No busques la venganza

¿Alguna vez has querido vengarte de alguien quien te ha lastimado o ha lastimado a tu familia o amigos? Hace unas semanas me encontré en esa situación. Alguien había lastimado a mi familia y yo quería confrontarlos y de una manera buscar vengarlos. Quería tomar la situación en mis propias manos. Incluso me encontré escribiendo un mensaje a esta persona varias veces para asegurarme de que supieran que estaba mal lo que habían hecho.

Por la gracia de Dios, nunca envié esos mensajes. Y estoy tan agradecida con el Señor que me detuvo porque estaba tratando de tomar esta situación en mis propias manos. 

En primer lugar, no estaba realmente involucrada en la situación, por lo que no era mi lugar para confrontar. Tenía buenas intenciones porque me preocupo profundamente por las personas que esta persona lastimó, y por eso quería vengarlas. 

Si has estado en una situación como esta, sabes cómo es eso. Pero aquí es donde me equivoqué ... ¿quién soy yo para vengar a mi familia? ¿Quién soy yo para tomar venganza?

Vemos en Romanos 12:19: «Amados, nunca tomen venganza ustedes mismos, sino den lugar a la ira de Dios, porque escrito está: “Mía es la venganza, Yo pagaré”, dice el Señor».

Romanos 12:19 requiere confiar en Jesús y nos recuerda que Dios es el juez supremo de todas nosotras. Aquellas personas que lo odian y también nos lastiman recibirán el castigo que Él considere sea justo. Puedo pensar que sé lo que la persona merece como castigo, pero realmente no lo sé. Dios es el que sabe lo que merecen. 

En cambio, estamos llamadas a poner la otra mejilla. Jesús enseña sobre esto en Mateo 5:39: «Pero yo les digo: “No resistan al que es malo; antes bien, a cualquiera que te abofetee en la mejilla derecha, vuélvele también la otra».

Jesús realmente nos modeló esto cuando fue llevado a la cruz. No tomó represalias cuando recibió insultos, burlas y golpes físicos cuando fue crucificado. De hecho, oró por sus enemigos (Lucas 23:34).

Jesús continúa en el capítulo 5 de Mateo para recordarnos que debemos amar a nuestros enemigos; buscar activamente hacerles el bien, no importa lo que hayan hecho. Y basándonos en el ejemplo de Jesús, podemos buscar orar por ellos y pedirle al Señor que obre en sus corazones para que lo conozcan, lo amen y se arrepientan de sus pecados. Así como nos ha permitido a nosotras arrepentirnos de nuestros pecados. 

Una vez fuimos enemigos de Dios. «Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros» (Romanos 5:8). Eso es lo que nos está llamando a hacer con nuestros enemigos: amarlos. Y una de las formas en las que podemos amar a nuestros enemigos es orando por su salvación y su relación con Dios; que Dios los bendiga con conocerlo.

¿Es esto difícil de hacer? ¡Claro que sí! Por eso estoy tan agradecida de que Dios nos haya dado el Espíritu Santo para poder lograr lo que es imposible en nuestra carne; hacer las cosas que Él nos llama a hacer que son tan contrarias a nuestra naturaleza pecaminosa. 

Mira lo que Pedro nos dice que tenemos en Cristo: «Pues Su divino poder nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida ya la piedad, mediante el verdadero conocimiento de Aquel que nos llamó por Su gloria y excelencia» (2 Pedro 1:3).

Tenemos todo lo que necesitamos en Cristo para hacer las cosas que Él nos llama a hacer. Entonces cuando parece que es imposible, es porque lo es en la carne, pero no en Cristo. 

Puedes perdonar a tus enemigos. Puedes orar por ellos. Puedes pedirle a Dios que los bendiga para que lo conozcan y se arrepientan de sus pecados. Puedes confiar en que Dios vengará lo que necesita ser vengado y bendecirá cuando Él decida bendecir. Y puedes hacer todo esto por la gracia de Dios y dependiendo de Él.

Ahora, quiero aclarar que cuando Jesús está hablando de poner la otra mejilla, no está hablando de una situación que involucre abuso o violencia o actividad criminal. Por eso es tan importante estudiar la Palabra y estar conectada con personas que aman a Jesús y pueden ayudarnos a entender la Biblia y cómo se aplica a nuestra situación específica.

A lo que me refiero es a situaciones como cuando un compañero de trabajo se atribuyó el mérito de algo que hiciste, o cuando eres perseguida por tu fe, o cuando alguien habla detrás de tus espaldas y empaña tu reputación. 

Entonces, cuando te des cuenta de que quieres vengarte o vengar a las personas en tu vida, detente y ora. Ve a los pasajes que mencioné en esta publicación. Recuerda que Dios tiene el control. Él es el juez supremo. Y recuerda el ejemplo de Jesús de amar a tus enemigos. Te animo a orar y ver cómo Dios quiere que ames a tus enemigos hoy. También considera buscar una mentora que pueda apoyarte y brindar sabiduría sobre cómo se ve esto en tu situación específica.

¡Dios te bendiga!

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Sobre el autor

Alejandra Minton

Salvada por gracia, hija del Rey de reyes, recién casada con Kyle y apasionada por estudiar y enseñar la Palabra de Dios.

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