Una mentira que creí por mucho tiempo es que yo no debía compartir sobre mis luchas o debilidades en mi vida con las mujeres a quienes instruía en las Escrituras. Pensaba que si yo compartía esas áreas de mi vida se decepcionarían de la vida cristiana o no me verían como una líder o guía para sus vidas. Fue en un estudio sobre Maternidad Espiritual que el Señor me hizo ver lo equivocada que estaba. Entendí que abrir mi corazón y mostrarme a ellas tal cual era, hablando de mis luchas y debilidades, hacía que muchas mujeres se identificaran conmigo y no se sintieran solas con sus cargas. Esto nos cuenta Margarita el día de hoy, no te pierdas su testimonio en nuestra serie el Poder de la Verdad.
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