Cuando me arrepentí de mis pecados y conocí al Señor a mis 29 años, no sabía nada acerca de la Palabra de Dios, pero tenía una incansable búsqueda de leer, orar y de enamorarme cada vez más de mi Señor. Recuerdo que dos de los versículos que más han impactado mi vida han sido:
«Y ella tenía una hermana que se llamaba María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra». Lucas 10:39
«pero una sola cosa es necesaria, y María ha escogido la parte buena, la cual no le será quitada». Lucas 10:42
Pero el hecho que estos fueron dos de los versículos que más han impactado mi vida, me han confrontado y me han retado; no significa que ha sido fácil en estos 24 años estar como María a Sus pies.
En mi caminar como creyente me recuerdo el evangelio cada día y evalúo mi tiempo a los pies del Señor, así mismo como consejera bíblica, mentora y discipuladora. Siempre mi primera pregunta radica en enseñar el evangelio y preguntar cómo están esos tiempos maravillosos a los pies del Señor.
¿Por qué es importante?
- Es muy importante recordar primeramente que fue la gracia y misericordia del Señor que nos salvó.
«Pero Dios es tan rico en misericordia y nos amó tanto que, a pesar de que estábamos muertos por causa de nuestros pecados, nos dio vida cuando levantó a Cristo de los muertos. (¡Es solo por la gracia de Dios que ustedes han sido salvados!)». Efesios 2:4-5
- Estar a los pies del Señor para meditar en su Palabra, orar, se trata de conocerle a Él, para saber Su voluntad y ser obedientes. Con el fin de vivir de una manera que le glorifique en una santidad progresiva.
«Por tanto amados, teniendo estas promesas, limpiémonos de toda inmundicia de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios». 2 Corintios 7:1
Lo que no es «estar a los pies del Señor»
Mientras hablo con mujeres en consejería acerca de este tema y les he preguntado cómo luce su tiempo a los pies del Señor, he recibido estas respuestas equivocadas:
En mi tiempo a los pies del Señor…
...escucho programas de sana doctrina.
...escucho predicas excelentes por el Internet.
...estoy haciendo un discipulado.
...estoy leyendo un libro.
...estoy cumpliendo mis asignaturas bíblicas del Instituto bíblico o el Seminario.
...estoy orando mientras hago otras cosas.
¿Has definido tu tiempo a los pies del Señor de esta manera? Lo más hermoso es que el Señor nos perdona y cada día es un nuevo amanecer para crecer en Él, así que aquí te doy algunos consejos que han sido de bendición en mi vida devocional a los pies del Señor pues yo también he luchado y lucho por poder estar cada día bajo a los pies del Señor.
Lo que sí es «estar a los pies del Señor»
Estar a los pies del Señor es cultivar un corazón dispuesto a tener una relación de conocerle más. Aquí te comparto algunas ideas para crecer en devoción a Dios y su Palabra.
1) Cultiva la quietud a los pies del Señor
Cuando quieres tener una relación con alguien de amistad o cuando se conoce a un chico que será novio y después esposo, se necesita una relación de tú a tú para conocer más de esa persona, saber más acerca de él, y deseas estar a solas.
Bueno, si nosotros queremos conocer más a nuestro Señor necesitamos ese tiempo en quietud apartadas sin molestia para poder conocerle y aprender más de Él a través de su Palabra. Aunque sabemos que es muy difícil por las diferentes etapas como mujeres que vivimos no es imposible el hacerlo porque tenemos el Espíritu Santo que nos ayudará, sin embargo, hay que ser intencional en orar al Señor que nos ayude y ser obedientes en ponerlo en práctica.
«Una cosa he pedido al Señor, y ésa buscaré…» Salmo 27:4a
2) Levántate muy temprano a los pies del Señor
Una de las cosas más intencionales para poder tener mi tiempo a los pies del Señor es levantarme temprano. Aunque en un tiempo no fue una dificultad para mí, porque era madrugadora, ahora por el deterioro de mi salud por más de 8 años en dolores crónicos de la fibromialgia y en noches de no dormir bien; ha sido una batalla que solo ha sido librada en dependencia absoluta de Dios. Pero me reconforta como Jesús nos enseña quién ministro toda una noche pero en la mañana se apartó para tener tiempo con el Padre
«Levantándose muy temprano de mañana, cuando todavía estaba oscuro, salió, y se fue a un lugar solitario, y allí oraba». Marcos 1:35
3) Medita en Su Palabra y atesórala a los pies del Señor
Para conocer más a nuestro Señor debemos meditar en su voz, que es Su Palabra y necesitamos atesorarla en nuestra mente y corazón.
«Meditaré en tus preceptos, y consideraré tus caminos. Me deleitaré en tus estatutos, y no olvidaré tu palabra». Salmo 119:15-16
4) Agradece a los pies del Señor
Necesitamos ser intencionales en dar gracias a nuestro Señor, primero porque por Su gracia y misericordia. Somos sus hijas y tenemos su Palabra en nuestro idioma, vivimos y nos congregamos en lugares de libertad donde podemos adorarle a solas. Aún por las dificultades, enfermedades y sufrimientos debemos agradecer porque eso nos acerca más a Él.
«Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro que costaba mucho ungió los pies de Jesús, y se los secó con los cabellos, y la casa se llenó con la fragancia del perfume». Juan 12:3
«Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en toda tribulación nuestra, para que nosotros podamos consolar a los que están en cualquier aflicción con el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios». 2 Cor. 1:3-4
5) Arrepiéntete a los pies del Señor
¡Qué hermoso es poder venir y rendirnos en arrepentimiento a los pies del Señor y saber que nos dará perdón porque tenemos un abogado que intercede por nosotros!
«Señor si tú tuvieras en cuenta las iniquidades. ¿Quién oh Señor, podría permanecer? Pero en ti hay perdón para que seas temido». Salmo 130:3-4
6) Ora a los pies del Señor
La oración es una parte fundamental en nuestra vida y más aún si la hacemos en la Palabra del Señor, pues ella nos ayuda a rendirnos no para pedir para nuestros deleites sino en la voluntad del Señor.
«Por nada estéis afanosos, antes bien, en todo mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios». Filipenses 4:6
Amada hermana, oro por ti y por mí para que el Señor nos conceda un corazón que anhele estar a Sus pies, y que nos ayude a ser como María que escogió la mejor parte, que nunca le será quitada.
¿Qué necesitas rendir para ser más intencional en estar a los pies del Señor?
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