Día 1: Preparando el corazón para Mujer Verdadera 2017 “En Busca de Dios”
‘Además, os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros; quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne’. Ezequiel 36:26
Una vez tras otra, Jesús miraba a los ojos a los hombres más religiosos de Su época, y los confrontaba con su obsesión por mantener una buena apariencia y una buena conducta mientras sus corazones estaban vacíos y corrompidos. No importaba si circuncidaban sus cuerpos y diezmaban de todo lo que poseían, hasta de las hierbas; ni tampoco si se lavaban las manos cada vez que comían; ni el hecho de que pudieran citar la Ley desde el principio hasta el final; o si escrupulosamente observaban los días de fiesta, de ayuno o el sábado; ni siquiera que todos los respetaran como creyentes devotos. Si sus corazones no estaban bien con Dios, ellos tampoco lo estaban. Y si nuestros corazones no están bien con Dios, nosotras tampoco lo estamos.
En medicina se resalta la importancia de los chequeos regulares. Cualquier persona con una historia familiar de problemas cardíacos debe monitorear su colesterol. No debemos asumir que, por el hecho de lucir bien por fuera, no hay nada de qué preocuparnos. Si nuestro corazón no está funcionando adecuadamente o si las arterias están bloqueadas, queremos saberlo para tomar las medidas necesarias. ¿Deberíamos estar menos preocupadas por la condición espiritual de nuestro corazón?
Debemos ser diligentes en permitirle a Dios que de manera regular diagnostique condiciones que no podemos ver por nosotras mismas. Las Buenas Nuevas del Evangelio son que el Gran Médico ha provisto el remedio para nuestros corazones enfermos y engañosos. Jesús vino a hacer una cirugía radical de corazón: limpiarnos de adentro hacia afuera.
Si hoy expusieras tu corazón a Su luz, ¿qué verías? ¿Qué quisieras ver en su lugar?
Extraído de El lugar apacible, por Nancy DeMoss Wolgemuth
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