Sé que no debemos hablar de las cosas "buenas" que hacemos, y mucho menos publicarlas, pero quiero compartir algo que el Señor me confirmó al leer un artículo de Nancy Leigh DeMoss publicado en Aviva Nuestros Corazones hace unas semanas atrás, titulado “Veinticinco centavos en cada ocasión” y se enmarca dentro del tema de la rendición.
Al finalizar mi tiempo con el Señor me disponía a llevar a cabo mi agenda, pero entendí que Dios la cambiaba, en uno de sus “puntos”: Iba a invitar a almorzar a una amiga con quien me gusta compartir y que hacía unos meses que no veía. Hablamos de muchas cosas, temas personales, familiares; siempre que estamos juntas, nos reímos. Es una querida amiga y hermana en Cristo.
De repente recordé que la señora que asiste a mi madre estaba libre ese día. Y a mi madre no le gusta mucho cocinar. Probablemente almorzaría cualquier cosa o, como muchas veces hace, iría a almorzar a casa de su hermana –otra mujer mayorcita, y también viuda.
De inmediato decidí obedecer, y escribí un mensaje por WhatsApp, invitándola a almorzar en mi casa, junto con su hermana, mi querida tía.
Las pasé a buscar a sus respectivos hogares, y puedo testificar que de principio a fin del “proceso” yo sentía paz en mi interior, porque sabía que estaba obedeciendo al Señor, y más que eso, también, mientras ellas recibían la bendición, yo estaba siendo bendecida.
La persona que nos ayuda en la cocina, se esmeró, y ni siquiera fue necesario que yo fuera al supermercado; la comida estaba sencilla, pero riquísima –todo indica que lo hizo con amor; nuestras conversaciones fueron… simples, cotidianas, pero, lo mejor de todo, fue que el amor estaba presente porque Dios estaba presente, de principio a fin.
Mis “viejitas” llegaron felices de vuelta a sus hogares, y yo muy gozosa de haber dicho: ¡Sí, Señor! ¡Súper bendecida! Porque como nos dice Nancy en uno de los programas:
“La obediencia es el camino a la bendición. Es el medio para obtener protección. […] para obtener gozo. […] para encontrar lo mejor de Dios para nuestras vidas. Cada vez que ves el llamado a la obediencia en las Escrituras, en realidad es una invitación a ser bendecida. ¿Quieres ser bendecida? ¡Obedece!”
Aquí está el artículo –es cortito- que me ayudó a ver que Dios está interesado en que me rinda en pequeñas y en grandes cosas.
Veinticinco centavos en cada ocasión
Gracias Padre, porque pusiste en mi el querer como el hacer! Gracias por ayudarme a experimentar tan dulcemente que la obediencia… trae bendición!
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Este artículo procede del Ministerio Aviva Nuestros Corazones ® www.avivanuestroscorazones.com
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