Lectura bíblica: Lucas 1:1-4
Imagínate que desde pequeña has escuchado de tus padres, abuelos, e incluso de tu bisabuela, historias acerca de una promesa que fue hecha a tu familia hace 500 años, la promesa de una herencia que cambiaría el destino de la familia. Por 500 años, ningún miembro de la familia ha recibido información nueva sobre esta herencia, pero algunos pocos todavía creen que sigue vigente y que un día llegará el aviso de que por fin se hará válida esa herencia.
Un domingo llega un primo político del tío segundo de tu bisabuela para su visita mensual dominguera y menciona que unos primos de otro pueblo escucharon rumores que indican que ha aparecido un miembro de la familia que había hecho la promesa.
Supuestamente, se empiezan a investigar los detalles sobre esta herencia. Tú no haces mucho caso a nada de esto porque siempre has creído que es pura leyenda. En los siguientes meses se escuchan más rumores. El nombre de esta persona empieza a circular por doquier, y suena parecido al que aparece en los documentos antiguos donde la promesa está registrada. Por tres años, estos rumores van y vienen, y decides ignorarlos. Entonces, llega la noticia de que la persona falleció repentinamente, y todo parece estar perdido en cuanto a la herencia. Al fin y al cabo, tú ya sabías que era una fábula.
Pero un día, varios años después, todo cambia. Llega un documento oficial a tu casa. Un documento legalmente válido, avalado y firmado por autoridades y testigos, que dice que tu familia tiene todos los derechos a una herencia enorme. Toda revisión oficial verifica que este documento es real y válido. ¡Qué emoción! ¡Lo que algunos creyeron por tantos años es cierto! Muchos miembros de la familia murieron creyendo en algo que no pudieron ver. Y, ahora, tú tienes en tus manos el documento que comprueba que todo es real. ¡Parece un sueño hecho realidad!
El Evangelio de Lucas fue ese documento para Teófilo, y para muchos más. El pueblo de Israel creía en una promesa, la promesa que estudiamos hace unos días en Génesis y en los salmos. Creía en profecías pero habían pasado 500 años sin ninguna revelación escrita. Algunos pensaban que el Mesías había llegado en forma de un hombre de Nazaret, pero luego ese hombre murió y muchos se quedaron con dudas.
Por cuanto muchos han tratado de compilar una historia de las cosas que entre nosotros son muy ciertas, tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra, también a mí me ha parecido conveniente, después de haberlo investigado todo con diligencia desde el principio, escribírtelas ordenadamente, excelentísimo Teófilo, para que sepas la verdad precisa acerca de las cosas que te han sido enseñadas. (Lucas 1:1-4)
Lucas anotó muchos detalles importantes acerca de lo que ocurrió durante el tiempo que ese hombre, que cumplió la promesa, estuvo sobre la tierra.
Lucas fue un médico, un hombre estudioso y metódico. Hizo una escrupulosa y cuidadosa investigación entrevistando a testigos oculares. Pero, más que todo eso, fue inspirado por el Espíritu Santo, y sus palabras han sido preservadas para ti y para mí hasta el día de hoy.
¿Para qué? El versículo cuatro tiene la respuesta.
«Para que sepas la verdad precisa acerca de las cosas que te han sido enseñadas».
Sellado. Revalidado. Legítimo. El punto es que tú puedas confiar que la verdad de la Palabra de Dios, y de los importantísimos detalles del nacimiento de aquel Bebé que cumpliría la promesa, es fiel y fiable. Es una roca sobre la cual puedes estacionarte y no moverte jamás. Cuando todo tu mundo tambalea, la Palabra es tu fundamento. Confía en ella. Léela. Ámala. Memorízala. Créela.
Reflexiona:
- Hay muy pocas personas en este mundo que creen en la completa inspiración divina de la Biblia. ¿Hay influencias que te han hecho dudar de la completa veracidad de la Biblia?
- ¿Evitas leer toda la Biblia porque no entiendes la conexión entre el Antiguo y el Nuevo Testamento? Para el año nuevo, ¿estarías dispuesta a proponerte conseguir una Biblia de estudio o empezar a usar recursos en línea que te ayuden a ver la Biblia como la historia única que es: toda conectada y relacionada?
- ¿Qué te impide confiar totalmente en la Palabra de Dios?
- Si dices creer en la Biblia, ¿qué prácticas en tu vida comprueban esa confianza? ¿La lees? ¿La meditas? ¿La memorizas?
Ora:
- Pídele a Dios que te dé una mente y un corazón que confíen plenamente en Su Palabra revelada, de principio a fin.
- Expresa tu necesidad de exponerte de todas las maneras posibles a la Palabra y pide ayuda al Señor para leer, meditar, y memorizarla, y para asistir fielmente a una iglesia que predique esa Palabra.
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