miserables, siguiendo a un Dios que parece ser más pequeño que nuestros problemas. Pero si decidimos tomar el camino difícil, de vivir agradecidas por la gran salvación que hemos recibido de Cristo, aunque Dios no nos salve de nuestro problema en el momento, tenemos la certeza de que nos salvará de todo dolor, culpa, tristeza y problemas cuando estemos a Su lado en el cielo. Con las pruebas, Él simplemente nos está preparando para ese momento.

«Todo lo que nos hace necesitar a Dios es una bendición». Si Dios está permitiendo ese problema en tu vida, Él te dará las fuerzas para afrontarlo, ya sea salvándote de tu problema o salvándote de aquellas actitudes pecaminosas que has adoptado.

Nancy también nos hablaba que tal vez Dios ha creado las olas en las que te estás hundiendo y no necesariamente son fruto de tu pecado. Y yo te puedo decir que, si confías en Él, podrás sentir la calma aun en la tormenta más difícil, porque nuestro Dios es el que calma los vientos y las olas del mar. «A donde quiera que vayas, Dios irá contigo y te hará fructífera aun en tiempos de aflicción».

Dios tiene caminos misteriosos que solo pueden revelarse en toda su gloria ante un corazón que ha sido cambiado por el sufrimiento. Si adoptas una actitud de agradecimiento, cualquiera que sea la circunstancia, puedo asegurarte que luego de que pase el tiempo y ya tu problema se vea a la distancia (solucionado o no) podrás sentirte aún más agradecida de que Dios haya permitido ese tiempo en tu vida para llevarte más cerca de Él a la plenitud que ahora sientes.

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Sobre el autor

Nicole Tejera de García

Nicole Tejera de García es diseñadora de Aviva Nuestros Corazones y Revive Our Hearts, su pasión es servir a Dios en todas las áreas de su vida. Sirve como vocalista en el grupo de adoración de su iglesia local. Está … leer más …


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