Una búsqueda en Google sobre cuánto tiempo pueden durar nuestros cuerpos sin comida te dirá que podrías pasar de 30 a 40 días sin comer, siempre y cuando tengas algo para beber. Aun así, nuestros cuerpos solo podrían sobrevivir sin agua hasta tres días.
La mayoría de nosotras tenemos la oportunidad de beber y comer todos los días, varias veces al día. Nos tomamos el tiempo diario para hacer estas cosas porque reconocemos que las necesitamos para poder vivir. Entonces, si reconocemos que necesitamos comida y agua para nuestro cuerpo físico ¿por qué no reconocemos cuánto más necesitamos el alimento espiritual para nuestras almas? Muchas veces sucede que no hacemos el mismo esfuerzo para alimentar nuestro espíritu como cuando alimentamos nuestro cuerpo, y por eso podemos pasar días sin abrir la Biblia.
Hermanas, así como nuestros cuerpos necesitan alimento y agua para funcionar, nuestras almas necesitan alimento espiritual de la Palabra de Dios para funcionar también. No es de extrañar que a menudo nos sintamos sin esperanza, sin alegría y sin fuerzas. Nos estamos olvidando de alimentar nuestras almas con la Palabra eterna de Dios.
Lo cierto es que presentamos excusas por las que no pasamos tiempo leyendo la Palabra de Dios. Creemos que nuestras vidas están demasiado ocupadas, sin embargo, tenemos tiempo para comer y beber todos los días. No privamos a nuestro cuerpo de los nutrientes que necesita, por lo que tampoco deberíamos privar nuestra alma de lo que la nutre y le permite vivir.
Las excusas tienen que acabar. Leer la Palabra de Dios a diario realmente no es opcional, sino un deber de toda mujer cristiana. Es necesario e imprescindible abrir nuestras Biblias y conocer al Dios que decimos amar.
Así que, quiero llevar esto un paso más allá. Quiero exhortarlas a que no se limiten solo a comer una comida rápida. No, me gustaría animarlas a que se sienten en un precioso restaurante todos los días y disfruten de un festín. Las animo a que no solo se tomen de 5 a 15 minutos para leer rápidamente un capítulo y marcarlo como «hecho» en su lista de pendientes. Hermanas, ¡me gustaría que se deleiten con los manjares de la Biblia!
Siéntense, pídanle a Dios que Él prepare su corazón a Sus palabras, tomen un tiempo especial del día y disfruten de su comida y de la compañía que tienen, porque sentado frente a ustedes está Jesús mismo.
Tenemos que cambiar nuestra mentalidad de «rápido y fácil» y reducir la velocidad. El Rey de reyes y Señor de señores las espera todos los días a que vengan y se sienten frente a Él, a que lo conozcan y disfruten del banquete con el alimento que solo Él puede dar. Este banquete las saciará por completo.
Les aseguro que diariamente pueden hacer tiempo para esto. Deben tomarse el tiempo para hacerlo. Va a marcar la diferencia entre vivir y apenas sobrevivir.
Hermanas, veamos cómo el autor de Hebreos exhorta a los creyentes a avanzar hacia la madurez en el Señor y deleitarse con las verdades profundas de la Palabra de Dios. «Acerca de esto tenemos mucho que decir, y es difícil de explicar, puesto que ustedes se han hecho tardos para oír. Pues aunque ya debieran ser maestros, otra vez tienen necesidad de que alguien les enseñe los principios elementales de los oráculos de Dios, y han llegado a tener necesidad de leche y no de alimento sólido. Porque todo el que toma solo leche, no está acostumbrado a la palabra de justicia, porque es niño. Pero el alimento sólido es para los adultos, los cuales por la práctica tienen los sentidos ejercitados para discernir el bien y el mal» (Hebreos 5:11-14).
No sé ustedes, mis queridas hermanas, ¡pero yo anhelo pasar de «beber leche» a comer «carne»! Quiero probar y ver que el Señor es bueno (Salmo 34:8) y tomar mi tiempo con Él a diario.
Es posible madurar con la ayuda del Señor. Solo tenemos que estar dispuestas, ser disciplinadas para hacerlo y pedirle al Señor que nos conceda más hambre por Su Palabra.
¿Están preparadas para el desafío de crecer en la Palabra de Dios, deleitarse en Sus verdades y madurar?
Aquí hay algunos consejos prácticos que pueden ser de ayuda:
- Haz del estudio de la Palabra de Dios y el pasar tiempo en Su presencia, la prioridad de cada día en tu vida. Si normalmente te levantas a las 7 a.m., levántate a las 6 a.m. o incluso más temprano para que puedas tener suficiente tiempo para estar en la Palabra.
- No levantes tu teléfono ni ningún otro dispositivo electrónico antes de tomar tu Biblia. A menudo podemos distraernos tanto con los correos electrónicos, los mensajes de texto y las noticias que encontramos en nuestros dispositivos, que termina por costarnos más trabajo ir en busca de Dios. En su lugar, pon en práctica no mirar tu teléfono hasta después de haber pasado tiempo estudiando la Palabra de Dios.
- Si usas el teléfono móvil como alarma, invierte en un reloj despertador o busca la forma en que no te permitas mirar el teléfono a primera hora de la mañana.
- Despiértate antes que nadie en tu hogar. A veces, una vez que todos los demás están despiertos es fácil distraerse, también es más difícil alimentar tu alma cuando tienes un hogar donde hay personas que necesitan tu atención.
- Pídele a Dios que te ayude a ser disciplinada y a reconocer que estudiar Su Palabra es esencial para tu alma, mente y corazón porque necesitas a Jesús todos los días.
- Utiliza estudios bíblicos; pueden ser una excelente manera de comenzar si no estás acostumbrada a estudiar la Biblia sola. Aquí hay algunas sugerencias:
- Estudios gratuitos sobre Esther, Elisabet y Abigail
- Un estudio sobre Génesis
- Un estudio sobre Santiago
- Un estudio gratuito sobre crecer en tu relación con Cristo
Hermanas, es hora de dejar de ser bebés en la Palabra y comenzar a crecer para convertirnos, con la ayuda del Señor, en mujeres maduras mediante el estudio de las profundidades de la Palabra de Dios a diario, de forma consistente y consciente.
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