¿Qué tipo de emociones remueve la Navidad en tu interior? Para algunas, es un tiempo al que le damos la bienvenida porque nos reuniremos con aquellos a quienes amamos, o puede ser una época de recordar momentos compartidos en familia, puede estar lleno de sorpresas, de compartir, de amor. Para otros, la Navidad significa días especiales llenos de delicias a nuestros sentidos: zumo con lazos de canela en la estufa, ramas de pino con luces brillantes, caminatas por el vecindario en las noches frescas tomadas de la mano de pequeñas manitos envueltas en guantes observando los hombres de nieves y escenas del nacimiento.
Sí, para muchas de nosotras, las navidades realmente parecen ser “buenas nuevas de gozo” (Lucas 2:10). Pero para aquellas de nosotras cuyas vidas no parecen reflejar esa imagen prototipo de las pinturas de Norman Rockwell, la Navidad podría parecer un chiste cruel—un tiempo en que todo lo que no marcha bien en nuestras vidas parecería proyectarse en cada valla publicitaria.
Es fácil que suceda que aquellas mujeres cuyas vidas son solitarias y llenas de trabajo, trabajo y más trabajo, con casas frías y vacías, con compras de juguetes solo para sobrinos, miren a las mujeres casadas y piensen ‘las navidades serían un tiempo de gozo si tuviera la familia que ella tiene’.
Pero muchas mujeres casadas miran a otras y piensan ‘ las navidades serían un tiempo de gozo si tuviera su vida, sus hijos, ese tipo de esposo o su casa. Si yo supiera hornear como ella lo hace, si mis hijos fueran realmente agradecidos o vivieran más cerca de mí, mi vida sería mejor’ .
Una y otra vez, la imagen de las navidades de Norman Rockwell Christmas nos persigue con sentimientos de soledad y de sentirnos inadecuadas, diciéndonos que nos estamos perdiendo de algo —que en realidad, sin importar cuántas personas hay alrededor nuestro, estamos completamente solas.
Pero las navidades deberían decirnos que nada está más lejos de la verdad: el verdadero Amor está justo enfrente de nosotras, proclamando que Él es Emanuel. Que ha venido a morar con nosotras, a hacerse Uno como nosotras, a ser nuestro Esposo para siempre.
¿Cómo sabemos que no estamos solas? ¿Qué puede afirmar nuestros corazones cuando la propia celebración de la Navidad que es la respuesta a nuestra soledad y lejanía ha sido relegada por nuestros corazones engañosos?
Debemos regresar al verdadero mensaje de Cristo—antes de esas nostálgicas pinturas de Rockwell, aún antes de que la iglesia cantara himnos proclamando “Él fue manifestado en la carne, vindicado en el Espíritu, contemplado por ángeles." (1 Tim. 3:16).
Debemos recordar cómo Cristo siempre nos ha amado y cómo Su amor por nosotras todavía hoy es la respuesta a los anhelos de amor que cada una tenemos.
Antes de los tiempos, Dios el Padre y Dios el Hijo hicieron un pacto de que "en la plenitud del tiempo" Dios enviaría a Su Hijo, " nacido de mujer, nacido bajo la ley, a fin de que redimiera a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción de hijos…" (Gl. 4:4–5), para que supiéramos que no estábamos solos. Fue enviado para que cada ley que rompiéramos, fuera obedecida por Cristo en la medida en que vivió una vida perfecta y padeció una terrible muerte en nuestro lugar.
¿Qué hace el Hijo de Dios con escalofríos, cubierto en líquido amniótico y envuelto en trapos ásperos, en un pesebre, dependiendo de una mujer débil y su esposo? ¿Por qué la Palabra encarnada tenía que aprender un idioma y modales para la mesa? ¿Por qué se sometía a padres con defectos? ¿Por qué se bautiza en un río enlodado y padece hambre en el desierto mientras lucha con el ataque malvado de Satanás? ¿Por qué cena con un fariseo mientras una mujer inmoral le besa los pies? ¿Por qué es humillado, avergonzado, azotado y golpeado, clavado en una cruz y abandonado por Su Padre?
¿Por qué? Para que ahora mismo —y durante toda esta época—sepas que no estás ni estarás nunca sola. Todas esas cosas que has hecho que te hacían merecedora de ser apartada y aislada de Él, fueron perdonadas para que puedas recibir el registro perfecto de Jesús por haber obedecido siempre, haber amado siempre.
Hoy eres amada, y este amor es mucho mejor que cualquier retrato que Norman Rockwell haya pintado jamás. Cristo el Hijo encarnado es tu Esposo. ¡Regocíjate!
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