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¿Expectativa cultural o diseño divino?

¿Habías escuchado que en la actualidad el feminismo ya no es algo que las mujeres se esmeren por enseñar a las siguientes generaciones? Muchas de las ideas que promueve el feminismo en la actualidad, no se enseñan a las que vienen detrás, sino que, en su mayoría, estas ideas ya son parte de la cultura.

Tristemente, la iglesia se ve influenciada por esto; yo he sido influenciada por esto y probablemente tú también. Quiero compartir contigo 2 mentiras que creí sobre la feminidad bíblica (que probablemente tú también crees), y también te compartiré pasajes de la Escritura que me guiaron a desmentir estas creencias.

Ayuda adecuada

El relato de la Biblia en Génesis 2:18–23 nos enseña la creación de Adán y Eva. Dentro de ello, el autor nos describe cuando Adán fue creado, Dios lo ve y dice: «No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda adecuada» (v. 18). Después de esto, le presenta a todos los animales creados para que los nombre, y al terminar, Adán «no encontró una ayuda que fuera adecuada para él» (v. 20). El soberano Señor procede entonces a crear a la mujer haciendo dormir a Adán y tomando una de sus costillas, para entonces formar a la mujer y presentarla a Adán. Cuando Adán ve a Eva por primera vez, él dice: «Esta es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne. Ella será llamada mujer, porque del hombre fue tomada» (Gn 2:23).

El diseño de Dios es hermoso, Él desde el principio nos creó para ser una ayuda adecuada, apropiada, para los hombres a nuestro alrededor, porque ciertamente esto es para mujeres casadas o no.

Lamentablemente, este diseño ha sido tergiversado a causa de la desobediencia de Adán y Eva en el huerto del Edén (Gn. 3). El feminismo dentro de la cultura actual nos dice que ser ayuda es perseguir menos de lo que tú eres capaz de hacer, reducir tu potencial a «simplemente ayudar», cuando en realidad puedes tener a otros a tu servicio. 

¿Es este el ejemplo que Dios mismo nos da? ¡He aprendido que no! Cuando Dios Padre nos creó, Él dijo «Hagamos al hombre a Nuestra imagen, conforme a Nuestra semejanza…» (Gn. 1:26). Entonces, cuando el Señor nos creó como «ayuda adecuada», también en eso estábamos reflejándole a Él. 

Lee conmigo los versículos a continuación:

«No temas, porque Yo estoy contigo; no te desalientes, porque Yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de Mi justicia». –Isaías 41:10

«Escucha, oh Señor, y ten piedad de mí; Oh Señor, sé Tú mi ayuda». –Salmo 30:10

«… de manera que decimos confiadamente: “El Señor es el que me ayuda; no temeré. ¿Qué podrá hacerme el hombre?”». –Hebreos 13:6

¿Puedes verlo? El Señor Dios Todopoderoso, creador del cielo y la tierra, quien gobierna por sobre todas las cosas y quien te creó, no se avergüenza de ser llamado el ayudador de su pueblo, no se avergüenza de ser ayudador de Sus hijos. ¡Y ciertamente Él es una ayuda adecuada! 

Amada, la presión en la sociedad puede ser mucha, y si por un tiempo has luchado con el hecho de que Dios te diseñó como ayuda idónea, probablemente sea difícil aceptar este diseño divino con gozo. Te animo entonces a que pidas al Señor en oración que te muestre cómo Él es tu ayuda adecuada y oportuna cada día cuando lo necesitas. ¡Que experimentándole a Él podamos también reflejarlo a otros!

Cuidadosas de su casa

Recuerdo claramente cuando estaba recién casada y conversé con mi esposo sobre la importancia de que ambos estuviéramos involucrados activa, independiente e intencionalmente en las tareas de la casa. No teníamos hijos, ambos teníamos trabajo a tiempo completo y, por lo tanto, lo más justo para mí era que mantener la casa era tarea de los dos por igual. Dentro de mí pensaba: «si yo no trabajara, probablemente la casa pudiera ser solo mi responsabilidad, pero como no es el caso, hay que irnos iguales, no es justo que se me cargue la mano a mí sola con la casa solo porque esa es la expectativa cultural».

¿Era en realidad solo expectativa cultural o más un tema de diseño divino? Uno de esos días, mientras leía la Biblia, me encontré leyendo Tito 2. Cabe mencionar que no era la primera vez que lo leía, al contrario, casi podía citar este pasaje de memoria. Veamos juntas los versículos 3 al 5:

«Asimismo, las ancianas deben ser reverentes en su conducta, no calumniadoras ni esclavas de mucho vino. Que enseñen lo bueno, para que puedan instruir a las jóvenes a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos, a que sean prudentes, puras, hacendosas en el hogar, amables, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada».

Fue entonces cuando la línea «hacendosas en el hogar» resonó en mi mente. Otras traducciones de la Biblia dicen «trabajar en su hogar», «cuidadosas del hogar», «cuidadosas de su casa». La instrucción fue muy clara.

Pablo estaba instruyendo a Tito sobre lo que una mujer piadosa debía enseñar a las mujeres que venían detrás de ella, y dentro de las características, era importante que les enseñaran a cuidar su hogar, trabajar en su casa. Y probablemente, en nuestra naturaleza caída (feminista), pudiéramos pensar: «Pero claro, un hombre (Pablo), diciéndole a otro hombre (Tito), lo que una mujer debe hacer, seguimos siendo víctimas del patriarcado». 

Amada, debemos recordar que Pablo escribió siendo inspirado por el Espíritu Santo de Dios (2 Ti. 3:16), no era que estaba instruyendo lo que a él le parecía mejor, antes bien era Dios mismo hablando a través de Él. 

El Señor nos ha dado un pequeño «huerto» para cuidar aquí en la tierra mientras esperamos Su regreso, y este es nuestro hogar. Ciertamente, las tareas de la casa pueden llegar a ser afanosas y cansadas, pero recuerda, el Señor es tu ayudador, podemos venir en medio de nuestro día cotidiano para pedir ayuda del Señor mientras cumplimos lo que él mismo nos ha llamado a hacer. ¡Que el Señor nos encuentre fieles!

La plenitud y felicidad que trae para nosotras el saber que fuimos creadas mujeres es hermosa, y aunque imperfectamente a causa de la caída, podemos disfrutarla en el presente gracias al sacrificio del Hijo de Dios en la cruz a nuestro favor. 

Pidamos al Señor más de Su Espíritu para poder gozarnos en Su diseño divino para nosotras.

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Sobre el autor

Débora Cázares de Rivera

Débora es originaria de Coahuila, México, pero actualmente reside en Nuevo Mexico, junto a su esposo Jordan Rivera y sus dos hijos.

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