En una ocasión escuché la historia de un diácono que vivía en un pequeño pueblo y durante años rehusaba transitar por la Tercera Calle. Se mantenía enojado con un hombre que vivía en esa calle debido a una división que había ocurrido en una iglesia hacía 10 años.
Luego Dios visitó esa iglesia con un avivamiento. En la medida en que Dios se movía allí, el liderazgo entendió que no habían manejado las cosas correctamente durante esa separación. Entonces un grupo de 40 personas de la iglesia original visitó a los que se habían separado. Se humillaron y dijeron “hemos pecado contra ustedes. Les pedimos que nos perdonen”.
¿Saben cuál fue el primer lugar que el diácono visitó luego de que Dios lo liberara de años de amargura? ¡Estás en lo cierto! - La Calle Tercera.
¿Hay alguien a quien te has rehusado perdonar por algún asunto del pasado? Haz lo mismo que este hombre: humíllate, pide perdón por tu cuota de responsabilidad. Ese es el camino para la verdadera libertad.
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