Día 2: ¿Estas arraigada en la Verdad?
… en la ley del Señor está su deleite, y en su ley medita de día y de noche! Será como árbol firmemente plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto a su tiempo, y su hoja no se marchita; en todo lo que hace, prospera. No así los impíos, que son como paja que se lleva el viento. Salmo 1:2-3
¡Ya iniciamos el conteo regresivo para nuestra conferencia Mujer Verdadera '20: Arraigadas! Deseamos preparar nuestros corazones con anticipación para lo que Dios hará en nuestras vidas. Anhelamos que Él plante Su Verdad en nosotras y que esta dé mucho fruto.
Iniciemos observando la imagen que nos presenta el Salmo 1. Un árbol firme que da su fruto a su tiempo y su hoja no se marchita; en todo lo que hace prospera. ¿Puedes imaginarte ese árbol? Lo imagino frondoso con raíces fuertes. Con hojas verdes y frutos hermosos. ¿Qué es lo que hace que este árbol sea fructífero y firme? El lugar donde se alimentan sus raíces: junto a corrientes de aguas.
Sus raíces se alimentan de la vida que se encuentra en el caudal de la Palabra de Dios. Estas aguas vivas son su deleite y en ella permanece de día y de noche. Este es el secreto de su plenitud. La misma plenitud que como mujeres tanto deseamos.
El mundo nos hará creer que hay una fórmula para ser mujeres plenas, pero no existen atajos. No puedes injertarle frutos a tu árbol. Todo inicia en la raíz. Así que iniciemos esta jornada preguntándonos dónde se encuentran nuestras raíces. ¿Qué es lo que nos mueve y nos apasiona? ¿Cuáles son las cosas que nos producen más deleite? ¿Qué gobierna nuestros pensamientos en la mayoría del tiempo (de día y de noche)? ¿Con qué estamos alimentando nuestros corazones?
La calidad de tu fruto refleja el lugar en el cual se alimentan tus raíces. Pídele al Señor en humildad que te muestre dónde estás arraigada. Él es poderoso para discernir tu corazón y mostrarte tu condición. No ignores la convicción del Espíritu Santo y corre al trono de quien se refiere el Salmo 1: corre a Cristo. Él vivió una vida perfecta –arraigado a la Verdad– y en su vida, muerte y resurrección se encuentra toda la esperanza que necesitamos. Pídele al Señor que durante esta semana desentierre tus raíces de la tierra árida y que te plante firmemente en Él.
Oremos:
- Que Dios traiga convicción de pecado a las mujeres que han de asistir física y virtualmente a la conferencia.
- Que Dios produzca hambre por su Palabra entre las asistentes y que traiga un avivamiento entre las mujeres hispanas.
- Que como resultado de estar arraigadas en la Verdad, se produzcan cambios visibles en las mujeres, en sus familias, iglesias, comunidades y países.
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