A todos los padres que hagamos la pregunta ‘¿los hijos hacen que acabe el romance?’ Probablemente se reirán a carcajadas. “¡Claro que sí! desde el momento que nacen estos adorables pequeños seres humanos, consumen pasmosas cantidades de nuestro tiempo, energías, recursos y sanidad mental. Son maestros de la interrupción justo en el momento menos indicado y requieren supervisión durante las 24 horas del día; llenan la casa con sus nuevos olores extraños. ¡No son exactamente como lucen en los cuentos de hadas!”
Antes de tener hijos, éste era exactamente uno de mis temores más grandes. Disfrutaba mi relación con mi esposo, y no quería que nada le afectara…ni siquiera un bebé escandaloso. Siete años y cuatro hijos después, me he dado cuenta que la respuesta a esa pregunta es más complicada de lo que había pensado.
Si piensas en romance al estilo de “cena a la luz de las velas”, entonces sí, un niño pequeño cuando está irritado puede apagar ese ambiente en tan solo dos minutos. Pero si piensas en el tipo de romance “te amaré por toda la vida”, los hijos son realmente uno de nuestros activos más valiosos.
¿Cómo los hijos aumentan el romance?
Los hijos tienen el potencial de fortalecer los lazos íntimos entre los esposos. Recuerdo estar sentada en los escalones del frente de nuestro apartamento junto a mi esposo poco después de que nuestro primer hijo naciera. ‘¿Qué hacen?’ nos preguntaban los amigos. “Solo esperando que nuestra bebé deje de llorar,” respondíamos cabizbajos. Nos sentábamos hombro a hombro, sabiendo una sola cosa, no teníamos idea de cómo criar un hijo, pero, ¡estábamos en esto juntos!
Recuerdo cuando esa misma hija fue hospitalizada seis años más tarde, y mi esposo me sostenía mientras lloraba. Una mirada fija a sus ojos me hizo entender que él era la única persona en esta tierra que entendía exactamente cómo me sentía. Ocurrió lo mismo cuando ella ganó el concurso de deletrear palabras y cuando le entregó su vida a Cristo, o lloraba porque fue objeto de burlas en la escuela, o cuando irrumpía en nuestra habitación con una danza alocada cuando se suponía que debía estar en cama. Mi esposo y yo compartimos juntos cada momento de las vidas de nuestros hijos. Nuestro amor por ellos, fortalecía nuestro amor el uno por el otro. Nuestro deseo de criarlos bíblicamente nos unía en un propósito. En verdad, “He aquí, don del Señor son los hijos;
y recompensa es el fruto del vientre” (Sal. 127:3).
Tres consejos para preservar el romance durante los años de crianza
Por supuesto esto no significa que la crianza de los hijos no presente obstáculos, particularmente en lo que respecta al romance. Así como los hijos tienen el potencial de profundizar el romance al transcurrir de los años, en el día a día, enfrentamos numerosos retos. No te imaginas cuántas veces miré a mi esposo por encima del barullo de pequeños llorando y de peleas entre y pensaba ‘¡Te extraño!’ entonces ¿cómo nutrir una relación romántica saludable con tu esposo mientras crías a tus pequeños?
- Enseña a tus hijos a respetar los límites
Practica estas dos oraciones “Éste es el tiempo de papi y mami. No se permiten niños.” Puede sonar brusco, pero si alguna vez van a terminar una conversación se necesitará que “el tiempo de papi y mami” se convierta en un hábito tal como el tiempo del baño. Por ejemplo, cuando tu esposo llega a la casa luego de su trabajo, puedes decirles “Necesitamos 10 minutos de tiempo de papi y mami”. No se permiten niños en el dormitorio por ahora.” Cuando quieran discutir algo importante (¡o simplemente divertirse!) mientras hacen un viaje largo, puedes decirles a tus hijos ‘esta es conversación de papi y mami solamente; hablen entre ustedes’.
No es incorrecto que no incluyan a sus hijos en cada rincón de sus vidas. De hecho, es beneficioso. Al fijar límites, les enseñamos que vale la pena atesorar el matrimonio. Les enseñamos que mamá y papá son mejores amigos entre ellos y que en realidad les gusta estar juntos. Así los entrenamos a anticipar esa misma relación especial, un día, con sus propios esposos.
- Escapen juntos… ¡a menudo!
No se requiere un PhD para reconocer que es imposible mantener el romance si ustedes no pasan tiempo a solas juntos. Tiempo de calidad es la esencia del matrimonio. Desafortunadamente, el tiempo es el recurso número uno que los hijos consumen (¡las galletitas son el número 2!)
Por eso a continuación, una idea. Durante los años de crianza, en lugar de invertir en dinero para regalos de aniversario, ¿por qué no invertirlo en irse juntos para celebrar el aniversario? ¿o en los cumpleaños? ¡o en cualquier otra ocasión que les resulte posible apartarse juntos!
Si tienes miedo de dejar tus hijos, pregúntate por qué. ¿Estás idolatrando su bienestar? O quizás, ¿te escondes detrás de ellos para evitar la cercanía a tu esposo? No tengas miedo de examinar tu corazón delante de Dios. Él siempre nos conducirá por el camino correcto (Salmo 139:23-24).
- Prioriza tu tiempo en la Palabra de Dios
Esta última sugerencia no suena muy romántica, pero es realmente nuestra más grande esperanza para poder cultivar un matrimonio fuerte. Muchas veces me he sentado delante de Dios a quejarme de mi esposo, solo para levantarme de allí más enamorada de él que nunca. ¡Es lo más extraño! Parecería que Dios es “pro-Clint” (Ése es el nombre de mi esposo. ¡Adelante! Coloca ahí el nombre de tu esposo.)
Aunque no sea cristiano, Dios es “pro-tu esposo” porque Dios es pro-matrimonio. Siempre dirigirá tu corazón hacia tu esposo. Cuando estés contando con resentimiento, quién mece al bebé por más tiempo durante la noche, la Palabra de Dios te humillará. Cuando miras a tu esposo y solo piensas ‘he estado satisfaciendo necesidades de otros durante todo el día, toma tiempo para ti, ahora’, Su Palabra te convencerá.
Cristo es el más grande abogado que tu matrimonio necesita. Él tiene buenas razones para serlo, pues, el matrimonio es el reflejo de Su Evangelio (Ef. 5:31-32). Nadie es tan apasionado del matrimonio como Jesús lo es, porque un matrimonio hermoso refleja Su precioso amor por la iglesia. En otras palabras, Jesús no es solo parte del matrimonio de los creyentes; Él es la parte más fuerte del mismo.
¿estás descansando en Su fortaleza para mantener tu matrimonio vivo? ¿O tratas de construirlo en tus propias fuerzas?
Resumiendo todo…
Contrario al pensamiento popular, el nacimiento de un bebé no necesita ser la muerte del romance. Solo cambia la manera de cómo debemos perseguir el romance. Nos reta y estira, a menudo hasta el final de nosotras mismas…que es exactamente donde Jesús nos espera. ¿Es difícil mantener el romance durante los años de crianza? Absolutamente. ¿El matrimonio y la crianza son costosos, agotadores y hasta dolorosos? Sin dudas que lo son. Pero de nuevo, las mejores cosas de la vida siempre lo son.
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