La veracidad de Dios

La primera pregunta del Catecismo Menor de WestMinster nos enseña que: «El fin principal del hombre es el de glorificar a Dios, y gozar de Él para siempre». Fuimos creados para esto y, por tanto, de eso se trata nuestra vida. Glorificar, según la definición bíblica es: adorar, alabar, engrandecer, exaltar, honrar, magnificar. Para llevar a cabo estas acciones debemos conocer a ese Dios que nos creó, a fin de cumplir ese propósito de una manera que le honre y agrade.

¿Cómo Dios se nos ha dado a conocer? Por medio de Su Creación, de Su Palabra revelada, y por medio de Su Hijo Jesucristo, la Palabra hecha carne. En estas revelaciones vemos a Dios como la fuente de toda ley, moralidad, bondad, poder, hermosura, veracidad, sabiduría, etcétera.

La veracidad, que incluye también la fidelidad de Dios, es el atributo por el cual sabemos que Él es el Dios verdadero, y que todo Su conocimiento y palabras son verdad y norma suprema de verdad a la vez. Su conocimiento es perfecto y nunca se equivoca. Él sabe todo perfectamente acerca del mundo, del hombre y de todas las cosas, incluyéndome a mí. Porque Su Palabra es verdad, Dios de manera fiel hace lo que promete hacer, y esto lo hace ser confiable.

En un mundo donde la mentira, falsedad, desconfianza e infidelidad son las normas del día a día, nuestro corazón es una y otra vez decepcionado. Pero contemplar Su veracidad y Su fidelidad nos llena de una certeza que nos hace pisar en suelo firme. Aun en nuestras luchas contra el pecado que todavía nos asedia, hay consuelo y esperanza, pues: «Si somos infieles, Él permanece fiel, pues no puede negarse a Él mismo» (2 Timoteo 2:13).

Estudiando los salmos, los cuales son fuente de inspiración, alegría, consuelo y fortaleza, observé que la palabra «ciertamente» aparece 15 veces. Dicha palabra es un adverbio que tiene varios significados o sinónimos: con certeza, evidencia, seguridad, acertado, sin duda, por supuesto. Es una partícula de afirmación.

Cuando estudiamos estos «ciertamente», nuestra fe se acrecienta, vamos del conflicto al triunfo, del desánimo a la alegría. Y todo esto porque creemos que es la verdad de un Dios fiel.

Veamos dichos salmos y algunos ejemplos:

  • «Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días». —Salmos 23:6 
  • «Ciertamente ninguno de cuantos esperan en Ti será avergonzado». —Salmos 25:3
  • «Por eso, que todo santo ore a Ti en el tiempo en que puedas ser hallado. Ciertamente, en la inundación de muchas aguas, no llegarán estas a él». —Salmos 32:6 
  • «Tú has hecho mis días muy breves, y mi existencia es como nada delante de Ti; ciertamente todo hombre, aun en la plenitud de su vigor, es solo un soplo. Sí, como una sombra anda el hombre; ciertamente en vano se afana; acumula riquezas, y no sabe quién las recogerá». —Salmo 39:5-6
  • «Entonces los hombres dirán: “Ciertamente hay recompensa para el justo, ciertamente hay un Dios que juzga la tierra”». —Salmos 58:11
  • «Pero ciertamente Dios me ha oído; Él atendió a la voz de mi oración». —Salmos 66:19
  • «Ciertamente Dios es bueno para con Israel, para con los puros de corazón». —Salmos 73:1
  • «Pues el furor del hombre te alabará; con un residuo de furor te ceñirás». —Salmos 76:10 
  • «Ciertamente cercana está Su salvación a los que le temen, para que habite la gloria de Dios en nuestra tierra». —Salmos 85:9
  • «Con tus ojos mirarás y verás la paga de los impíos». —Salmos 91:8 
  • «¡Ah, Señor! Ciertamente yo soy Tu siervo, siervo Tuyo soy, hijo de Tu sierva; Tú desataste mis ataduras». —Salmos 116:16 
  • «Si digo: “Ciertamente las tinieblas me envolverán; y la luz a mi alrededor será de noche”». —Salmos 139:11
  • «Ciertamente los justos darán gracias a Tu nombre, Y los rectos morarán en Tu presencia». —Salmos 140:13 

Las palabras hablan por sí solas. En esta y en cualquier etapa de la vida en que nos encontremos, tenemos un Dios veraz y fiel en quien podemos apoyarnos. Tenemos miles y miles de razones para alabarle, bendecirle y creerle.

¿Cómo impacta esto mi vida?

1) Me lleva a meditar constantemente en el cielo. Aun estando en la tierra sé que Su bien y misericordia me guardan y con toda seguridad me llevarán a Su casa cuando Él lo disponga. También me guarda de la vanidad y futilidad mundanal.

2) Puedo esperar en Su voluntad en cualquier situación o decisión, porque Él no es Dios de confusión. Su Palabra me enseña que en Su tiempo Él dará la solución.

3) Me inspira a creerle de todo corazón aun en los momentos en que no entienda el porqué de muchas cosas…Ciertamente Él galardonará mi confianza en Su verdad y fidelidad.

¡A Él sea la gloria por los siglos! Amén.

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Sobre el autor

Margarita de Michelén

Mejor conocida por Maggie, recibió por la gracia de Dios a Jesucristo como su Señor y Salvador en el año 1980. Está casada con Eric Michelén desde 1981. Ambos desde su juventud han servido en Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo. … leer más …


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