Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria y el honor y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas. Apocalipsis 4:11.
Escuché de Dios desde pequeña, la mayor parte de mi familia se encargó de enseñarme sobre la grandeza del Creador y modelar ejemplos piadosos para mí. Siempre admiré a los siervos del Señor que rendían su vida por amor a Él y a los demás, dispuestos a sacrificarse por hacer Su voluntad. De forma inocente e ilusa pensé que al convertirme en adulta yo sería automáticamente así, como uno de ellos y que la gloria de Dios siempre sería mi todo.
Al crecer, en alguna parte del camino, mis objetivos y planes cambiaron de dirección, principalmente al sumergirme en diversas ideologías llenas de individualismo, materialismo, humanismo, feminismo y otros lamentables “ismos”.
Sucedió sutilmente a través de personas, libros, medios de comunicación, sociedad en general, mi naturaleza caída y por la educación, al decidir exponerme a filosofías huecas y erradas. No todos los contenidos que ofrece el ser “educado o culto” son convenientes para un individuo o para beneficio de una sociedad. Es necesario un filtro. He ahí la importancia de tomar siempre la Biblia como guía.
La educación es un claro ejemplo de cómo podemos tomar algo “bueno” y ponerlo en una posición inadecuada, en la posición de un ídolo, dando nuestro enfoque a lo que no lo merece. Tal cual fue mi caso. Me dediqué mucho a llenarme de vanos conocimientos y al hacerlo me di cuenta de qué cosas tan feas brotaban de mi corazón.
Cabe señalar que en aquel momento no me daba cuenta, yo me consideraba alguien “centrada, inteligente, madura y hasta humilde” ¡imagínate!, sentía que estaba “muy bien”, que era una “buena cristiana”, una “buena persona”, una "buena ciudadana", que sólo quería superarme cada día más...¿qué tendría eso de malo?.
Entonces, aunque pensaba que al crecer estaría enfocada en Él para siempre, en realidad no estaba tan cautivada por Su gloria, gran parte de mi vida y esfuerzos se trataban sólo sobre lo que YO quería lograr: por mí y para mí. ¡Cuánto orgullo y egoísmo crecían en mi interior!
En Su misericordia y a través de Su Palabra me ha abierto los ojos para ver qué tan centrada estaba en “MI” mente, “MIS” sueños, deseos, anhelos y metas, con un lente tan limitado a esta vida, para darme una oportunidad de centrarme en Él, quitar mi –yo- del centro para ponerlo a Él al mando de mi vida, considerando la eternidad en cada aspecto de ella.
Es maravilloso ver que la gracia, misericordia y benevolencia del Señor están ahí para darnos otra oportunidad cuando decidimos fijar nuestros ojos sólo en Él.
El libro “No desperdicies tu vida” de John Piper tuvo un impacto profundo en la vida de mi esposo y luego en la mía. Te animo a leerlo, ayudará a poner tu enfoque en lo eterno y que lo demás palidezca. Nos reta a vivir de tal manera que hagamos de la gloria de Dios NUESTRA ÚNICA PASIÓN.
La gloria de Dios no se compara con nada, es prácticamente imposible expresarla con palabras o comprenderla en su totalidad.
¿Es Su gloria tu pasión suprema? ¿Cuántas veces has puesto la vista en lo terrenal, dejándote deslumbrar por diversos brillos temporales, vanos e ilusorios? Yo, muchas.
Ahora quiero solamente enfocarme en Él, el único digno, el sol de justicia, quien da razón a mis días, el motivo de mi existencia. Hoy puedo decir que Él es mi objetivo, a quien corren mis pensamientos, mi pasión suprema, a quien he rendido toda mi vida, soltado las riendas, sometiéndome a Su voluntad. No es sencillo y sobre todo no pretendo haberlo alcanzado ya, sino que prosigo a la meta, al supremo llamamiento que Él me ha hecho, decidiendo morir a mí misma cada día y encontrando vida real en Él.
¿Me contarías sobre ti? ¿Qué otros ídolos, intereses o pasiones tienes que rendir aún para enfocarte más en Jesucristo y colocarlo en la posición de tu pasión suprema? (puedes usar este video como ayuda para meditar en ello).
DÍA 1. ¿Has considerado hacer el Viaje de los 30 días a través del Manfiesto de una Mujer Verdadera? Te invito a que lo hagas, puedes sorprenderte de las cosas que Dios puede mostrarte al sumergirte en Su Palabra.
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Este artículo procede del Ministerio Aviva Nuestros Corazones ® www.avivanuestroscorazones.com
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