00:00
00:00

Expresa el amor de Cristo

Escritora invitada: Patricia Pérez de Villa

Entender el amor de Jesucristo es un abismo insondable, sin límites y en el que nunca encontraremos, ni alcanzaremos su profundidad (Ro. 11:33), pues es un amor único y eterno. Ese es el amor con el que Dios ama a Sus hijos (Jer. 31:3); un amor que excede a todo conocimiento (Ef. 3:19).

Es por el amor de Dios que envió a Su Hijo Jesucristo, quien derramó gracia en nosotras y recibimos fe para salvación (Ef. 2:8-9) ¿Había algo bueno en nosotras? ¿Éramos merecedoras o dignas de recibir tan grande acto de bondad de parte de Dios? ¡No! Sin embargo, fue la compasión y misericordia del Señor, que así quiso hacerlo para nosotras (Ro. 9:15).

Jesucristo es el que nos enseña en Su Palabra cómo amar. El amor es uno de Sus maravillosos, sublimes y sorprendentes atributos, el amor es parte de Su esencia. Nosotras necesitamos amor y ser capacitadas para amar, pero Él, Él es amor (1 Jn. 4.8).

Fue por amor que voluntariamente dio su vida por seres pecadores e ingratos, que no merecían, ni merecen nada (Jn. 10:18), fue Su deseo morir por nosotras y mostrar Su inmenso e inigualable amor, siendo aún pecadoras (Ro. 5:8).

Al responder a ese amor y poner nuestra confianza en el único Salvador del mundo, en Jesucristo (Jn. 4:42), y al haber creído Su Palabra de verdad, cuando nos fue predicado el evangelio, recibimos perdón de nuestros pecados, redención y el sello de Su Espíritu (Ef.1:13; 2 Co. 1:22), para que ahora andemos en vida nueva. Esa justicia perfecta nos fue conferida, y por ella tenemos una nueva naturaleza, si en verdad permanecemos fundadas y firmes en la fe y sin movernos de la esperanza (Col. 1:23).

Esta es la razón por la que estamos facultadas para mostrar amor a los demás, nunca olvidando el primer mandamiento en nuestro caminar como creyentes y el segundo en nuestras relaciones diarias: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu fuerza y con toda tu mente. Y a tu prójimo como a tí mismo» (Lucas 10:27).

Hacer, decir, pensar y mostrar el amor de Cristo de forma correcta y sincera, no es posible por nosotras. Eso lo produce el Señor en nosotras (Flp. 2:13). Ahora bien, comprendemos todo esto en teoría, pero ¿cómo lo llevamos a la práctica?

Si oramos por ayuda al Señor y prestamos atención, en un solo día hay cientos de oportunidades para mostrar el amor de Cristo, ya sea con lo que hacemos, lo que hablamos e incluso lo que expresamos de manera no verbal. Veamos algunos ejemplos a continuación.

Como esposas, mostramos el amor de Jesucristo a nuestro esposo cuando oramos por él, lo respetamos, y cuidamos los recursos que Dios, a través de él, nos provee y que con esfuerzo trabaja. También le mostramos amor con la atención y el esmero que le prestamos al servirle con una actitud alegre y pacífica (Prov. 21:19).

Como madres, surgen muchas oportunidades de mostrar el amor de Cristo, siendo cariñosas con abrazos, dando palabras de aliento, siendo pacientes, amables, benignas, misericordiosas y agradecidas. ¡Sí, agradecidas! Se nos ha dado el privilegio de ser madres. Se nos ha dado una herencia de valor incalculable. Podemos perder el gozo de servir con amor a nuestros hijos, y desaprovechar la oportunidad de mostrarles el amor precioso de Jesucristo, e incluso ser piedra de tropiezo si nuestro quehacer y trato con ellos lo realizamos con queja, enojo y juicio severo.

Te hablé desde una posición de mujer casada y con hijos. Pero mostrar el amor de Cristo, debe ser el deseo e intención de toda hija de Dios.

Las solteras muestran amor a Cristo al servir en sus casas, ayudando a sus madres en los quehaceres, preparando la comida, cuidando de sus hermanos o ayudando del mismo modo a otra hermana. Así como al poner sus dones al servicio de su iglesia local.

Las viudas también son de un valor especial, ya que, con la sabiduría y experiencia que Dios les ha dado, pueden enseñar y aconsejar a las más jóvenes, y testificar de Dios en sus congregaciones sobre el cuidado y la provisión de Dios en ellas, y con esto mostrar el amor de Cristo.

Como hermanas en la fe, demostramos amor a otras cuando quitamos el dedo amenazador, o sea, no las juzgamos cuando se acercan a confiarnos algo muy personal, más bien, oramos con ellas en su necesidad y las aconsejamos con la Palabra de verdad, llevándolas a Cristo. Ser sensibles ante las luchas y circunstancias que pasan, y aún más, proveer ayuda física, si hay posibilidad de hacerlo, es mostrar el amor de Cristo, quien es nuestro proveedor y fiel sustentador (Sal. 145:16).

Hay más, y esta es un área muy difícil para todas creo yo; amar a nuestros enemigos. Antes de seguir, lee Mateo 5:38 al 48. ¿Qué tal? La medida sube, pero es Dios quien nos pide perfección.

Como hijas del Dios santo y sin mancha, nuestro llamado es a desechar el viejo hombre y vestirnos del nuevo, ¡vestirnos de amor! Ese es el vínculo perfecto que nos une (Col. 3:12-14). Así que, la invitación es atender ese llamado hoy.

Y si te das cuenta de que te cuesta mucho amar como Cristo, necesitas rendirte a Él, al supremo amor de Cristo, mira la cruz, ve a la Palabra y observa con atención lo que Jesús hizo para darte la verdadera libertad, gozo, paz y esperanza que tu alma anhela. Clama y busca al Señor con sinceridad, que te dé un corazón que confíe para todo en Él, y que por el amor que has recibido, puedas también amar.

Te invito a escuchar y ser fortalecida con la alabanza «El Amor de Cristo».

Ayúdanos a llegar a otras

Como ministerio nos esforzamos por hacer publicaciones de calidad que te ayuden a caminar con Cristo. Si hoy la autora te ha ayudado o motivado, ¿considerarías hacer una donación para apoyar nuestro blog de Mujer Verdadera?

Donar $3

Sobre el autor

No Photo Avaible for Escritora Invitada

Escritora Invitada

En Aviva Nuestros Corazones contamos con algunos invitados especiales para compartir sobre temas de la vida cristiana y lo que Dios está haciendo en sus vidas.

Únete a la conversación