En mi casa los diferentes sexos generan una línea divisoria. No de manera negativa, sino simplemente porque tengo dos hijas y dos hijos. Como un grupo de cuatro niños, hacen muchas cosas como equipo. Pero también hay muchas cosas específicas para niños y niñas. Las chicas comparten una habitación; los chicos comparten una habitación. Las chicas son mayores; los chicos son más jóvenes. Esa clase de cosas.
Diferenciar a nuestros hijos, y a las demás personas, como hombres o mujeres parece bastante sencillo. Pero en nuestra cultura esa aparente línea divisoria simplemente está siendo cuestionada; no solo los roles y los estereotipos, sino los asuntos más básicos, incluso en lo que respecta a los niños.
En un viaje reciente a la sección de niños de la biblioteca local con mi hijo de cinco años, examiné el estante de «nuevos libros» mientras él se dirigía al tanque de peces. En la parte superior se mostraba un libro sobre un niño pequeño que confeccionaba y vestía un vestido. Revise rápidamente el libro y leí una carta que el autor incluía sobre niños no conformes con su sexo. Estaba preocupada, pero lo deje a un lado y dirigí mi atención a coleccionar una pila de libros con mi hijo.
Cuando salimos de la biblioteca, no podía dejar de pensar en ese libro. Me pregunté, ¿cómo reaccionarían mis hijos? ¿Cómo reaccionaría si un niño pequeño, como el del libro, estuviera en la misma aula de uno de mis hijos? ¿O si uno de mis niños pequeños dijera que quería usar un vestido? ¿Y qué querrían usar mis chicas que generalmente corresponde a los niños? Así que después de meditar y orar, aquí es donde aterricé:
Habla con tus hijos
Si algún día hubiera un niño que claramente veo que no se conforma a su sexo, hablaré con mis hijos al respecto.
Les recordaré que no deben juzgar el corazón o el carácter de alguien por lo que juegan o usan; que no deben enfocarse en el exterior, sino pensar y tratar de entender lo que está pasando en su corazón (1 Sam. 16: 7). Los animaré a ser amables con el niño. Les recordaré que nunca se burlen como grupo ni hablen contra el niño directamente, sino que hablen palabras que contribuyan a su edificación (Ef. 4:29).
También hablaré sobre el propósito y las formas específicas como Dios nos creó a cada uno de nosotros, incluyendo nuestro sexo. Puedes leerlo en Génesis 1: 27: «Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó». Dios creó a los niños y niñas con un propósito... ¡Y eso es una bendición y un regalo para nosotros! Les recordaré que, si bien cada uno de nosotros es único y no todos nos veremos o actuaremos igual, hay algunas características básicas y comandos específicos en las descripciones de los dos diferentes sexos en las Escrituras. Ser un niño es increíble. Ser una chica es increíble. Son diferentes, pero las diferencias son parte del plan de Dios para la vida y Su gloria.
Levanta cercas
Si uno de mis hijos quiere usar algo que sea característico del sexo opuesto (como el niño del libro que lleva un vestido), le diré a mi hijo que mire el jardín detrás de nuestra casa. Voy a señalar la cerca. Mostraré todo el espacio al interior de nuestro jardín. Les recordaré que la cerca está ahí por varias razones:
- Para darles un lugar seguro para jugar.
- Para delimitar nuestra propiedad y la de nuestros vecinos.
- Para conservar/mantener lo que queremos y descartar lo que no queremos.
Les diré que cuando se trate de ropa, mamá y papá van a poner algunas barreras. Algunos serán por simple conveniencia—no usar tu mejor atuendo para jugar en el lodo. Algunos serán por seguridad y salud: sombreros, guantes y abrigos en el invierno. Algunos serán para reflejar los estándares de Dios, como la modestia, por ejemplo. Y algunos serán para reflejar apropiadamente su condición de niño o niña. Aun con las cercas, todavía habrá mucho espacio para «correr en el jardín». Todavía habrá mucho espacio para hacer elecciones individuales y expresar su propio estilo... Pero no pueden ignorar las barreras.
Tendré una o varias conversaciones con mis hijos algún día. Lo más probable es que ocurran situaciones en las que sea necesario. Estoy pensando en ello ahora, así que estaré preparada. Mientras tanto, los guiaré con verdad y gracia ¿Has considerado cómo podrías reaccionar en una situación como esta? ¿Qué estás haciendo para preparar tu corazón y los corazones de tus hijos?
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