John Starke de Coalición por el Evangelio entrevistó a Mary Kassian sobre la iglesia en un mundo postfeminista.
Cuando dices que «hemos entrado a la era postfeminista». ¿Cuáles son algunas de las diferencias entre la era feminista y la era postfeminista?
Es importante notar que cuando hablamos del feminismo, es solo eso, un «-ismo», como el ateísmo, humanismo, marxismo, existencialismo o posmodernismo. El «-ismo» indica que estamos hablando acerca de una teoría filosófica, una doctrina, o un sistema de ideas y principios.
El feminismo engloba mucho más que el fenómeno cultural del movimiento por los derechos de la mujer. Es mucho más que mujeres con el derecho de abortar, el derecho de votar o el derecho de perseguir sus estudios. El feminismo es una cosmovisión distinta con sus propias ideologías, valores, y maneras de pensar. La era feminista fue el período durante el cual estas ideas se propusieron, desarrollaron, articularon, promovieron y aceptaron dentro de la sociedad. Este período duró aproximadamente de 30 a 40 años, desde el 1960 hasta el comienzo del nuevo milenio.
Durante la última década, hemos pasado de una era «feminista» a una era «postfeminista». ¿Cuál es la diferencia entre las dos? Durante la era feminista, las ideas estaban siendo desarrolladas; ahora están completamente desarrolladas. En la era feminista, los filósofos y académicos promocionaban las ideas feministas; ahora, todo el mundo las rechaza. En la era feminista, las ideas eran radicales; ahora son muy comunes. En la era feminista las ideas feministas eran identificables; ahora no se distinguen del pensamiento inicial.
El feminismo como movimiento cultural se acabó. Esto no quiere decir que el feminismo haya terminado, al contrario, la única razón por la que el movimiento feminista se ha terminado es porque ha tenido un gran éxito. El feminismo ha logrado una transición de ser un movimiento, a ser una mentalidad predominante en las masas. Por ende, un movimiento ya no es necesario.
Durante la era feminista, una feminista se podía identificar como «feminista», pero ahora, el término se ha convertido en algo superfluo. El feminismo se ha infiltrado dentro del sistema de las personas como medicina intravenosa en las venas de un paciente inconsciente. La mayoría de las personas en las iglesias hoy día son feministas, y ni siquiera lo saben.
¿Cómo la era postfeminista ha afectado el ministerio en la iglesia local?
Las implicaciones de la era del postfeminismo para el ministerio en la iglesia local son enormes. Antes del feminismo, la cultura mantenía muchas ideas judeocristianas acerca de la hombría, la feminidad, relaciones hombre-mujer, la sexualidad, el matrimonio y la familia. Durante la era feminista, todas estas ideas fueron desafiadas y reconstruidas. Esta generación del postfeminismo no tiene el concepto del plan de Dios para el género y la moralidad. Antes, las verdades acerca del género eran «captadas», pero ahora, necesitan ser «enseñadas» intencionalmente.
Lo que cada líder debe comprender es que las ideas predeterminadas han cambiado, aun para aquellos criados en la iglesia. Los líderes no deben asumir que los congregantes tienen un marco bíblico para entender estas cosas. La hombría, la feminidad y las relaciones hombre-mujer se han convertido en asuntos primordiales en el discipulado. Es fundamental que arraiguemos a nuestros líderes y a nuestra gente en una teología profunda y centrada en el evangelio sobre el diseño de Dios para el género. Un rico entendimiento doctrinal de la masculinidad y de la feminidad es esencial a fin de combatir la carnicería relacional/sexual/marital que acompaña a la mentalidad postfeminista.
¿Cómo se ha reflejado este movimiento en los matrimonios latinoamericanos?
Hoy en día, las mujeres crecen con el pensamiento de que la esencia de la feminidad es el ejercicio del empoderamiento personal (incluyendo el poder sexual). Han sido enseñadas a ser ruidosas, descaradas, sexuales, agresivas, independientes y exigentes. Han sido educadas para valorar la educación, las carreras profesionales de alto nivel y el potencial de recibir ingresos, así como a desvalorizar el hogar, el matrimonio y los hijos.
