La primera vez que escuché el término “Mentora” usado en la iglesia fue en una serie de charlas sobre feminidad bíblica. Asombrosamente aquella mujer que ese día hablaba se convirtió semanas después en mi mentora. Después de su mensaje tuve que reconocer con lágrimas en mis ojos que necesitaba ese tipo de relación en mi vida con carácter de urgencia y las bendiciones que han venido de ésta a través de los años dejan en evidencia que así era.
Ahora, es muy fácil ubicarme entre las “más jóvenes” de las que Tito habla, tenía 23 años cuando esta relación comenzó y ahora con 26, sé que mis contemporáneas y aun mujeres en sus 30s y 40s sienten que la ausencia de canas (por eso de “ancianas”) hace que mentorear o discipular a alguien no esté en nuestra lista de cosas por hacer. ¿Qué puede enseñar a otras una mujer en sus 20s, 30s o 40s? Mucho más de lo que te imaginas.
Esto fue lo que me dijo mi mentora al respecto: Yo creo que cuando Dios nos salva, nos 'sana', etc... si nos quedamos 'ahí' no se ha completado la obra. La obra se perfecciona cuando luego de ser salvadas, sanadas nos movemos a ser instrumentos en las vidas de otros. Ese es el 'ciclo de la vida' espiritual abundante. En la canción “Canción del desierto” hay una estrofa que me encanta:
Mi oración en la cosecha
abundan tu gracia y favor,
soy lleno para ser vaciado otra vez,
lo que recibí sembraré.
Y puede que quizás no te sientas en una cosecha, pero si Dios te ha salvado y ha trabajado en tu vida y poco a poco puedes ver el fruto del Espíritu en ti, ya es hora de comenzar a invertirte en otra vida. Quizás creas que has cometido demasiados errores en el pasado como para sentir que tienes algo que enseñar, el asunto es que , la mentoría no se trata de ti, se trata de Cristo, y de la iglesia unida para preparar a la novia. Grande fue muy sorpresa cuando después de un tiempo intentando encontrarle una mujer mayor a una joven adulta de mi iglesia ella me dijo: "No necesito que sea "tan" mayor, podría ser simplemente una mujer joven como tú en quien puede ver esfuerzos por agradar al Señor".
Por otro lado, no necesitas ser una maestra de teología ni ningún tipo de títulos, solo es cuestión de conocer el Evangelio y haber pasado por etapas que ellas aún no han pasado, ya sea eso entrar a la Universidad, ser una adolescente, o incluso estar entrando a la adolescencia. Nunca me cansaré de hablar de la importancia de las relaciones intergeneracionales dentro del pueblo de Dios. No hay palabras que describan la bendición que implica guiar a la más jóvenes a vivir el Evangelio en sus vidas diarias.(Si haces clic aquí encontrarás una publicación de Aylin Merck que te ayudará a recordar la importancia del Evangelio en las relaciones Tito 2. )
Tampoco se trata de una caja cuadrada e inflexible, sino de incluir a estas jóvenes en tu vida tal cual es. En mi caso a veces se trata simplemente de llevarlas a servir conmigo en la Escuela Dominical para niños y enseñarlas a amar y cuidar los pequeños y tocar la generación que viene detrás de ellas. ( Esta publicación titulada “Guisos, galletas y Cristo” te será de utilidad.)
Amada, ya es hora de dejar de ser una laguna que se que queda con todo lo que ha recibido y convertirte en un río que fluye desde la llenura del Espíritu a través de tu relación con Dios hasta las mujeres más jóvenes que van después de ti. Estoy segura de que si oras y abres tus ojos podrás encontrar oportunidad para hacerlo.
Tomemos un minuto de honestidad, ¿cuáles son tus excusas para no mentorear? Y si lo estás haciendo, cuéntanos tu testimonio al respecto.
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