Comenzó como una reunión normal de un día de trabajo. Dos minutos después de que mi amiga entrara en la habitación, nos encontrábamos ya a medio camino de una historia sobre lo horrible que había sido su cita durante el fin de semana. Entre los bocados de las sobras del microondas, se inclinó sobre la mesa y me miró.
«Esto es ridículo», dijo. «Si se supone que debemos orar por todo, entonces voy a empezar a orar por un esposo. ¿Qué te parece? ¿Está bien pedir algo así?».
Han pasado años desde que lo preguntó por primera vez, pero su pregunta volvió a la superficie de mi memoria recientemente. Estaba hablando con Asheritah Ciuciu sobre su nuevo libro, «Prayers of REST» (solo en inglés), una colección de 365 oraciones centradas en peticiones de oración y luchas comunes. Le pedí que compartiera sus pensamientos sobre hacer oraciones específicas. Esto es lo que dijo:
Durante mucho, mucho tiempo, una cosa que me impedía orar de forma específica era preguntarme si estaba pidiendo las cosas equivocadas. Me preguntaba si lo que oraba estaba realmente de acuerdo con la voluntad de Dios. Oraba oraciones genéricas: «Dios, tengo que tomar esta decisión, y, ehhh... hágase tu voluntad». Era una oración no muy personal.
En las páginas de las Escrituras, cuando miramos las oraciones de Jesús y en los Salmos, vemos que Dios nos invita a acudir a Él con lo que ocurre exactamente en nuestra vida diaria. Nos invita a orar por las cosas pequeñas, a orar por los detalles.
Dios también nos invita a llevarle todo nuestro espectro de emociones humanas: incluso emociones como la ira, la amargura, la culpa o el resentimiento. Las emociones complejas pueden convertirse en una invitación a hablar con Jesús honestamente. En lugar de fingir que no las siento, reconozco la emoción y elijo llevarla a Jesús.
En ese momento puedo orar: «Jesús, si soy honesta, me siento realmente enojada por la situación con mi cónyuge…la situación en el trabajo». O puedo decir: «Jesús, realmente estoy luchando con los celos hacia esta persona de mi grupo de amigos. Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis inquietudes. Y ve si hay en mí camino malo, y guíame en el camino eterno (Salmo 139:23-24)».
Incluso cuando no tengo palabras para expresarlo, el Espíritu Santo intercede por nosotras para ayudarnos en nuestra debilidad (Ro. 8:26). Podemos lamentarnos: «Oh, Dios, ¿me ayudarás?». Y Él acepta incluso esas oraciones, y son una ofrenda fragante ante Él.
Me ha resultado útil orar utilizando el acrónimo REST (descanso en español). Este formato me ha ayudado a aceptar en la práctica la invitación de Jesús a venir a Él y encontrar descanso en Su presencia, incluso cuando estoy orando por alguna situación en la que se encuentra una amiga y por la cual yo no he pasado.
Veamos el acrónimo y cómo se ve desde estas diferentes perspectivas.
R-Reconoce la bondad de Dios
A todos nos afecta la amnesia del alma y olvidamos cómo Dios ha sido bueno con nosotras. Pero cuando recordamos quién es Dios y lo que ha hecho, se enciende la esperanza en nuestros corazones y nos da una perspectiva diferente de nuestra situación (incluso cuando nuestra situación no cambia).
Cuando reconoces la bondad de Dios, no necesitas una oración larga. Tu oración puede ser una frase que diga: «Dios, eres bueno, y no retienes nada» o «Dios, eres bueno, y estás cerca de los corazones rotos. Gracias por estar conmigo en este momento».
- Ora por una amiga soltera: «Dios, Tú eres el que nunca nos abandona. Tú eres el Dios que está presente. Jesús, dejaste la comodidad del cielo para venir a la tierra en forma humana para estar con nosotras. Gracias a que ahora a través de tu Espíritu Santo estás con nosotras y Tu presencia siempre nos rodea. Incluso cuando mi amiga se siente sola y tiene que enfrentarse a los retos sin un compañero de vida, nunca está verdaderamente sola porque Tu Espíritu está con ella».
