“En una ocasión estaba leyendo mi Biblia, y Dios trajo a mi mente alguien a quien había maltratado. Traté de no pensar en eso. Intenté sacarlo de mi mente, pero al día siguiente, volvió de nuevo”.
Nancy Leigh DeMoss: El llamado de Dios al arrepentimiento puede que no resulte una experiencia placentera.
“Llegué al punto en que mi conciencia me molestaba tanto que no podía orar ni pensar en Dios o en cualquier otra cosa sin que volviera ese pensamiento a mi mente. Hasta que no hice lo correcto, no pude experimentar alivio”.
Nancy: Cuando experimentamos convicción de pecado, no necesariamente es divertido ni fácil, pero sí nos muestra algo importante—que Dios nos ama.
El pecado conduce a la destrucción, pero Dios no quiere eso para nosotros, si es necesario hasta nos herirá temporalmente si eso se requiere para movernos a la acción.
Si experimentas convicción acerca de tu pecado, es una evidencia de que Dios te ama. No hay mejor momento para responder que ahora.
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