“Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” Juan 8:32
Salimos a las 3 de la tarde, creyendo que íbamos a predicar y a compartir generosamente con otros. En Su Bondad, Dios permitió todo lo contrario y recibí mucho más de lo que fui a dar.
Conocimos a Luz (nombre cambiado para proteger su identidad) una mujer hermosa con un pasado horroroso. Actualmente deambula por una de las calles de mi ciudad, hablando sola, diciendo cosas sin sentido que si bien parecen locuras, no necesariamente lo son.
Pudimos deducir que aparentemente se prostituyó desde muy corta edad lo que afectó sus estudios. Mencionó haber abusado de las drogas y del alcohol. Sus efectos pueden percibirse al conversar con ella. Es sorprendente la cantidad de información que maneja sobre diversos temas. Inclusive sabía que Dios envió a Jesús y que sin Él no podía hacer nada.
Pero luego comentaba algunas frases incoherentes que reflejan las mentiras que hay en su mente y le impiden ver la verdad de Dios.
¿Qué pude aprender de Luz? ¿Qué relación tiene con mi vida?
Por la gracia de Dios no tengo un pasado similar al suyo; pero debo reconocer que mi pasado sí es oscuro y horroroso. Mi entendimiento sí fue arruinado por el pecado, mi cabeza también estaba llena de mentiras. Hasta que Cristo vino y regeneró el desastre de mente que tenía.
Aun ahora, siendo cristiana, debo admitir que muchas veces actúo como Luz, repitiendo una y otra vez las mentiras que antaño creí. En ocasiones la lucha es horrible, como si tuviera una hebra de pelo en alguna parte del brazo; la sientes, te molesta, pero a pesar de los esfuerzos buscándola, no la encuentras o no te la puedes quitar. Esas mentiras se esconden, de una manera obvia, en mi corazón y conlleva todo un proceso encontrarlas y despegarlas de mí.
Gracias a Dios, no hay necesidad que no pueda ser satisfecha por El, y esas mentiras sí se pueden encontrar y despegar tal como ocurre cuando queremos sacar rápidamente el agua de una botella: debemos llenarla de aire.
Así mismo, la forma más rápida de sacar las mentiras de nuestro corazón es llenándolo de Sus verdades lo más pronto posible. Ese es el reto para mí y para ti también… llenar nuestra mente y corazón de Su Palabra que es la Verdad.
Salmos 119:11 “En mi corazón he atesorado Tu Palabra, para no pecar contra ti.”
Josué 1:8 “Este libro de la ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino y tendrás éxito”
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