Yuliana quedó embarazada un mes después de su matrimonio con Andrés, ellos pensaban que, al nacer el bebé, ella debería renunciar a su empleo. Ella llena de temor no tuvo el valor de renunciar una vez finalizado el periodo de licencia de maternidad. Sus planes eran “asegurar” algo de dinero para el futuro antes de renunciar.
La maternidad es un bello regalo de Dios que llega a transformar la vida de toda mujer. Nunca pensé en la gran herramienta que sería para ayudarme a ver de una forma nueva a Dios y verme de una forma diferente a mí; una mujer con temores en su corazón que pretendía aplazar la voluntad de Dios para esa etapa de su vida.
La renuncia
Fue necesario que, al reingresar a laborar, Dios orquestara eventos como que me aumentaran la carga laboral, una infección con varicela de la persona que me ayudaría con el bebé mientras yo estaba en la oficina y la frustración de mi corazón cada día cuando al llegar a casa encontraba a mi bebé desesperado por estar con su mamá, la limpieza de la casa a medias, ropa sucia, y un esposo con sus tareas aplazadas.
Por la gracia de Dios entendí el mensaje, me rendí y renuncié, un mes después entregué la carta de renuncia a mi empleador, y eso solo fue el inicio de todo a lo que Dios me estaba llamando a rendir.
La maternidad es una herramienta usada por Dios que nos lleva a rendirnos voluntariamente a Su soberano control.
De la teoría a la práctica
El libro Mujer Verdadera 101 Diseño Divino, nos reta a practicar lo aprendido, cuando compartía esas enseñanzas con las hermanas de mi iglesia local, siempre me venía a la mente esa frase “De la teoría a la práctica”, ciertamente en mi corazón sabía que era muy probable que en algún momento me encontraría en aprietos, por haber enseñado a otras algo que muy posiblemente para mí se tornaría difícil de practicar. ¿Les ha pasado?
Conocía lo que las Escrituras decían acerca del papel de la madre y esposa en el hogar, pero en ese momento de mi vida el temor y la incertidumbre pudieron más que mi confianza en el cuidado y provisión de Dios.
Nancy en su libro “Rendición” dice lo siguiente:
Uno de los retos de la rendición completa a Cristo es que no sabemos lo que nos espera. Algunos, sin duda, estaríamos más inclinados a rendirnos si Dios nos entregara un contrato con todos los detalles. Nos gustaría saber qué esperar: "¿Qué me va a costar esto? ¿Adónde espera Dios que vaya? ¿Qué me pedirá que haga?" Queremos leer toda la letra pequeña para pensarlo y luego decidir si firmamos o no. Pero Dios no hace así las cosas. Más bien dice: "Aquí tienes un pedazo de papel en blanco. Quiero que firmes en la línea de abajo, me lo entregues de nuevo y me dejes rellenarlo con los detalles. ¿Por qué? Porque yo soy Dios; porque te he comprado; porque soy digno de confianza; porque tú sabes cuánto te amo; porque vives para mi gloria y no para tu propio placer independiente y egocéntrico".
No podían estar mejor formuladas las inquietudes que atormentaban mi corazón: ¿Qué pasará cuándo dejemos de recibir mi salario? El listado de los posibles sucesos que llegaban a mi mente era extenso. Dios me llevó a tomar ese papel en blanco y entregárselo firmado, me llevó a rendir el deseo de escribir yo misma los detalles de nuestro futuro.
La obra del Espíritu Santo
En Jn. 16:13 dice que el Espíritu Santo nos guiará a toda la verdad. ¿Y quién más podría estar recordándome en ese momento la porción de las Escrituras de Tit. 2:4-5?
“Amar a sus maridos, amar a sus hijos, ser cuidadosas de su casa”
¡Gracias a Jesucristo por dejarnos tan excelente guía! El Espíritu Santo me recordó las Escrituras e hizo que voluntariamente rindiera mis deseos de control al pretender asegurar con un salario nuestro bienestar como familia. Me recordó que mi principal misión la tengo en casa y me llevó a descansar en que es mejor vivir con poco, pero viviendo en la voluntad de Dios.
Tal vez la decisión que debas tomar o tus condiciones no sean exactamente igual a las mías, pero considera lo que Espíritu Santo te está señalando, no cierres tus oídos y no pases por alto la voluntad de Dios en tu papel de madre en este tiempo.
La renuncia continúa
Cada día una nueva oportunidad para rendirnos en la maternidad, a veces en cosas triviales y otras en cosas más complejas.
Rendimos el deseo de:
- Tomar un baño temprano
- Dormir por mucho más tiempo
- Mantener el cabello perfecto
- Mantener la casa en perfecto orden y limpieza
- No pedir ayuda a otros cuando la necesitamos a gritos
- Tener tiempos de quietud sin interrupciones
- Tener todo lo relacionado con tu hijo “bajo control”
No es una tarea fácil, pero es una oportunidad que tenemos como madres de mostrar algo del carácter de Jesús, quien nos dejó el mejor ejemplo de rendición; siendo Dios mismo se rindió para que pecadoras como tú y yo pudiéramos ser acercadas al Dios Santo por medio de Su Sangre (Fil 2:5-8).
Y como dice Pablo en Fil 3:12 “No que ya lo haya alcanzado o que ya haya llegado a ser perfecta, sino que sigo adelante, a fin de poder alcanzar aquello para lo cual también fui alcanzada por Cristo Jesús”
¿Hay algo que Dios te está llamando a rendir?
¡Que la gracia de Dios nos ayude!
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