Porque nada somos

Hace algunos meses vimos el poder de Dios de manera palpable en muchas cosas que estaban sucediendo en otros países, particularmente con la anulación de Rode vs. Wade, que protegía la libertad de una mujer embarazada para elegir abortar sin excesivas restricciones gubernamentales. Meditaba en cómo podemos escuchar tantas opiniones diferentes con relación a esta decisión y como muchas jóvenes hoy son seducidas a llevarse por las corrientes de este mundo. 

Considero que nosotras, como madres jóvenes y creyentes, debemos enseñar a nuestros hijos cómo construir su pensamiento crítico. Yo comentaba hoy con mi esposo cómo estas semanas se me han hecho tan difíciles de profundizar y poder conectar con la Palabra de Dios, porque, por lo normal, no queremos pensar, ni meditar, ni indagar. Lo que queremos es adquirir las cosas rápidamente. 

Y fue cuando el Señor trajo a mi mente y a mi corazón el Salmo 18:16-19:

«Extendió la mano desde lo alto y me tomó; me sacó de las muchas aguas.

Me libró de mi poderoso enemigo, y de los que me aborrecían, pues eran más fuertes que yo.Se enfrentaron a mí el día de mi infortunio, pero el Señor fue mi sostén.También me sacó a un lugar espacioso; me rescató, porque se complació en mí».

Quisiera que puedas acompañarme a meditar en 4 puntos acerca de este salmo y que oremos que pueda servirnos de recordatorio a cada una de nosotras y podamos también animar con sabiduría a aquellas jóvenes a nuestro alrededor que no conocen del Señor y son seducidas por este mundo terrenal. 

  • Extendió la mano desde lo alto y me tomó; me sacó de las muchas aguas.

Cuando leí esta fracción del salmo, mi corazón y mi mente recordaron instantáneamente, este otro salmo:

«Porque Tú formaste mis entrañas; me hiciste en el seno de mi madre». -Salmo 139:13

¡El Señor me creó! Algo que hoy en día es cuestionado, es un tema de debate para muchas mujeres donde creen en el derecho de sus cuerpos. El salmista habla de cómo extendió la mano y lo tomó.

Amada, nosotras no fuimos en busca de Dios, Él nos tomó. Dice Romanos 3:11: «No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios».

Y cuando medito en estas palabras, soy automáticamente llevada a la vida de pecado que vivía antes de conocerle. Yo no lo busqué, al contrario, vivía dándole la espalda a Dios. Pero Él hizo un llamado en mi vida que no pude jamás rechazar. 

En nuestro caminar con el Señor, principalmente si tenemos muchos años en la fe, se nos olvida de dónde venimos. En muchas ocasiones debo detenerme y mirar hacia atrás. Y es mi primer recordatorio para ti: ¡Detente! Mira atrás si eres creyente. Si no lo eres, ora a Dios que traiga a tu vida el arrepentimiento y puedas rendirte a Él. 

  • Me libró de mi poderoso enemigo, y de los que me aborrecían, pues eran más fuertes que yo.

En este segundo punto, quisiera que me acompañes a meditar en varias cosas. Sabemos que nuestra batalla o lucha como cristianos no es contra nuestra carne ni sangre (Col. 2:15).

¿Qué es la lucha? Es un término que se usa para aludir al combate mano a mano. Y Satanás puede usar trucos y engaños. MacArthur dice: «Para sobreponerse a la tentación engañosa se requiere de verdad y justicia».

El salmista habla de que el Señor lo libró de su poderoso enemigo, ¿por qué? Eran más fuertes que Él. En muchas ocasiones sentimos que los pensamientos y las corrientes de este mundo son más fuertes que nosotras, en muchas ocasiones me veo debatiéndome internamente si vale la pena defender mi punto de vista en las redes sociales, o con algún ser querido que apoya movimientos donde Satanás ha ganado la batalla engañando sus corazones. 

Y me he sentido confrontada muchas veces a compartir el evangelio, por lo que establece MacArthur, diciendo que la tentación engañosa requiere 1) verdad y 2) justicia para poder ser vencida. ¡Y la verdad que podemos compartir es la de Cristo! 

Pero para eso debemos estar preparadas, arraigadas en Su Palabra.

«Destruyendo especulaciones y todo razonamiento altivo que se levanta contra el conocimiento de Dios, y poniendo todo pensamiento en cautiverio a la obediencia de Cristo». -2 Corintios 10:5

A veces nos cuesta mucho confiar en Dios. Nos cuesta entender que no somos Dios y que no tenemos el control del futuro. Y en nuestro pecado, hacemos cosas que definitivamente no agradan al Señor. Pero no medimos el sufrimiento de lo que las consecuencias del pecado traen consigo. 

¿Por qué?

«Ellos tienen entenebrecido su entendimiento, están excluidos de la vida de Dios por causa de la ignorancia que hay en ellos, por la dureza de su corazón». -Efesios 4:18, énfasis añadido

Soy madre y tal vez no sé qué se siente escuchar de un médico las palabras: «incompatibilidad con la vida». Debe ser un proceso de incertidumbre, de angustia y de dolor para una madre que espera. Pero sí puedo decirte que he estado en el dolor de una pérdida de un embarazo, sé lo que es sufrir cuando nuestras expectativas de lo que quería que fuera no son. Tal vez no es lo mismo que perder un hijo ya después que nace. Pero sí sé que creo en un Dios poderoso y misericordioso, que al igual que el salmista, en caso de que estés pasando por este momento, puedas decir:

  • Pero el Señor fue mi sostén

¡Me sorprenden estas hermosas palabras del salmista! Crean una conexión de lo que realmente hizo el Señor con tu vida y con la mía: «Pero el Señor fue mi sostén.También me sacó a un lugar espacioso; me rescató».

«Yo te amo, Señor, fortaleza mía». -Salmos 18:1

Para David, Dios fue su apoyo aún en medio de la tribulación. Él voltea a ver su pasado y dice: «Todo es por gracia». 

  • ¿Por qué Dios libró a David?

Porque se complació en mí. No porque era bueno, no porque lo merecía, no porque era fuerte, no porque era muy inteligente, no porque era autosuficiente. Porque se complació en él, por pura gracia. 

Queridas hermanas, que el Señor nos ayude entender estas palabras, que no somos nada sin el Señor, que miremos nuestros días como oportunidades de llevar el evangelio, luz a las vidas de otros; pero que también recordemos que todo lo que somos y tenemos es por pura gracia, porque Dios se complació en nosotras. 

«Digo: “¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, y el hijo del hombre para que lo cuides?”. ¡Sin embargo, lo has hecho un poco menor que los ángeles, y lo coronas de gloria y majestad!». - Salmos 8:4-5

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Sobre el autor

Massiel Vásquez

Me llamo Massiel Vásquez, casada con Miguel Suzaña juntos por la gracia de Dios tenemos 2 hijos. Mattias suzaña y Isabella suzaña. Asistimos a la iglesia Bautista internacional (IBI). He decidido abrazar el llamado del diseño de Dios en mi … leer más …


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