- Ora como una mujer soltera: «Dios, tú eres bueno. No retienes ningún buen regalo de tus hijos. Aunque quiero un esposo y no estoy en una temporada en la que tengo uno, Tu Palabra dice que Tu amor es mejor que la vida. No hay nada más que pueda satisfacerme de la manera en que Tú lo haces. Gracias por ofrecerme todo de Ti mismo. Dios, elijo descansar en Tu bondad. Elijo recordarme a mí misma que Tú eres bueno, y que no me estás reteniendo nada».
E- Expresa tu necesidad
Esto se explica por sí mismo. Aquí es donde le decimos a Dios nuestras necesidades, donde somos honestas con Él acerca de las emociones de nuestro corazón, y en donde confesamos el pecado cuando Su Espíritu nos lo revela.
Es bueno que esto venga después de reconocer la bondad de Dios. Pensar correctamente en Él nos coloca en una postura de humildad, en la que estamos preparadas para ser honestas sobre nuestras necesidades.
- Ora por una amiga soltera: «Dios, Tú sabes lo difícil que es para ella estar sola. Tú no nos creaste para estar solas, esa no era tu intención original. Nos creaste para tener relaciones. No sé por qué mi amiga sigue soltera. Sé que el deseo de su corazón es tener un esposo. Dios, te pido que traigas a ese hombre a su vida en el momento perfecto y de la manera perfecta. Mientras ella espera, ¿podrías continuar haciéndola semejante a Ti? ¿La llenarás con la plenitud de la alegría cuando descubra que Tú eres suficiente? Te ruego que se sienta plenamente satisfecha en Ti, para que cuando esa persona llegue, juntos puedan reflejar la imagen de Jesús y de Su Novia».
- Ora como una mujer soltera: «Dios, Tú conoces mi corazón. Tú sabes cuánto deseo esto, y este deseo es bueno. Pero, Dios, al pasar tiempo reflexionando y escudriñando mi corazón, parece que hay algo de amargura. Parece que hay algo de desconfianza. Dudo de que Tú seas bueno. Siento que me estás frenando; lo confieso, y te pido que fortalezcas mi fe, y que me ayudes a verte correctamente. Te pido que no me permitas creer las mentiras del enemigo que dicen que de alguna manera me estás ocultando algo. Ayúdame a confiar en Ti con todo mi ser. Y, Dios, abre mis ojos, para que si traes a esa persona, la vea, y mi comunidad la reconozca. Dios, ¿quisieras rodearme de amistades que llenen ese deseo de tener un compañero? ¿Traerías junto a mí familias que me consideren en sus rutinas, para que me sienta parte de su grupo familiar?"
Antes de empezar a utilizar el acrónimo REST (descanso), este es el lugar donde diría «amén» y seguiría con mi día. Crecí en una familia cristiana, y cuando oraba, me centraba en la adoración, el culto y la confesión. Daba gracias a Dios por las cosas de mi vida. Le pedía cosas a Dios. Y luego siempre decía «amén» y seguía adelante.
Pero en los últimos años, me di cuenta de que aunque seguía disciplinas espirituales como la lectura de la Biblia y la oración, todavía no experimentaba el descanso del que hablaba Jesús. Leía versículos como el Salmo 46:10: «Estén quietos y sepan que yo soy Dios» . O el pasaje de Isaías, donde Dios dice: «En arrepentimiento y en reposo serán salvos» (Is. 30:15). En versículos como estos, Dios nos invita a estar quietas con Él. En el libro de Juan, Jesús dice: «Mis ovejas oyen mi voz; Yo las conozco y me siguen» (Jn. 10:27).
Muchas de nosotras queremos escuchar a Dios. Queremos Su intervención. Queremos conocer Su dirección y Sus decisiones. Pero vivimos vidas tan aceleradas que nunca nos detenemos para estar quietas en Su presencia. Nunca bajamos la velocidad para ser amadas por Él.
Debemos deleitarnos en Dios (Salmo 37:4), y la Escritura dice que Él se deleita en nosotras (Salmo 41:11). Pero muchas veces la oración es una lista de control en la que digo que «hice la oración» del día, en lugar de ver la oración como una invitación a venir y sentarse con Dios a descansar en Él y a estar en silencio con Él. Por eso he puesto la siguiente letra, la S, en medio del acrónimo, porque sin ella estaríamos tentados a dejarla de lado.
