La soltería produce una mezcla de emociones. Muchas veces puede haber alegría, porque la soltería brinda una oportunidad única para servir al Señor sin las presiones de un esposo. Pero también provoca tiempos desafiantes, especialmente durante esta época del año en la cual el amor es algo que ocupa un lugar primordial en nuestras mentes. Vemos todas las lindas tarjetas y osos de peluche con corazones, y las parejas celebrando su amor mutuo.
En este tiempo solemos estar muy conscientes de que no tenemos una "persona especial" con quien compartir la vida. Pero si nos concentramos en lo que no tenemos, en lo que creemos que nos estamos perdiendo, puede convertirse rápidamente en un desastre emocional. Por lo tanto, es tan importante recordar lo que sí tenemos y con quién compartimos esta vida.
Me encanta el Evangelio. Me encanta contemplar el increíble regalo que hemos recibido—Jesús mismo. Y en el día de los enamorados, o en cualquier otro momento cuando me siento particularmente sola, me esfuerzo por tener la mente puesta en el Evangelio. El Evangelio es la respuesta para nuestra soledad. Debido a la obra de Jesús en la Cruz, nunca estaremos realmente solas. Dios está con nosotras, y en nosotras, si seguimos a Cristo. Mira lo que dice Juan acerca de la relación que tenemos con Dios por la obra de Jesús en la Cruz:
En esto se manifestó el amor de Dios en nosotros: en que Dios ha enviado a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de Él… En esto sabemos que permanecemos en Él y Él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió al Hijo para ser el Salvador del mundo. Todo aquel que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios. Y nosotros hemos llegado a conocer y hemos creído el amor que Dios tiene para nosotros. Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios permanece en él (1 Juan 4:9, 13-16).
Si quieres aprender más sobre el amor, te sugiero que leas todo el capítulo de primera de Juan 4. Juan explica que, debido a la vida, la muerte y la resurrección de Jesús, aquellos que proclaman y reconocen que Jesús es el Salvador, viven en Cristo y Él en ellos. Continúa diciendo que tenemos a Dios mismo, en la forma del Espíritu Santo que nos ha sido dado. Detente y medita en esto por un momento. Para las que hemos conocido al Señor por algún tiempo, escuchar que tenemos al Espíritu Santo en nosotras puede ser una noticia vieja. ¡Pero es tan buena noticia! Significa que tú y yo nunca estamos realmente solas. Siempre tenemos a Dios en nosotras, y siempre estamos en Él.
Entonces, cada vez que te sientes sola y no amada, recuerda que el Dios que dejó todas las glorias celestiales para vivir en la tierra, morir y resucitar, hizo esto porque Él te ama. Y Él está en ti y tú estás en Él. No hay mejor historia de amor que esta.
Me encantaría saber de ti. ¿Cómo cambia el evangelio la forma en que experimentas tu soltería?
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