Oremos unas por otras

En cuanto a mí, a Dios invocaré, y el Señor me salvará. Tarde, mañana y mediodía me lamentaré y gemiré, y El oirá mi voz. Salmo 55:16-17.

Él oye mi voz. No sé a ti, pero pensar que Dios me oye, ¡me resulta un hecho maravilloso, extraordinario! Poder clamar al Todopoderoso sabiendo que Él oye nuestra voz, me conmueve profundamente. Orar es un privilegio que podemos y debemos disfrutar de continuo. ¡Oremos unas por otras!

Orar, es una de las mejores cosas que podamos hacer como cristianos. Al orar te comunicas, conectas, incrementas la comunión y te acercas a Él; y te ayuda a dejar de ponerte en el centro, para enfocarte en el Señor e interesarte en otras personas.

Considero mucho el tema de la oración de intercesión por los demás. Es necesario que continuamente nos pongamos en la brecha por otros.

Cuando oras o cuando expresas alguna necesidad al Señor, es el único momento en que puedes tener la seguridad de que alguien está realmente escuchando y no sólo eso, sino ¡también comprendiendo!, y no simplemente mostrando empatía ¡sino también tomando acción! Tenemos la seguridad que Él tiene todo bajo control y hace las cosas cuando y como a Él le place.

Al orar por alguien podemos confiar que es lo mejor que podamos hacer por esa persona, ya que la oración va más allá de nuestras pequeñas y limitadas capacidades y conocimiento. El Señor siempre obra a favor de lo mejor. Él nos permitirá muchas situaciones en las cuales podamos obrar específicamente y nos brindará oportunidades de ayudar, intervenir, accionar, ¡mismas que debemos aprovechar! y también orar por ello; sin embargo, habrá otras en las que no podremos hacer nada (humanamente hablando), es entonces cuando sólo podremos ir a nuestras rodillas en oración, confiando en que a Él le importa, responde, nos oye y nada ni nadie le toma por sorpresa.

Incluso cuando oramos y sentimos que nos faltan las palabras y no sabemos qué decir, qué hacer o cómo responder, Dios sí sabe todos los detalles relacionados con la situación, conoce los corazones y lo que resultará mejor, Él se hará cargo.

Algo precioso es que interceder por alguien es algo que todas podemos hacer.  No podemos atribuirnos mérito alguno por los resultados recibidos ya que en realidad quien hace las cosas y se lleva las palmas de principio a fin es y siempre será el Señor, por eso mismo ¡qué sobrenatural es el saber que Le place escucharnos y responder!

Cuando recibimos respuesta a la oración nos llenamos de alegría, agradecimiento y nuestra fe se fortalece. Debemos estar conscientes de que, a pesar de nuestra pequeñez, Dios siempre presta atención a nuestras palabras y actúa según Su perfecta y preciosa voluntad.

Sí, hay muchos ministerios; aun así, considero que uno de los mejores es orar, ya que no es necesario que alguien te reclute, no es necesario que nadie te conozca o te vea para servir, que tengas dones o habilidades sobresalientes, no requiere plataformas, micrófono, invitaciones, nadie es tentado a esperar un pago o reconocimiento por orar. Es una actividad voluntaria, generosa, secreta, generalmente no visible que puedes realizar en cualquier momento y en cualquier lugar.

Orar es la forma más genuina de mostrar lo que llamo un “interés desinteresado” porque te interesas en interceder por las personas sabiendo que quizá jamás sabrán que oraste por ellas, no recibirás un pago, no hay intereses personales de por medio.

¿Estás agradecida porque tienes acceso al oído del Creador del Universo? ¡Aprovéchalo y ora! ¿Necesitas oración? ten humildad y ¡pídela! ¿Estás orando por alguien? ¡Puedes comenzar hoy!

Oremos: Gracias Padre por escucharnos, responder, actuar y comprender. Eres el mejor compañero de plática que existe, Quien sustenta todas las cosas, todo es por Ti y para Ti. Enséñanos a permanecer en Ti y por favor ayúdanos a interceder por la necesidad, la vida y el alma de nuestro prójimo. Te lo pedimos en el nombre de Tu Amado Hijo Jesús, amén.

Día 19. Te invito a: tomar Viaje de los 30 días a través del Manifiesto de una Mujer Verdadera, activar tu vida de oración e interceder por otras.

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Sobre el autor

Lucy Reyna Orozco Meraz

 

Reyna es esposa de Raúl Orozco, radica en Chihuahua, Chih., México. Juntos pastorean y educan a
 
su hijo (JR) e hija (RG) en casa, siendo su deseo formarlos e instruirlos para la gloria de Dios.
 
Ambos son Ing. Industriales y … leer más …

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