La motivación de mi corazón esta navidad

Cuando era pequeña, mi día ideal en la temporada de fin de año era el tan esperado «día de los aguinaldos», una tradición de mi amada Colombia, con emoción deseaba poder abrir junto a mis hermanas los obsequios soñados durante todo el año. Mientras avanzaba en edad y me hacía una adolescente, mi motivación dejó de centrarse en los juguetes, para centrarse en mi atuendo, y la preocupación de esos días giraba alrededor de la pregunta: «¿Qué ropa usaré?». En mi cabeza iniciaba un plan estratégico para lograr vestirme a la moda, con ropa de marca y lucir agradable a los demás, ¡qué gran experiencia era escuchar: «Qué bien te ves, ¿dónde compraste tu ropa?»! (recordarlo hoy me causa risa).

Por la misericordia asombrosa de Dios al alcanzarme y acercarme más a Él por medio de la exposición clara de las Escrituras, pude entender que, en este caso específico, nada de lo que haga o use tiene valor o me hace más valiosa si no glorifica y magnifica el nombre de nuestro Señor Jesucristo. La Palabra de Dios dice en 1 Corintios 10:31: «Entonces, ya sea que coman, que beban, o que hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios»

Hoy por gracia comprendo que el propósito de esta vida no es agradarse a sí mismo ni agradar a los demás (Gálatas 1:10), pues no nos pertenecemos, hemos sido compradas por un alto precio, la sangre de Jesús (1 Corintios 6:20). Y reconociendo que no he alcanzado la meta en este tema, sé que la motivación de nuestros corazones en esta y todas las temporadas debe ser exaltar a Cristo, propósito para el cual fuimos creadas. Con esto no quiero que piensen que es pecado planear ir de compras y lucir bien (siempre y cuando seas sabia con los recursos que Dios te ha dado), lo pecaminoso es hacerlo con la motivación equivocada: para que otros me vean, para ostentar mi posición económica o competir con nuestros familiares, vecinos, amigos y hermanos de la iglesia.

Dios, a través de su Hijo Jesucristo, nos ha vestido de justicia y nos exhorta a que nuestro atavío sea de buenas obras (1 Timoteo 2:9-10), aquellas que Él mismo preparó para que caminemos por ellas para gloria y alabanza de Su nombre (Efesios 2:10). 

Pidamos a Dios sabiduría y guía para que en esta temporada nuestro engañoso corazón no se incline a cambiar la gloria de Dios para buscar nuestra propia gloria.

«Así brille la luz de ustedes delante de los hombres, para que vean sus buenas acciones y glorifiquen a su Padre que está en los cielos». -Mateo 5:16

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Sobre el autor

Yuliana Fragozo Bermúdez

La gracia y la misericordia de Dios la alcanzó cuando se encontraba sedienta buscando agua en un pozo. Esa misma gracia inmerecida le permitió casarse con Andrés Aguilar, quien es uno de los pastores fundadores de la Iglesia Cristiana Vida … leer más …


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