¡Lo hiciste de nuevo! Cometiste ese mismo pecado del que parece que no puedes encontrar la libertad, y te cuestionas: «¿Cómo es que esto sucedió de nuevo?». Esta pregunta en realidad se responde directamente con la Palabra de Dios.
Ya sea que luches con la mentira, el chisme, la ira, los celos, los pecados sexuales o cualquier otro pecado, la batalla entre la santidad y la transgresión comienza en tu mente. Podemos ir al principio para ver cómo Satanás tentó a Eva: «Pero temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, las mentes de ustedes sean desviadas de la sencillez y pureza de la devoción a Cristo» (2 Cor. 11: 3).
Si conoces la historia de Génesis 3, sabrás que la serpiente (es decir, Satanás) tentó a Eva llevándola a cuestionar el mandato de Dios de no tomar del árbol del conocimiento. La persuadió haciendo que los caminos de Dios parecieran injustos y restrictivos; llevándola a pensar que no habría consecuencias, y que se beneficiaría al desobedecer. Primero, Eva fue desviada en su mente de «la sencillez y pureza de la devoción» a Dios, luego comió del árbol. Sin embargo, la Serpiente no la hizo pecar; ella tomó la decisión por su cuenta.
La forma en que somos atraídas al pecado ocurre a través de nuestra mente. Por eso es tan importante cuidar nuestra mente y poner todo pensamiento en cautiverio a Cristo (2 Cor. 10: 5). Esto significa que debemos tener cuidado con lo que empezamos a pensar. Es más fácil caer en la tentación cuando dejamos que nuestra mente se detenga; por ejemplo, cuando creemos en la mentira de que el pecado que estamos contemplando es mejor que lo que Dios nos instruye a hacer, que no tendrá consecuencias y que realmente nos traerá bien.
La realidad es que el pecado nunca nos traerá ningún bien, solamente dañará a las personas que nos rodean y dañará nuestra relación con Dios. A menudo pensamos que sabemos más que Dios y es por eso que terminamos eligiendo pecar; pero si realmente consideráramos que el pecado es destructivo, entraríamos con menos frecuencia en su trampa.
Cuando Jesús estaba siendo tentado por Satanás en el desierto, en cada ocasión, Su respuesta al enemigo fue usar la verdad de Dios. Jesús sabía que las promesas que Satanás estaba haciendo eran mentiras; sabía tan íntimamente que los caminos y senderos de Dios son los mejores. Jesús fue tentado, pero siempre eligió caminar en la verdad de la Escritura.
De la misma manera, necesitamos fortalecer nuestras mentes con la verdad de Dios, para que cuando seamos tentadas por las mentiras del pecado, podamos volver a la Palabra y elegir confiar en que Dios sabe lo que es mejor para nosotras y, por lo tanto, elegir obedecer y glorificarlo a Él en lugar de nosotras mismas.
Si te encuentras en medio de la tentación, la mejor manera de luchar contra ella es llenando tu mente con la verdad. Toma tu Biblia y lee, usa una aplicación de audio de la Biblia, pon música de adoración que te recuerde las características de Dios, y acércate a Dios en oración para que Él pueda ayudarte a confiar en Él por encima de todos los demás pensamientos e ideas en tu mente. Y si fallas, confía en la verdad del evangelio: eres perdonada y limpiada.
«En cuanto a Dios, Su camino es perfecto; acrisolada es la palabra del Señor; Él es escudo a todos los que a Él se acogen». -Salmo 18:3
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