S-Busca Su quietud
Así que ahora que hemos reconocido lo que es verdadero y bueno de Dios, ahora que hemos expresado nuestras necesidades, Dios nos invita a estar quietas en Él. Este es el momento en el que podemos estar en silencio.
- Ora por una amiga soltera: «Señor, ¿podrías, en este momento, recordarle a mi amiga lo mucho que la amas? Recuérdale que Tu presencia la rodea».
- Ora como una mujer soltera: «Dios, ayúdame a no apresurarme en este momento … o en esta temporada. Recuérdame Tu presencia a través de Tu Palabra».
Dios no nos dice que nos apresuremos a entrar en Su reino.
Sentarse en este lugar es tan refrescante. Es una de las cosas más hermosas que he experimentado. Lo triste es que es un regalo que siempre está disponible para nosotras, y sin embargo, estamos tan ocupadas y apuradas como para experimentarlo. Dios no nos dice que nos apresuremos a entrar en Su reino. Nos invita a entrar en el yugo de Jesús y a experimentar el descanso de nuestras almas.
T - Confía en Su fidelidad
Ahora es el momento de confiar en la fidelidad de Dios; que Dios es quien dijo ser y que hará lo que dijo que haría. Durante el tiempo de quietud, si Él trajo algo a la mente a través de Su Espíritu, entonces este es el momento donde nos comprometemos a obedecer. Vamos a confiar y obedecer.
- Ora por una amiga soltera: «Dios, confío en que Tú estarás con ella. Confío en que Tú tienes las mejores intenciones para ella. Confío en que si es Tu voluntad, en el momento adecuado, traerás un hombre a su vida. Cuando eso ocurra, estaré allí animándola y celebrando Tu bondad. Confío en que Tú serás fiel, que comenzaste una buena obra en ella, y que serás fiel para completarla hasta el día de Cristo Jesús (Flp. 1:6). Gracias porque tenemos el cuerpo de Cristo. Gracias porque estamos aquí unas para otras. Así que Dios, celebro Tu bondad y Tu fidelidad al orquestar esta temporada en la que ella está, y celebro que estás haciendo Tu buena obra, incluso en este momento».
- Ora como una mujer soltera: «Dios, confío en que Tú serás fiel. Me darás lo que necesito en el momento adecuado. Si no lo tengo ahora, significa que Tú estás haciendo algo más en mi vida, y yo elijo confiar. Cuando la duda se apodere de mi mente, cuando tenga la tentación de preguntarme sobre Tu bondad, elegiré confiar en ti. Confío en Ti».
Éste último paso en la oración, esta parte de confianza, ha sido tan útil para permitirme experimentar prácticamente el cambio en mi vida. Me di cuenta de que oraba por algo que me preocupaba, lo ponía en manos de Dios y dos horas después volvía a preocuparme por eso. Me sentía frustrada conmigo misma y pensaba: «¡He orado por eso! ¿Por qué sigo preocupada?». Y me reprendía a mí misma.
En cambio, he aprendido a decir: «Oh, sí, me estoy preocupando de nuevo, pero Dios, confío en Ti. Voy a hacer una pausa ahora mismo y recordarme que ya he puesto esto en Tus manos. Este sentimiento está llegando de nuevo. Pero está bien. Tú sigues siendo bueno. Sigues siendo fiel. Reconozco que todavía estoy luchando con esto. Si hay algo que Tú quieres decirme en este momento, voy a quedarme quieta por unos instantes. Voy a escuchar. Luego voy a recordarme a mí misma que Tú eres digno de confianza».
Concluir con confianza es la clave para experimentar el descanso del alma. Experimentaremos la paz cuando confiemos en que Dios está obrando. Mientras Él sea el que trabaje a través del Espíritu, entonces podremos estar en paz.
Que al emprender tu viaje de oración, este versículo se convierta también en el himno de tu corazón:
«Solo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi salvación». -Salmo 62:1, NVI
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