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La identidad femenina en el plan eterno de Dios

Desde el principio de la historia, Dios creó a las mujeres con un rol fundamental en Su plan: reflejar Su gloria en todo lo que hacen de acuerdo a su identidad femenina, dada por Dios. Nuestra identidad femenina procede de nuestro Creador y, por la fe en Cristo, podemos vivirla para Su gloria. Ahora bien, ¿ese diseño sigue vigente? ¡Claro que sí! Entonces, ¿qué nos enseñan las mujeres de la Biblia sobre identidad femenina que nos ayuda a entender mejor nuestro rol? 

A lo largo de las Escrituras, encontramos historias de mujeres que, a pesar de sus desafíos y pecado, nos muestran que ser mujer es parte de un diseño divino, lleno de propósito y dignidad.

Examinemos juntas lo que nos enseñan algunas de estas mujeres y cómo sus vidas pueden inspirarnos a vivir conforme al propósito de Dios bajo Su diseño. 

Mujeres de la Biblia

Empecemos con Eva. Dios la creó diferente al hombre y con funciones específicas para que junto a Adán representaran a Dios, trabajaran juntos y se multiplicaran para la gloria de Dios. En Eva, conocemos la voluntad de Dios al crear a las mujeres: hechas a la imagen de Dios como dadoras de vida, con un vientre para dar vida, la capacidad para alimentar a otro ser humano, como ayuda idónea, y una gracia única para cuidar de otros.

La Biblia también nos enseña que ella fue tentada por la serpiente a quien, junto a su esposo, le creyó, desobedeciendo el mandato de Dios. Debido a ese terrible suceso, el pecado entró a la mente y el corazón de todas las personas, incluso a los que vienen en el vientre. Sin embargo, Dios es misericordioso y le concede más hijos (Gn. 4:1, 25) porque en Eva, Dios prometió: «Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y su simiente; Él te herirá en la cabeza, y tú lo herirás en el talón» (Gn. 3:15).

Cuando Cristo se encarnó, esta promesa se cumplió. Por eso, las mujeres hemos de criar hijos que apunten a Cristo al enseñarles todas las palabras que Él ha dejado en la Biblia para salvación. Hoy, el propósito ¡sigue siendo el mismo! A pesar del pecado, Eva continuó viviendo bajo su identidad femenina criando más hijos en la esperanza del Hijo prometido porque comprendió que no se trataba de ella, sino de Dios (Gn. 4:1).

¿Recuerdas a Sara? A pesar de su historia con Agar, de su control e incredulidad, la Biblia la llama una mujer de fe (Heb. 11:11) y un ejemplo como esposa (1 Pe. 3:6). Su identidad femenina no cambió por las circunstancias e incertidumbre, al contrario, Sara confió en la promesa de Dios y creció en santidad hasta convertirse en un ejemplo para nosotras. 

Otra mujer que muchas veces mal entendemos es Débora. En tiempos donde el pecado y el desorden sobreabundaba en el pueblo de Dios, Débora «juzgaba a Israel». Débora recuerda a Barac de liderar la batalla que Dios ganaría para Su pueblo. No fue Débora la victoriosa ni Jael, quien terminó matando al enemigo del pueblo, fue de Dios. Lo sabemos porque Débora dice en su cántico: «¡Bendigan al Señor!» (Jue. 5:2). Débora no usurpó el liderazgo, y nos enseña sobre identidad femenina al exclamar: «Hasta que me levanté, como madre de Israel» (Jue. 5:7). En el desorden, Débora conocía el orden y lo que debía hacer para la gloria del nombre del Señor.

Rut, es una mujer extranjera que soberanamente Dios usa en la vida de Noemí, su suegra. Rut es un ejemplo de fidelidad, lealtad y amor. Su identidad femenina se muestra en su sumisión hacia la voluntad de Dios, su obediencia y piedad que llaman la atención de Booz, el pariente redentor que la toma como esposa para cuidarlas y dignificarlas como hijas de Dios. Siendo extranjera, Dios la lleva a una familia para conocerlo a Él y que, a través de ella, su vientre diera a luz descendientes de Jesús (Gn. 3:15; Mt. 1:5).