Además, se anima a las mujeres a ser las iniciadoras y perseguidoras en las relaciones entre un hombre y una mujer. Ellas esperan que los hombres se amolden a los pensamientos femeninos y a sus expectativas sobre cómo debe ser un hombre. Naturalmente, esto ha tenido un gran impacto dentro de los matrimonios y las familias. Las relaciones hombre-mujer son tensas.
Debido a que las ideas feministas se oponen directamente a que Dios creó a la mujer y al hombre, se ha vuelto cada vez más difícil hacer que las relaciones funcionen. El fracaso matrimonial está en su punto más alto. Las estadísticas muestran que cada vez más es la mujer la que abandona el matrimonio y la que inicia la disolución.
¿Cuáles son algunas de estas voces «postfeministas»?
Esta es una pregunta interesante. Durante la era feminista, era muy fácil identificar las voces de las mujeres que eran líderes de este movimiento: Friedan, Steinem, Millet, Greer, etc. Pero ahora, son más difíciles de identificar. Oprah ha tenido una enorme influencia en el pensamiento de las mujeres durante la transición hacia el postfeminismo. Yo pienso que aún no está muy claro quiénes son las voces femeninas que serán escuchadas en esta era postfeminista.
¿Habrá algunas señales alentadoras referentes a la masculinidad y la feminidad dentro de la iglesia hoy en día?
Sí, existen varias señales alentadoras referentes a la masculinidad y feminidad en la iglesia hoy en día. Ha habido un mayor enfoque en seminarios sobre el diseño de Dios para el género. De hecho, ha habido un despertar en cuanto a la verdad de que Dios creó al hombre y a la mujer para el propósito específico de mostrar el evangelio y Su gloria. En muchos círculos evangélicos se han ido alejando cada vez más del feminismo evangélico y han hecho un acercamiento al complementarismo.
Recuerdo estar sentada en una de las primeras reuniones del Consejo sobre la masculinidad y feminidad bíblica, hace 20 años, con Wayne Grudem, John Piper y algunos otros... decidiendo que «complementario» era un término adecuado para describir nuestra posición. En ese tiempo, esta posición bíblica estaba a punto de desaparecer del panorama evangélico, pero ahora, teólogos, pastores y personas de Dios se han vuelto a comprometer a un entendimiento complementario del género.
Otra señal alentadora es un nuevo movimiento de mujeres que ha iniciado en las iglesias: una contra revolución silenciosa de mujeres que se han comprometido a decir «no» a las ideas feministas del mundo y han dicho «si» al diseño de Dios. En los pasados dos años y medio, cientos de mujeres se han unido al movimiento de Mujer Verdadera. Miles de mujeres han firmado el Manifiesto de Mujer Verdadera, lo que significa que se comprometen a vivir la feminidad en una manera que honre el diseño de Dios. He visto una respuesta abrumadora a mi nuevo libro Chicas sabias publicado hace un año. Decenas de mujeres estudiantes en edad universitaria están abrazándolo y están radicalizando sus pensamientos por la verdad doctrinal que contiene.
Veo muchas señales alentadoras. Pero Satanás nunca nos da el lujo de luchar una sola batalla a la vez. Aun cuando el regreso del complementarismo es alentador, en algunos sectores de la iglesia se está distorsionando y desequilibrando, y necesita ser corregido. En algunos ámbitos el complementarismo se ha degenerado y se ha convertido en una lista de cosas legalistas por hacer, un molde de galletas para los roles que enfatizan las diferencias de género más que el evangelio y la gracia.
Existe un peligro: mientras vemos cómo resurge el interés en los roles de género, nos enfocamos en la «cerca» y nos olvidamos del extenso hermoso «campo» alrededor.
Ayúdanos a llegar a otras
Como ministerio nos esforzamos por hacer publicaciones de calidad que te ayuden a caminar con Cristo. Si hoy la autora te ha ayudado o motivado, ¿considerarías hacer una donación para apoyar nuestro blog de Mujer Verdadera?
Donar $3
Únete a la conversación