La ventana de Eutico

El libro de los Hechos (20:7-12) cuenta la curiosa historia de un joven llamado Eutico, que estando reunido con los apóstoles en el Aposento Alto oyendo una exposición de Pablo, se sentó en una ventana, se quedó dormido, cayó desde el tercer piso y lo levantaron muerto. 

Cuando leemos esta historia, tal vez nuestro primer pensamiento sea: «¡Qué ocurrencia, sentarse en una ventana!». Gracias a Dios que el hecho no alcanzó límites de tragedia porque el Señor, a través de Pablo, resucitó a Eutico. También nos dice el relato que el Aposento Alto estaba muy bien iluminado (había muchas lámparas). Extraño ¿verdad? Dormirse entre tanta luz para caer en la oscuridad…

Pero pensando un poco en el caso de Eutico, podríamos preguntarnos cuál sería en realidad la causa de su caída. Es posible que el discurso de Pablo se extendiera mucho; pero muchos líderes políticos hablan largas horas y los prosélitos no se duermen. Se podrían hacer muchas especulaciones alrededor de la caída de Eutico, pero la realidad es que su problema fue, precisamente, quedarse en la ventana; ni adentro ni afuera. Permaneció en la penumbra. 

El problema de muchos cristianos de hoy no es muy diferente al problema de Eutico. Entran pero no están. Unos entran porque sienten que en la iglesia pueden encontrar un refugio dónde solucionar sus problemas, y otros, porque el convertirse al cristianismo lo ven como una moda y hay que alinearse con lo que esté en boga.

A propósito de «esta moda», un renombrado periodista de uno de nuestros más conocidos periódicos hizo un comentario muy atinado en su columna «De varios temas». El comentario se titulaba: «Cristo como refugio». Decía él que la moda actual para muchos famosos es anunciar públicamente su conversión a Cristo; y que la misma caminaba a tal velocidad que se evidenciaba más como un acto impensado que como un convencimiento. Y ¿por qué lo decía? Pues porque esos mismos que en los medios de comunicación pregonan haber abrazado el cristianismo, son los que con su conducta están demostrando lo contrario. Desdicen del evangelio, desacreditan el cristianismo y mancillan el nombre de Cristo. Pero lo que es peor aún, no permanecen, pero no se publican sus divorcios en las filas del cristianismo.

Los cristianos tenemos que aprender a juzgar quién es un verdadero seguidor de Cristo. Juzgar sus hechos para conocer su autenticidad. Es cierto que la Biblia manda no juzgar, pero lo que no podemos hacer es emitir juicios por el solo interés de señalar defectos o juzgar conforme a nuestro propio estándar. Pero el no saber evaluar los frutos se está convirtiendo en uno de los grandes problemas de la iglesia cristiana de hoy. Creer que lo que alguien hace está bien e imitarlo simplemente porque ha declarado ser cristiano, es un grave error. Cristo dijo: «Por sus frutos los conocerán» (Mt. 7:16).

El hecho de que alguien exprese ser cristiano no quiere decir que lo sea. Esperemos a ver sus frutos, porque muchos son como Eutico, se quedan en la penumbra y el día menos pensado caen en la oscuridad. La luz de adentro evidencia sus debilidades. Cuídate de seguirlos como modelos. Piensa que a Eutico, Dios lo resucitó por medio de Pablo, pero es posible que si tú caes, ese día, no haya a tu lado un Pablo que te resucite.

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Sobre el autor

Viola Núñez

Viola nació en Santo Domingo donde reside. Está casada con Jorge López desde hace 55 años, con quien procreó cuatro hijos, de los cuales Dios le ha regalado una larga y hermosa descendencia de 14 nietos  y tres biznietos. Su … leer más …


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