La mujer virtuosa de Proverbios 31 es un maravilloso ejemplo de identidad femenina. No es perfecta, pero sí es una mujer diligente y temerosa de Dios, que prioriza su hogar, su relación con Dios y con su esposo. A pesar de ser laboriosa y generar ingresos para su familia, ella no se coloca por sobre su esposo, al contrario, ella es corona de él, pues su esposo es conocido en las puertas de la ciudad porque ella lo vestía con las mejores telas. Podríamos decir que la mujer de Proverbios 31 disfruta ser mujer, se deleita en su diseño, reconoce que su identidad femenina no es inferior, al contrario, ella es ejemplo para su propia familia, tanto así, que la alaban.

En el Nuevo Testamento vemos a Jesús usando, salvando y dignificando a las mujeres, como lo hizo Dios en el pasado. Su encuentro con la mujer samaritana nos enseña que ningún hombre, matrimonio, relación, ni nada creado puede satisfacer el alma de una mujer como Cristo lo hace. Ella dejó su vida para recibir la nueva que Jesús le dio, y salió corriendo a contar de Él a toda cuanta persona veía. 

Las mujeres que vieron al Cristo resucitado no se impusieron frente a los apóstoles, sino que, en temor y temblor, les revelaron lo que sus ojos habían visto. Priscila, Lidia y otras mujeres de la iglesia primitiva, colaboraron en la expansión del evangelio siendo hospitalarias, ayudando a los apóstoles y sirviendo dentro de la iglesia.

Las mujeres proclaman el evangelio con sus vidas en su diseño femenino. Jesús no vino a decir algo que Dios no había dicho antes, Jesús afirmó que Dios siempre ha usado, dignificado y salvado a las mujeres porque son parte importante en la familia de Dios. 

¿Qué nos enseñan las mujeres de la Biblia?

Las mujeres de la Biblia nos enseñan que la Palabra de Dios no cambia, el dolor de un hijo que asesina a su hermano, el dolor de la infertilidad, el sufrimiento que causa una enfermedad, el dolor de perder a un esposo e hijos, la dificultad de vivir en un mundo que constantemente está tratando de redefinir el diseño de Dios para la mujer, el hombre y la familia, es el mismo hoy. Nos identificamos con las historias de estas mujeres, pero también apreciamos que perseveraron en su identidad femenina, no la cambiaron. En medio de su pecado y de las circunstancias, ellas continuaron viviendo confiando en la voluntad de Dios. 

No tengo idea de qué te enseñaron acerca de tu identidad femenina, estoy consciente que nuestros contextos influyen en nuestro presente si no hemos renovado nuestra mente con la Palabra de Dios. Sin embargo, a medida que crecemos en santidad frente a las páginas de la Biblia y la iluminación del Espíritu Santo, podemos aprender a gozarnos en nuestro diseño divino. En ser madres físicas y/o espirituales, en ser ayuda idónea de nuestros esposos, en ser mujeres que priorizan el servicio, la hospitalidad, el cuidado de otros, el amor y la compasión por quienes lo necesitan, en ser maestras del bien enseñando a las más jóvenes para que sigan preservando el mensaje del evangelio como central en sus corazones.

Estas mujeres nos enseñan que, a pesar de las circunstancias, de nuestro proceso de santificación y de nuestros contextos, Dios sigue siendo el mismo; Su Palabra no cambia y Sus promesas siguen siendo Amén en Cristo. Las modas pasan, las filosofías e ideologías del mundo no permanecen porque no son verdad, pero la Palabra de Dios que nos enseña quién es Dios y quiénes somos nosotras es eterna, no tiene fecha de caducidad. Por eso la Palabra tiene tanto que decirnos hoy, porque Su voluntad sigue siendo la misma para todas Sus hijas en toda época y nación.

Amadas hermanas, no hay llamado más alto que ser hijas de Dios que viven para Su gloria afirmadas en el Hijo de Dios para apuntar a otras mujeres a venir al Señor y disfrutar de ser mujeres según la voluntad de Dios. Su maravillosa idea de hacernos mujeres sigue siendo una buena idea en la que podemos gozarnos. No perdamos el tiempo escuchando lo que el mundo ofrece cuando, en Cristo, Dios ya nos ha dado todo lo que necesitamos. 

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Sobre el autor

Susana de Cano

Susana vive en la Ciudad de Guatemala. Es esposa de Sergio Cano con quien tiene tres hijos, Sergio Alejandro, Daniela y Susi, quien recientemente esta casada con Esteban. Es apasionada por enseñar la Palabra de Dios a otras mujeres para … leer más …


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