“Porque tú formaste mis entrañas; me hiciste en el seno de mi madre. Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho; maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien”. (Salmos 139:13-14 LBLA)
Cada una de nosotras fue creada por Dios de una manera específica y el haber nacido femenina, genéticamente hablando, cromosomas XX no fue una cuestión de azar sino parte del plan perfecto y glorioso de nuestro Dios. Así mismo nos hizo nacer con un determinado temperamento que tiene sus características distintivas y evidentes desde que somos muy pequeños.
Esto lo vimos manifiesto muy claramente en la conferencia Mujer Verdadera, al observar un increíble y glorioso abanico de personalidades y temperamentos desde la más sensible y chistosa como Damaris Carbaugh, la dinámica y aterrizada Dannah Gresh , la profundidad y tenacidad de Mary Kassian, la madurez y estabilidad de Nancy Leigh DeMoss así como muchas otras características particulares que vemos en las mujeres de Dios con quienes Él permite que nos relacionemos, dejándonos disfrutar un poco de la multiforme gracia de Dios.
Para mí esto fue de especial ministración siendo yo una extrovertida latina, con lágrimas y risas siempre a flor de piel, sobretodo porque he sentido en mi propia vida el peso de pensarme a mí misma inadecuada. Hace tiempo durante una difícil transición doctrinal y cambio de iglesia me mantuve oprimida más tiempo del que quisiera admitir por las mentiras del enemigo al pensar que para ser una mujer "santa y piadosa" debía ser como muchas a quienes observaba calladas, cabizbajas, con ademanes muy suaves que no se parecían en nada a mí. Pensé por largo tiempo que nunca podría entrar en esa "caja" y así fue. ¡Lo intenté! Pero es imposible ponerte una máscara de personalidad falsa y que no se te salga la falda por algún hueco.
Gracias al Señor por mi esposo, por su corazón amoroso que siempre me ha hecho saber que aunque somos diferentes en nuestro temperamento, él aprecia, disfruta y "necesita mi particularidad”. Dios también usó mis amigas de fe, las que conocían a la verdadera yo y me hicieron sentir segura compartiendo sus propias luchas y dándome su amor y aceptación.
No hay un solo tipo de mujer de Dios, ni una sola mujer verdadera, somos muchas diferentes con un mismo propósito y una misma fe, un solo corazón para Dios y sus planes, solamente se requiere que le diga "¡Sí Señor!"
Si tienes dudas acerca de cuáles cosas de tu temperamento y personalidad pudieran ser contradictorias con la Palabra de Dios y alejadas de Su diseño para tu vida, puedes buscar y leer el Manifiesto de la Mujer Verdadera y en oración pedirle al Señor que te revele las áreas en las que necesitas crecer y madurar sabiendo que es solamente en Su poder y por Su gracia que podemos hacerlo.
"Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. (Hebreos 4:14-16 RVR1960)
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