Hospitalidad Intencional

¿Qué piensas cuando escuchas el término “Hospitalidad Intencional”?

Yo relaciono la palabra intencional con la palabra planeado, premeditado, organizado. Para mí, ser intencional es buscar continuamente oportunidades de algo, hacerlo con propósito, con una meta, procurando que nuestras acciones tengan un objetivo, siendo conscientes, constantes, consistentes.

Como hijas de Dios nuestro objetivo y propósito es “glorificar a Dios y gozar de Él para siempre” en todo lo que hacemos y decimos, ¡qué gran meta! glorificarle siempre con fervor e intencionalidad.

Entonces ¿Qué tiene que ver todo esto con la hospitalidad? Que podemos glorificar a Dios, gozarle y reflejarle, extendiendo Su amor a través de la hospitalidad.

Algo llamó mucho mi atención de este versículo: Contribuyendo para las necesidades de los santos, practicando la hospitalidad. Ro. 12:13 y es que la palabra “practicando” está en presente continuo, es algo que se hace continuamente, y si necesitamos hacer algo repetidamente es porque aún no lo hemos dominado o porque debemos perseguirlo.

No me considero la persona más hospitalaria del mundo, me falta mucho para que sea una actitud común en mi vida, sobre todo estar lista siempre para recibir a otros. Todo esto me parece un enorme reto, aún más en esta etapa de mi vida.

Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados. Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones. 1ª P. 4:8-9.

Ferviente no sólo es ser deliberado, es añadirle gusto, devoción, voluntad, entusiasmo y pasión. ¿Tú también quieres ser así?

Al leer este versículo de Pedro sé que no podré ser hospitalaria fervorosa e intencionalmente por “mis fuerzas y aguerrida voluntad” sino que requeriré la intervención divina. Su perfecto amor será mi estímulo y lo que me motive a hacerlo sin murmuración ni queja.

Debemos anhelar practicar una hospitalidad intencional y sincera, no sólo para tachar un punto en nuestra lista de “requisitos de la vida cristiana” sino que surja naturalmente por amor a los demás, por la vida de Cristo en nosotros.

Reflexiona en algunas ideas para practicar una hospitalidad intencional. Te invito a que miremos a nuestro alrededor y actuemos al respecto, te pregunto:

  • ¿Quiénes están experimentando soledad que pudieras recibirlos para ser un apoyo, compañía y amistad para sus vidas? (abre los ojos y busca a las viudas, huérfanos, madres solteras, estudiantes de intercambio, adultos con el nido vacío, personas que acaban de perder un ser querido, a los nuevos en la iglesia o comunidad) ¿Cómo les harás parte de tu vida?

  • ¿A cuáles no creyentes puedes invitar a tu vida, a tu casa, a tu iglesia para experimentar a Cristo?

  • ¿Con qué personas puedes reunirte para animarles en su vida cristiana?

  • ¿A quién de la próxima generación puedes integrar en tus actividades para enseñarles lo que te ha sido dado?

  • ¿Con quién puedes reunirte para planear juntos actividades de amor, servicio y edificación a otros?

  • ¿A quién pudieras invitar a casa para escucharles, mientras comparten alimentos, aconsejarle en gracia y verdad y luego terminar la noche orando juntos?

 

Ser hospitalario no sólo es abrir tu casa con el fin de ayudar cuando viene tu familia de fuera, o cuando hay un evento y solicitan una recámara extra para dormir. La hospitalidad no sólo es para bendición del huésped, sino que puede ser de enorme bendición para el que abre las puertas de su casa, si discierne los propósitos de Dios al hacerlo.

En la hospitalidad intencional habrá al menos uno que será el receptor de la bendición y el otro que servirá como instrumento de Dios para bendecir, reflejando bondad, favor y gracia.

Ser hospitalario intencionalmente va más allá de las necesidades apremiantes de un hogar o de la necesidad de compañía y esparcimiento, más bien es enfocarnos en los propósitos del reino.

Jamás subestimes una reunión en tu hogar, llena de ferviente amor, oración y propósito. Oremos que Dios nos permita buscar oportunidades de bendición continua e intencionalmente.

 

Día 24. Toma el Viaje de los 30 días a través del Manifiesto de una Mujer Verdadera y medita sobre hospitalidad intencional.

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Sobre el autor

Lucy Reyna Orozco Meraz

Lucy Reyna Orozco Meraz

 

Reyna es esposa de Raúl Orozco, radica en Chihuahua, Chih., México. Juntos pastorean y educan a
 
su hijo (JR) e hija (RG) en casa, siendo su deseo formarlos e instruirlos para la gloria de Dios.
 
Ambos son Ing. Industriales y … leer más …

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