Alejandra nos acompaña el día de hoy y nos cuenta como ha sido su lucha con una mentira sobre el divorcio, ella nos cuenta: Me casé muy joven, a los 22 años. A esa edad mi cabeza estaba llena de las ilusiones de una mujer joven como cualquier otra. Anhelaba casarme para ser feliz. Los problemas iniciaron muy temprano, diría que la noche de bodas y desde entonces siempre asumí el divorcio como la solución. Otras personas cristianas lo hacían y entonces yo también podía hacerlo. El problema con este pensamiento es que el divorcio no es solo una palabra, es una actitud. «Si tú no me haces feliz, ¿para qué estar juntos?». Te invitamos a ver este testimonio en nuestra serie el Poder de la Verdad y ser animada el día de hoy.
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